Dólar, inflación, combustibles: la tormenta que sacude al sector aéreo en Colombia
Un entorno económico complejo, con costos por las nubes para empresas y usuarios, representa un obstáculo grande para la industria aérea nacional, que ya pasa por momentos difíciles con la crisis de Viva y los problemas en Ultra Air, que suspendió la venta de tiquetes desde este jueves hasta el 30 de abril.
La palabra turbulencia puede que se quede corta para describir la situación actual del mercado aéreo colombiano. Tampoco hablaríamos de caída en picada. Pero ciertamente vuelo normal no es.
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La palabra turbulencia puede que se quede corta para describir la situación actual del mercado aéreo colombiano. Tampoco hablaríamos de caída en picada. Pero ciertamente vuelo normal no es.
Lo que viene pasando desde la suspensión de operación de Viva es, sin duda, uno de los momentos con mayor incertidumbre y presión sobre esta industria en Colombia.
Al final, se trata de una combinación de factores que, claro, empujó a Viva por el precipicio que hoy habita, pero que también tiene a Ultra Air tambaleando.
En la mañana de este jueves el Ministerio de Transporte y la Superintendencia del ramo dieron una rueda de prensa en conjunto para anunciar medidas administrativas concernientes a Ultra Air.
En resumen, la Superintendencia le solicitó a la aerolínea activar un plan de contingencia para atender a los viajeros que ya le han comprado tiquetes. También le pidió que, semanalmente, entregue dos reportes: uno sobre cómo va la operación semana a semana y otro, con la misma periodicidad, acerca de la situación financiera y la capitalización de la empresa.
Horas después de la rueda de prensa, Ultra Air informó que suspendió la venta de tiquetes hasta el 30 de abril, “con el fin de reorganizar la operación para así cumplirle a los pasajeros y evitar contratiempos”.
Las medidas de esta autoridad llegaron luego de que JetSmart se echara para atrás sobre su intención de comprar Ultra Air. “Hemos avanzado en el proceso y consideramos, que, por diversos factores, no es posible continuar con la intención de compra Ultra Air y hemos cancelado la carta de entendimiento y dado por terminado el proceso”, dijo la aerolínea chilena a través de un comunicado.
En contexto: JetSmart desiste de su intención por comprar Ultra Air.
Además de las medidas que, claro, son noticia, hay un asunto que llama la atención de lo que dijo la superintendente de Transporte, Ayda Luz Ospina, durante la rueda de prensa: la entidad le ha solicitado informes a todas las empresas del sector aéreo y en ellos se puede ver que todas las aerolíneas que han cumplido con estos reportes presentan indicadores negativos.
No se trata de una declaración para esparcir pánico, pues a renglón seguido la funcionaria aseguró que muchos de estos actores son parte de grupos económicos más grandes o tienen inversionistas que les permiten solventar los problemas actuales.
Pero las palabras de la superintendente dejan ver la ebullición actual de un problema que viene gestándose desde hace unos meses ya y que responde a una serie de factores locales e internacionales.
¿Crisis en cámara lenta?
De acuerdo con cifras que entregó en la rueda de prensa de este jueves el ministro de Transporte, Guillermo Reyes, el volumen de usuarios del transporte aéreo se redujo en enero y febrero de este año (en comparación con los mismos meses de 2022) entre 26 % y 32 %. A renglón seguido el ministro agregó: “El el único servicio público esencial que tiene en Colombia IVA de 19 % son los tiquetes aéreos”.
Es enteramente posible que un mayor IVA en los tiquetes aéreos tenga un impacto en el número de viajeros del transporte aéreo, como parece implicar el ministro con sus palabras.
Pero lo cierto es que el panorama actual de la industria responde a otras presiones: claro, subió ese impuesto, pero lo hizo en un momento en el que todo lo demás está subiendo (vía inflación y tasas de interés) y en el que la economía en general va a bajar de ritmo (incluyendo el consumo de los hogares).
A pesar de que en otros países de la región la inflación comenzó a ceder hace algunos meses, en Colombia el indicador se mantiene excepcionalmente alto. El Ministerio de Hacienda estimó en la lectura pasada del IPC (febrero, 13,28 %) que el aumento en los precios habría tocado techo. Pero lo cierto es que esta esperanza ha sido albergada por algunos analistas en otros momentos y, hasta hoy, esa tendencia no ha terminado de materializarse.
