EE.UU. demandó a la compañía dueña de Ticketmaster por monopolio
Estados Unidos denunció este jueves a Live Nation, la empresa dueña del portal de compra de entradas Ticketmaster, por prácticas monopolísticas que derivaron en la subida de los precios de las entradas para los consumidores.
Así lo anunció el fiscal general estadounidense, Merrick B. Garland, en una rueda de prensa en la que afirmó que "las tarifas exorbitantes y las fallas tecnológicas" de la compañía "han sido criticadas tanto por fanáticos como por artistas" y además son "anticompetitivas e ilegales".
"Live Nation ha monopolizado ilegalmente los mercados de la industria de los conciertos en vivo en Estados Unidos durante demasiado tiempo y es hora de romperlo", afirmó Garland, quien aseguró que la compañía "bloquea la competencia y la venta de entradas mediante el uso de contratos exclusivos" de venta que pueden durar más de una década y con la adquisición de lugares propios.
Además, Ticketmaster impone una lista "interminable" de tarifas al comprador: de emisión de boletos, tarifas de servicio, tarifas de conveniencia, tarifas Platinum, tarifas maestras de precios por orden, tarifas de manejo y tarifas de procesamiento de pagos, entre otras.
Según datos ofrecidos por Garland, la compañía controla al menos el 80 % de la venta de entradas en las principales salas de conciertos; gestiona directamente a más de 400 artistas; controla más del 60 % de las promociones de conciertos en todo el país y posee o controla más del 60 % de los grandes anfiteatros de Estados Unidos.
Esta situación, añade, deriva en que "los fanes pagan más" y "los artistas tienen menos oportunidades de tocar en conciertos", mientras que "los promotores más pequeños quedan excluidos y los lugares tienen menos opciones reales para los servicios de venta de entradas".
La demanda fue presentada en Nueva York por el Departamento de Justicia y por 30 fiscales generales estatales y de distrito.
Live Nation lleva meses siendo escrutada de cerca, incluso por el Congreso de Estados Unidos, especialmente tras el colapso que experimentó Ticketmaster durante la venta de entradas para la gira de la cantante Taylor Swift.
Ticketmaster canceló la venta pública el 17 de noviembre de 2022, solo un día antes de que salieran a la venta oficialmente, y se excusó en que había demasiada demanda, de manera que el inventario restante era insuficiente para satisfacerla.
En junio pasado, Live Nation se comprometió a ser más transparente con los precios que cobra a sus clientes, una aparente respuesta a la presión ejercida por la Administración Biden.
La demanda contra la compañía se convertirá en uno de los casos de competencia más importantes presentados durante la presidencia del demócrata.
En los últimos tres años, los reguladores federales han presentado cargos antimonopolio contra gigantes tecnológicos como Apple, Amazon y Google.
¿Qué dice Ticketmaster sobre esta demanda?
La compañía negó las acusaciones de monopolio hechas por el Gobierno estadounidense. A través de un comunicado, la empresa se describió como “otra víctima” de la decisión de la administración Biden de “entregar la aplicación de las leyes antimonopolio a un impulso populista” que es “simplemente antiempresarial”.
Según Live Nation la denuncia ha llegado tras “una intensa presión política sobre el Departamento de Justicia” y “una campaña de cabildeo a largo plazo por parte de rivales y corredores de entradas que buscan protección gubernamental para ellos mismos”.
La compañía asegura que la denuncia ignora todo lo que en realidad es responsable del aumento de los precios de las entradas, desde el aumento de los costos de producción hasta la popularidad de los artistas, pasando por la reventa de entradas en línea las 24 horas del día.
“Es absurdo afirmar que Live Nation y Ticketmaster ejercen un poder de monopolio”, afirma la empresa en un texto en el que reconoce que ha mantenido durante los últimos meses conversaciones con el Departamento de Justicia en las que “fue evidente que simplemente no querían creer en las cifras”, se lee en su pronunciamiento oficial. “Los datos entraban demasiado en conflicto con su idea preconcebida de que Live Nation pertenece a las filas de los otros monopolistas tecnológicos a los que han apuntado”, agrega el texto.
