Dinamizar la economía: desafío y oportunidad para el empresariado en Colombia
Empresarios y expertos hablan de lo importante que es para el país el que las empresas impulsen el desarrollo a partir de inversiones, innovación y confianza. ¿Cómo encontrar oportunidades cuando el panorama se muestra desafiante?
Diego Ojeda
Colombia pareciera vivir en una paradoja económica. Mientras que el país ha atravesado por uno de los periodos más desafiantes en su historia reciente (con altos índices de inflación y tímidos crecimientos en su PIB, solo por mencionar un par de indicadores), el número de empresas formales activas ha alcanzado su pico más alto en la última década, al contarse en más de 1,56 millones, según los datos más recientes que ha entregado el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo.
Aunque esto habla muy bien de la resistencia que tiene el tejido empresarial ante las circunstancias adversas (la tan sonada resiliencia), también es cierto que el denominado “valle de la muerte” sigue presente. Muestra de lo anterior es que, según un estudio adelantado por Confecámaras, tan solo tres de cada diez empresas en el país siguen operando tras sus primeros cinco años. Las otras siete que desaparecen, según lo explicado en su momento por el presidente de esta confederación, Julían Domínguez, suele ser porque no tienen acceso a una financiación competitiva, y porque no implementan esquemas de investigación y desarrollo, entre otros factores.
Esto también habla mucho del rol protagónico que tiene el Estado para favorecer el dinamismo de la economía a través de políticas públicas que favorezcan la actividad empresarial; pero también de los desafíos y oportunidades que tienen las propias empresas en esta materia.
Lea también: El Grupo EPM busca dinamizar la economía con $28,9 billones
Grandes aportes sobre esta discusión se dieron en el foro “Dinamizando la Economía de la Región”, el cual fue organizado por El Espectador y Caracol Televisión, en alianza con EPM. El vicepresidente de suministros y servicios compartidos de esta última compañía, Humberto Iglesias, resaltó la manera en que las empresas pueden dinamizar la economía.
Usando el ejemplo de EPM, recordó que, desde su origen en el año 1955, esta empresa estatal comenzó apoyando el impulso que tuvo Medellín a mediados del siglo pasado, con todo el boom de la industria textil, en donde brillaron compañías como Coltejer y Fabricato (las cuales se convirtieron en parte de sus principales clientes). En este caso, el dinamismo de la economía se da mediante los intercambios que tienen las empresas, sus contratistas y proveedores.
“Desde entonces nuestra visión no solo ha sido la de ser proveedores de agua o de energía, sino ser un pilar para el desarrollo de la ciudad, al brindar la confianza a estas empresas, y al ciudadano en general, de que los servicios siempre van a estar disponibles. Al final esto se traduce en contribuciones para la mejora de la calidad de vida de las personas, pues con EPM logramos llevar cobertura a todas las regiones del departamento de Antioquia”, señaló.
Pero el dinamismo de la economía también se da por las inversiones que hace el empresariado. Poniendo una vez más el ejemplo de EPM, Iglesias señaló el impacto que ha generado el desarrollo de las hidroeléctricas (no solo en el derrame económico que trajo en la región, así como en la creación de empleos), sino en la mitigación de riesgos energéticos para toda la nación, mitigando hoy las posibilidades de que el país entre en un periodo de racionamiento.
En esa línea también destacó que el Grupo EPM planea seguir invirtiendo, esta vez con recursos por $29,9 billones entre 2024 y 2027, de los cuales $17,9 billones se destinarán en la región. Esto les permitirá seguir gozando de una presencia en seis países de América Latina, mantener (y muy posiblemente aumentar) los 64.500 contratos que tienen vigentes, así como los 37.600 empleos externos que generan. “Creemos que la mejor política social es la de generar empleo”, concluyó.
En su intervención, la presidenta ejecutiva de la Cámara de Comercio de Medellín, Lina Vélez de Nicholls, habló sobre el potencial que tiene el empresariado colombiano de mejorar en materia de transparencia y confianza. Señaló que la ética, en cada uno de los eslabones que componen la cadena productiva del país es clave pues, si por ejemplo, hay empresas que fortalecen la confianza en sus clientes al demostrar que responden de manera oportuna ante los problemas que se puedan generar, con toda seguridad esos clientes van a querer seguir demandando sus productos o servicios a lo largo del tiempo. Lo mismo pasa en las relaciones entre empresas y Estado, o entre las empresas y sus proveedores y contratistas.
Aunque esta exposición pareciera ser muy filosófica, lo cierto es que en la práctica tiene un potencial enorme pues, por ejemplo, hace que los procesos puedan ser más eficientes. “Después de mostrar nuestra transparencia ¿quién no va a confiar en nuestra empresa o institución?”, señaló.
Finalmente, la directora ejecutiva de Ruta N, Carolina Londoño Peláez, resaltó la oportunidad que se esconde tras la incertidumbre, al decir que esta siempre va a estar (no es ni será la primera vez que Colombia enfrente desafíos económicos o jurídicos). La diferencia, resalta, en cómo se enfrenta, pues la misma puede motivar a las empresas, o llevarlas a repensarse y adaptarse a los cambios.