Para febrero, el rubro de transporte fue el cuarto que más subió en su variación anual (o sea, en comparación con el mismo mes de 2022), con 14,8 %. Para referencia, la categoría que sigue comandando la lista son los alimentos, con un aumento anual de 24,14 %.
Mirar el IPC desagregadamente ayuda a entender que la presión del incremento se siente en todos los hogares (obvio, no por igual) al estar impulsada por asuntos básicos, como los alimentos.
En temas de inflación sirve ver el panorama como la caída de fichas de dominó. La primera, entonces, es el dato del IPC, que a su vez hace que la segunda caiga, las tasas de interés del Banco de la República.
Para este punto, la junta directiva del Banco ha efectuado 12 incrementos en sus intereses desde septiembre de 2021, cuando se encontraban en un punto históricamente bajo (1,75 %), como respuesta a la crisis desatada por la pandemia. Hoy están en 12,75 %. Y se espera que la entidad haga un ajuste más hacia arriba en una semana: los analistas consultados por Fedesarrollo esperan que la tasas lleguen a 13 %, el aumento más tímido desde que empezó el ciclo de alzas.
Esta posible desaceleración en el ritmo de subidas del Banco puede ir en línea con las estimaciones del Ministerio de Hacienda: la inflación estaría, por fin, comenzando a ceder. Pero, como ya se dijo, a ciencia cierta no se sabe aún.
Ahora bien, estas son dos de las variables presentes en la ecuación del mercado aéreo del lado de los usuarios. Para las empresas, además del apetito y posibilidades de pago de sus usuarios, el panorama contempla otras fuerzas volátiles y peligrosas por estos días.
Hablamos acá de la tasa de cambio y de los precios de los combustibles.
Lea también: Decisión sobre Viva: ¿qué sigue para la aerolínea y para el mercado aéreo?
Por el lado del dólar, el panorama no se ve halagador tampoco: 50 % de los analistas consultados en la encuesta de expectativas del Banco de la República proyectan que la divisa acabará el año por encima, mínimo, de $4.700. Este es un valor cercano al que la divisa orbita actualmente.
El problema con el dólar alto es que, como lo explica la superintendente de Transporte, la estructura de costos de las aerolíneas está hecha en dólares, aunque sus ventas (al menos para el mercado nacional) están en pesos. Al final, esta diferencia termina siendo una especie de grieta en las finanzas de estas empresas.
Por otra parte, los precios internacionales del petróleo tampoco ha sido el mejor amigo de la industria desde hace un tiempo. Si bien, la cotización del crudo Brent (referente para Colombia) lleva una tendencia a la baja desde noviembre del año pasado (hoy se ubica por debajo de los US$80), los precios han estado inusualmente altos por cuenta de una serie de factores globales, entre ellos la guerra en Ucrania.
Hace apenas seis meses, el barril de Brent rozaba los US$100 y para mediados del año pasado estaba cómodamente por encima de los US$120.
Por último, 2023 será un año de ajustes económicos, como los expertos llaman al periodo de desaceleración en el que está entrando la economía colombiana, así como muchas otras a nivel mundial. Casi todas las proyecciones del PIB nacional para 2023 lo sitúan por debajo de 1 %, como las del Banco de la República y BBVA Research, por ejemplo.
Sumando todos estos factores lo que se tiene es una suerte de tormenta perfecta para un sector que fue duramente golpeado durante la pandemia, pero que en 2022 mostró cifras récord, con un crecimiento de 16 % frente a los números de 2019 (o sea, antes del covid-19).
Por el momento, el Ministerio de Transporte ha entablado diálogos con el de Hacienda para revisar el tema del IVA, pero no pareciera haber un acuerdo en el horizonte. De acuerdo con el ministro Reyes, el incremento de 5 % a 19 % en el impuesto a los tiquetes representa $1,2 billones del presupuesto nacional (según los datos que le entregó Hacienda). Una modificación a este tema no es viable vía Plan Nacional de Desarrollo, que se está discutiendo actualmente en el Congreso.
Una de las posibles soluciones que enunció el ministro, aunque sin detalles al respecto pues apenas se estaría pensando en ello, es intentar bajar el costo de los tiquetes a través de rebajas en tasas y contribuciones del sector aéreo.
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