¿Ctrl+Alt+Supr al financiamiento de “startups”?
El alza de las tasas de interés a escala global implica el fin de un largo período de desbordante liquidez que permitió el crecimiento de las “startups”, especialmente las del espectro de tecnología. Ya hay miles de despidos en todo el planeta como respuesta a las nuevas limitaciones para acceder al capital.
Camilo Vega Barbosa
Cuando el dinero no cuesta nada, es más fácil realizar inversiones riesgosas, pero no pasa lo mismo cuando sí existe un costo por el capital.
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Cuando el dinero no cuesta nada, es más fácil realizar inversiones riesgosas, pero no pasa lo mismo cuando sí existe un costo por el capital.
Este es precisamente el dilema que enfrentan ahora las startups: el mundo está pasando de un escenario de tasas de interés cercanas a cero, o incluso negativas (en términos reales), a uno en el que los intereses están subiendo en la mayoría de economías, incluyendo Estados Unidos. Esto implica que estas empresas, muchas de ellas de base tecnológica, están perdiendo esa desbordante liquidez con la que crecieron durante años, y ya hay consecuencias visibles de este cambio.
Tan solo en mayo de 2022 se registraron más de 17.000 despidos en startups en todo el mundo, según cifras del portal Layoffs. Se trata de la mayor ola de despidos desde los peores momentos de la pandemia, pero incluso entonces hubo sectores, los que se alineaban con los confinamientos (como Zoom), que incluso lograron crecer. Aunque ahora se aprecia un impacto transversal, en donde se ven despidos en startups de educación, bienes raíces, retail, salud, datos, alimentos e incluso financieras.
Los despidos se leen como una apuesta de las starups para reducir su burn-rate, es decir, el dinero que queman en sus gastos, y aumentar su runaway, el tiempo que tienen antes de quedarse sin capital para funcionar.
Esta situación pone en evidencia la alta dependencia de las startups a las rondas de capital. Por años estas empresas se destacaron, y robaron los titulares de la prensa, por sus exponenciales crecimientos. Pero poco o nada se hablaba de las rentabilidades de estos modelos de negocios; de hecho, parecía algo secundario.
Y esta es una dinámica presente en Colombia, aun en el caso más destacado. Rappi, el primer unicornio colombiano, es decir el primer emprendimiento que logró una valoración de más de US$1.000 millones, sigue dando pérdidas. Tan solo en 2021 reportó utilidades negativas por $234.000 millones, según cifras de la Supersociedades.
El problema de fondo es que estos modelos se han vuelto cada vez más cuestionables: “Este período de tasas negativas ha durado más de 14 años. Entonces ha durado tanto que muchos piensan que es lo normal, pero es todo lo contrario. En la vida real, cuando uno monta un restaurante, por ejemplo, si no se gana dinero no es fácil salir a buscar capital para cubrir pérdidas. Eso solo pasa en Silicon Valley y, si me preguntan, está fuera de moda. Con el alza de tasas habrá más interés en empresas que sean autosostenibles, que se expandan con sus propios recursos y flujos de caja por, al menos, los tres primeros años”, explicó Leonardo Wehe, emprendedor uruguayo e inversionista ángel que ha participado en varias temporadas de Shark Tank Colombia.
Se trata de una presión en aumento. La fuerte inflación global que surgió con la reactivación de la economía global, tras el fin de la pandemia, ha forzado a bancos centrales en todo el mundo a elevar sus respectivas tasas de interés. Y uno de los más decididos es la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos, que ya ha incrementado 75 puntos básicos hasta el 1 % su tasa en 2022. Y según analistas, podría realizar más incrementos hasta llevarla al 4 % o más.
Los inversionistas no pueden ignorar que el costo de los dólares pase del 0 al 4 %. Ya no pueden tener la misma tolerancia al riesgo o incluso a las pérdidas, deben buscar rentabilidades. Por esto, ahora pueden no ser tan atractivas las startups que priman el crecimiento a las utilidades.
¿Ctrl+Alt+Supr?
Si bien el aumento del costo del dinero representa un reto para las startups, no necesariamente significa que se cerró por completo el flujo de financiamiento para las nuevas ideas de negocio. Especialmente para los venture capital, o capital de riesgo.
“El venture capital, en el sentido de invertir en empresas para luego venderlas o cotizarlas en bolsa, todavía sigue siendo viable, aun para ciertas startups. Pero creo que el sector de tecnología está saturado y hay mejores opciones. Por ejemplo, existen oportunidades en industrias que tengan sentido, como lo verdaderamente ecológico o en regiones como África”, indicó Wehe.
Por su parte, Edwin Zácipa, fundador de Latam Fintech Hub, señala que “por las condiciones macroeconómicas internas y externas hay una ralentización en la asignación de los fondos de capital de riesgo hacia las startups. Pero también depende del modelo de negocio: el apretón se está dando, principalmente en las empresas que están en etapa de crecimiento, pues los acuerdos están siendo mucho más exigentes. Sin embargo, el venture capital en etapa temprana se sigue moviendo y mantiene los volúmenes. Es aquí en donde se hacen las valoraciones, y las variables macroeconómicas no influyen tanto”.
En efecto, el financiamiento para startups no se cerrará pese a que las tasas de interés estén subiendo a escala global, pero sí podría ser mucho más modesto y tal vez ya no robe tantos titulares de prensa.
Aunque las empresas en etapas tempranas siguen teniendo a la mano una herramienta para despegar sus negocios, las de fases de crecimiento deberán ser más moderadas y estratégicas. Y todas deberán recordar lo que es generar utilidades en este nuevo mundo, con la inflación por las nubes y el crédito caro.