En un entorno tan cambiante, en donde tecnologías como la inteligencia artificial continúan generando interrogantes, el papel que juegan las empresas es determinante, especialmente en lo que concierne a la dinamización de la economía y su aporte al desarrollo del país.
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Colombia pareciera vivir en una paradoja económica. Mientras que el país ha atravesado por uno de los periodos más desafiantes en su historia reciente (con altos índices de inflación y tímidos crecimientos en su PIB, solo por mencionar un par de indicadores), el número de empresas formales activas ha alcanzado su pico más alto en la última década, al contarse en más de 1,56 millones, según los datos más recientes que ha entregado el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo.
Aunque esto habla muy bien de la resistencia que tiene el tejido empresarial ante las circunstancias adversas (la tan sonada resiliencia), también es cierto que el denominado “valle de la muerte” sigue presente. Muestra de lo anterior es que, según un estudio adelantado por Confecámaras, tan solo tres de cada diez empresas en el país siguen operando tras sus primeros cinco años. Las otras siete que desaparecen, según lo explicado en su momento por el presidente de esta confederación, Julían Domínguez, suele ser porque no tienen acceso a una financiación competitiva, y porque no implementan esquemas de investigación y desarrollo, entre otros factores.
Esto también habla mucho del rol protagónico que tiene el Estado para favorecer el dinamismo de la economía a través de políticas públicas que favorezcan la actividad empresarial; pero también de los desafíos y oportunidades que tienen las propias empresas en esta materia.
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Grandes aportes sobre esta discusión se dieron en el foro “Dinamizando la Economía de la Región”, el cual fue organizado por El Espectador y Caracol Televisión, en alianza con EPM. El vicepresidente de suministros y servicios compartidos de esta última compañía, Humberto Iglesias, resaltó la manera en que las empresas pueden dinamizar la economía.
Usando el ejemplo de EPM, recordó que, desde su origen en el año 1955, esta empresa estatal comenzó apoyando el impulso que tuvo Medellín a mediados del siglo pasado, con todo el boom de la industria textil, en donde brillaron compañías como Coltejer y Fabricato (las cuales se convirtieron en parte de sus principales clientes). En este caso, el dinamismo de la economía se da mediante los intercambios que tienen las empresas, sus contratistas y proveedores.
“Desde entonces nuestra visión no solo ha sido la de ser proveedores de agua o de energía, sino ser un pilar para el desarrollo de la ciudad, al brindar la confianza a estas empresas, y al ciudadano en general, de que los servicios siempre van a estar disponibles. Al final esto se traduce en contribuciones para la mejora de la calidad de vida de las personas, pues con EPM logramos llevar cobertura a todas las regiones del departamento de Antioquia”, señaló.
Pero el dinamismo de la economía también se da por las inversiones que hace el empresariado. Poniendo una vez más el ejemplo de EPM, Iglesias señaló el impacto que ha generado el desarrollo de las hidroeléctricas (no solo en el derrame económico que trajo en la región, así como en la creación de empleos), sino en la mitigación de riesgos energéticos para toda la nación, mitigando hoy las posibilidades de que el país entre en un periodo de racionamiento.
En esa línea también destacó que el Grupo EPM planea seguir invirtiendo, esta vez con recursos por $29,9 billones entre 2024 y 2027, de los cuales $17,9 billones se destinarán en la región. Esto les permitirá seguir gozando de una presencia en seis países de América Latina, mantener (y muy posiblemente aumentar) los 64.500 contratos que tienen vigentes, así como los 37.600 empleos externos que generan. “Creemos que la mejor política social es la de generar empleo”, concluyó.
En su intervención, la presidenta ejecutiva de la Cámara de Comercio de Medellín, Lina Vélez de Nicholls, habló sobre el potencial que tiene el empresariado colombiano de mejorar en materia de transparencia y confianza. Señaló que la ética, en cada uno de los eslabones que componen la cadena productiva del país es clave pues, si por ejemplo, hay empresas que fortalecen la confianza en sus clientes al demostrar que responden de manera oportuna ante los problemas que se puedan generar, con toda seguridad esos clientes van a querer seguir demandando sus productos o servicios a lo largo del tiempo. Lo mismo pasa en las relaciones entre empresas y Estado, o entre las empresas y sus proveedores y contratistas.
Aunque esta exposición pareciera ser muy filosófica, lo cierto es que en la práctica tiene un potencial enorme pues, por ejemplo, hace que los procesos puedan ser más eficientes. “Después de mostrar nuestra transparencia ¿quién no va a confiar en nuestra empresa o institución?”, señaló.
Finalmente, la directora ejecutiva de Ruta N, Carolina Londoño Peláez, resaltó la oportunidad que se esconde tras la incertidumbre, al decir que esta siempre va a estar (no es ni será la primera vez que Colombia enfrente desafíos económicos o jurídicos). La diferencia, resalta, en cómo se enfrenta, pues la misma puede motivar a las empresas, o llevarlas a repensarse y adaptarse a los cambios.
En un entorno tan cambiante, en donde tecnologías como la inteligencia artificial continúan generando interrogantes, el papel que juegan las empresas es determinante, especialmente en lo que concierne a la dinamización de la economía y su aporte al desarrollo del país.
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