Según Garland, Live Nation “bloquea la competencia y la venta de entradas mediante el uso de contratos exclusivos” de venta que pueden durar más de una década y con la adquisición de lugares propios, entre otras técnicas.
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Así lo anunció el fiscal general estadounidense, Merrick B. Garland, en una rueda de prensa en la que afirmó que "las tarifas exorbitantes y las fallas tecnológicas" de la compañía "han sido criticadas tanto por fanáticos como por artistas" y además son "anticompetitivas e ilegales".
"Live Nation ha monopolizado ilegalmente los mercados de la industria de los conciertos en vivo en Estados Unidos durante demasiado tiempo y es hora de romperlo", afirmó Garland, quien aseguró que la compañía "bloquea la competencia y la venta de entradas mediante el uso de contratos exclusivos" de venta que pueden durar más de una década y con la adquisición de lugares propios.
Además, Ticketmaster impone una lista "interminable" de tarifas al comprador: de emisión de boletos, tarifas de servicio, tarifas de conveniencia, tarifas Platinum, tarifas maestras de precios por orden, tarifas de manejo y tarifas de procesamiento de pagos, entre otras.
Según datos ofrecidos por Garland, la compañía controla al menos el 80 % de la venta de entradas en las principales salas de conciertos; gestiona directamente a más de 400 artistas; controla más del 60 % de las promociones de conciertos en todo el país y posee o controla más del 60 % de los grandes anfiteatros de Estados Unidos.
Esta situación, añade, deriva en que "los fanes pagan más" y "los artistas tienen menos oportunidades de tocar en conciertos", mientras que "los promotores más pequeños quedan excluidos y los lugares tienen menos opciones reales para los servicios de venta de entradas".
La demanda fue presentada en Nueva York por el Departamento de Justicia y por 30 fiscales generales estatales y de distrito.
Live Nation lleva meses siendo escrutada de cerca, incluso por el Congreso de Estados Unidos, especialmente tras el colapso que experimentó Ticketmaster durante la venta de entradas para la gira de la cantante Taylor Swift.
Ticketmaster canceló la venta pública el 17 de noviembre de 2022, solo un día antes de que salieran a la venta oficialmente, y se excusó en que había demasiada demanda, de manera que el inventario restante era insuficiente para satisfacerla.
En junio pasado, Live Nation se comprometió a ser más transparente con los precios que cobra a sus clientes, una aparente respuesta a la presión ejercida por la Administración Biden.
La demanda contra la compañía se convertirá en uno de los casos de competencia más importantes presentados durante la presidencia del demócrata.
En los últimos tres años, los reguladores federales han presentado cargos antimonopolio contra gigantes tecnológicos como Apple, Amazon y Google.
¿Qué dice Ticketmaster sobre esta demanda?
La compañía negó las acusaciones de monopolio hechas por el Gobierno estadounidense. A través de un comunicado, la empresa se describió como “otra víctima” de la decisión de la administración Biden de “entregar la aplicación de las leyes antimonopolio a un impulso populista” que es “simplemente antiempresarial”.
Según Live Nation la denuncia ha llegado tras “una intensa presión política sobre el Departamento de Justicia” y “una campaña de cabildeo a largo plazo por parte de rivales y corredores de entradas que buscan protección gubernamental para ellos mismos”.
La compañía asegura que la denuncia ignora todo lo que en realidad es responsable del aumento de los precios de las entradas, desde el aumento de los costos de producción hasta la popularidad de los artistas, pasando por la reventa de entradas en línea las 24 horas del día.
“Es absurdo afirmar que Live Nation y Ticketmaster ejercen un poder de monopolio”, afirma la empresa en un texto en el que reconoce que ha mantenido durante los últimos meses conversaciones con el Departamento de Justicia en las que “fue evidente que simplemente no querían creer en las cifras”, se lee en su pronunciamiento oficial. “Los datos entraban demasiado en conflicto con su idea preconcebida de que Live Nation pertenece a las filas de los otros monopolistas tecnológicos a los que han apuntado”, agrega el texto.
Según Garland, Live Nation “bloquea la competencia y la venta de entradas mediante el uso de contratos exclusivos” de venta que pueden durar más de una década y con la adquisición de lugares propios, entre otras técnicas.
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