De Patprimo a Atmos: los retazos que se unieron para formar un grupo textil
El Grupo Pash es el dueño de cuatro marcas que ofrecen todo un portafolio para vestir a los colombianos. Mientras que Patprimo tuvo un cambio de imagen, el grupo lanzó Atmos. Con estas evoluciones buscan mantenerse vigentes en una industria en constante cambio y llegar a nuevos consumidores.
Lucety Carreño Rojas
Posicionar una empresa en la industria textil no es sencillo, pues se debe tener en cuenta que la moda, entre muchas cosas, es cíclica al tener una relación con el futuro y el pasado. En palabras de María Luisa Frisa, en Las formas de la moda, “esta atención a dos dimensiones temporales diversas obliga a la moda a ese eterno retorno que propone una y otra vez”.
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Posicionar una empresa en la industria textil no es sencillo, pues se debe tener en cuenta que la moda, entre muchas cosas, es cíclica al tener una relación con el futuro y el pasado. En palabras de María Luisa Frisa, en Las formas de la moda, “esta atención a dos dimensiones temporales diversas obliga a la moda a ese eterno retorno que propone una y otra vez”.
Las empresas del sector se enfrentan a ese sistema de lo efímero y la novedad, por lo que permanecer casi 70 años en el mercado se podría calificar de loable. Esta es la historia de Manufacturas Eliot, la textilera que le dio origen al Grupo Pash.
Con una máquina de coser, José Pepe Douer llegó al país con su papá desde México para crear en 1957 Manufacturas Eliot en Barranquilla, el puerto colombiano por donde entraban los textiles. De ahí nació Patprimo, una de las primeras marcas de moda nacionales en fabricar prendas de vestir a gran escala.
“Con su lanzamiento en 1957, época en que aun la ropa de moda se mandaba a hacer en talleres de costura, se convirtió en una de las primeras marcas de moda masiva en Colombia, Llegamos con una propuesta de moda que les permitió a muchas mujeres llevar la tendencia del momento. También fuimos pioneros en promover nuestra propuesta a través de comerciales de televisión”, contó Natalia Gaviria, gerente de Patprimo.
Tres años después, en 1960, se abrió la primera planta de producción en Montevideo, en Bogotá, y con los retazos de tela que dejaba la producción de Patprimo, se creó la Fábrica Colombiana (Facol) para vender esos saldos.
Facol fue bien recibida por los colombianos y comenzó su expansión por las principales ciudades del país. Sin dejar de lado el negocio de las telas, la marca se abrió paso en el mercado minorista con la comercialización de ropa a precios competitivos.
Durante las décadas de los setenta y ochenta, en las que las tendencias estaban relacionadas con la música disco, los colores vibrantes y la televisión, Patprimo se enfocó en ofrecer productos para una mujer sofisticada y posicionó la línea Mr. Pat Primo de moda masculina.
“Patprimo es la marca más antigua del grupo, que ha llegado al corazón de los colombianos y ha estado con ellos a lo largo de las décadas. Por ejemplo, diseñamos prendas para Amparo Grisales y Margarita Rosa de Francisco en ‘Los pecados de Inés de Hinojosa’, que fue una serie de televisión controversial de los ochenta”, dijo Gaviria.
En los 2000, Patprimo hizo parte de las marcas colombianas que vestían a las participantes del Concurso Nacional de Belleza y, para 2010, era una de las pocas compañías de la industria textil que ofrecía una propuesta de moda para tallas grandes. También fue una de las primeras en tener su comercio electrónico.
Un dato curioso es que la tela que utilizan para las camisas masculinas es tan apetecida, que la textilera tiene una línea de telas Patprimo que distribuye al mercado local e internacional.
Lo que comenzó Douer en los cincuenta, se convirtió en el Grupo Pash, la sombrilla que reúne a la textilera Manufacturas Eliot y a las marcas Patprimo, Facol (ahora Ostu), Seven Seven y la nueva apuesta: Atmos. El grupo, que sigue el legado de Pepe Douer y que actualmente está en manos de sus nietos, genera 8.000 empleos directos y 3.000 indirectos y el 90 % de sus productos es hecho en Colombia.
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El presente
El secreto de esta empresa es que reconoce el paso del tiempo y el contexto, es decir, está en constante evolución porque sabe que la marca que nació en 1957 no puede tener la misma versión en el 2024.
“Hoy tenemos una propuesta de moda atemporal, en la que también sabemos interpretar muy bien las tendencias para llevarlas a nuestros consumidores”, afirmó la gerente de Patprimo y Atmos.
Vale la pena mencionar que la industria de la moda colombiana se enfrenta a problemas como el contrabando, los aranceles, la volatilidad del dólar y la competencia con marcas de moda rápida. Además, la pandemia dejó un impacto en las importaciones, las cifras de la industria manufacturera siguen en rojo y la inflación afectó el gasto de los consumidores en la categoría de vestuario.
De acuerdo con las cifras más recientes del Observatorio de Moda de Inexmoda, Raddar y Sectorial, entre enero y julio de 2024 el gasto de los hogares colombianos en moda alcanzó los $18,74 billones, un 3,8 % más que el mismo período de 2023.
En julio de 2024 fue de $3,05 billones, un -0,5 % menos que el mismo mes del año pasado. En términos reales se registra una disminución de 2,65 % y un crecimiento de 2,19 % en los precios, según el informe.
Pese al complejo panorama que enfrenta la industria textil local, la marca le apostó a una nueva evolución que va en línea con las tendencias globales. El año pasado anunció que, tras 40 años, Facol dejaría de existir para darle paso a Ostu, una apuesta fashionista y a precios competitivos.
Del león a un monograma
En la década del noventa, la marca había alcanzado un gran reconocimiento en el mercado, por lo que renovó su imagen utilizando el logo de un león, que se convirtió en la insignia de la empresa.
Sin embargo, este año decidieron cambiar ese icónico logo por un monograma que fuera en línea con las tendencias no solo de la moda, sino con las marcas que se mantienen a la vanguardia pese a su trayectoria, como Michael Kors, Calvin Klein o Louis Vuitton. “Este año cambiamos nuestro monograma para darle paso a uno más sofisticado. Se trata de la unión de dos P, que representa nuestro origen colombiano, trayectoria, presente y mirada hacia el futuro. Con esta renovación también queremos captar a un público más joven”, explicó Gaviria.
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Atmos, una marca inspirada en el estilo Athleisure
El grupo lanzó una cuarta marca: Atmos, una apuesta que va en línea con el estilo Athlesuire, una tendencia que tomó fuerza en la pandemia y en la que se utiliza ropa deportiva sin tener que ir al gimnasio. En esta tendencia se combina la ropa deportiva con piezas sobrias para lograr un estilo casual y cómodo.
“Cuando estábamos trabajando desde casa empezamos a cambiar nuestro estilo de vida y nuestra forma de vestir por pintas más cómodas, en ese momento el athleisure tuvo relevancia. Con ese estilo nosotros identificamos un espacio en el que podíamos entrar siendo un grupo tan grande con telas colombianas. Ahí nace Atmos, que significa atmósfera en griego”, contó Gaviria.
Con una inversión de más de $5.000 millones, precios competitivos y con moda hecha en Colombia, la nueva marca espera competir con empresas internacionales del segmento como ALO y Lulu Lemon.
La marca cuenta con 9 puntos en las principales ciudades del país, como el flagship store ubicado en el Parque de la 93 en Bogotá, y cerraría el año con 12 tiendas. Además, planea llegar a Ecuador, Panamá y Costa Rica, países en los que el grupo tiene presencia.
Este grupo también tiene la ventaja de que ofrece ropa para todas las personas y ocasiones. “Lo que nos ha hecho seguir en el mercado es ese amor que nos tienen los colombianos, que saben que somos una marca de calidad, que tiene un reconocimiento y posicionamiento”, puntualizó la gerente.
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