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En varias mediciones, Shein figura como el e-commerce de moda más grande del mundo. Con un crecimiento exponencial en la última década, era cuestión de tiempo antes de que este coloso continuara su expansión por América Latina y llegara hasta Colombia. Su página web ya tiene dominio local y su inmenso catálogo de prendas a precio de huevo se cotiza en pesos colombianos.
Fundada en 2008 en China (hoy tiene su sede en Singapur), Shein se ha convertido en el nuevo líder de las compras de ropa por internet, opacando a otros gigantes como H&M o Zara. Para varios expertos, el éxito de Shein no está en su llamativa plataforma (diseñada para y por las compras impulsivas), en sus precios bajísimos o en su rápida logística de envío.
La fórmula es, de hecho, más sencilla de lo que parece: Shein se dio cuenta de que nadie sabe realmente qué quiere ponerse y, por ello, lo ofrece todo. Cada día, la plataforma suma un par de miles a los artículos nuevos de su tienda.
Esto va de la mano de un algoritmo que identifica rápidamente las tendencias del mercado y, como se indicó líneas arriba, también le favorece contar una plataforma que, a través de cuentas regresivas, avisos constantes de “últimas unidades” y banners de descuentos, pretende disparar esos gatillos más primitivos de la conciencia.
La receta ha sido fructífera. La compañía movió US$ 36.500 millones en 2023. En 2022, Shein pesó un quinto del comercio electrónico global. Tiene alrededor de 88,8 millones de compradores activos, de los cuales 17,3 millones se encuentran en Estados Unidos, y su app se descargó 238 millones de veces en 2023, entre otros datos.
La polémica
Los productos de Shein (y similares, como Temu o Aliexpress) han levantado sospechas y no solo por dudas sobre su calidad. Una reciente investigación realizada por funcionarios de la aduana de Seúl, en Corea del Sur, encontró que los zapatos de Shein contenían niveles significativamente altos de ftalatos -productos químicos utilizados para hacer los plásticos más flexibles-. Comparados con un par de zapatos, los de Shein superan el límite legal en 229 veces.
También se detectó formaldehído, un químico comúnmente utilizado en productos de construcción para el hogar, en las gorras de Shein a un nivel el doble del umbral permitido.
Por otra parte, dos frascos de esmalte de uñas de Shein contenían dioxano —un posible carcinógeno humano que puede causar intoxicación hepática— a niveles más de 3,6 veces superiores al límite permitido y concentraciones de metanol 1,4 veces por encima del nivel aceptable.
En abril, la Unión Europea incluyó a Shein en su lista de empresas digitales que son lo suficientemente grandes como para estar sometidas a normas de seguridad más estrictas, incluyendo medidas para proteger a los clientes de productos inseguros, especialmente aquellos que podrían ser perjudiciales para los menores.
Shein aterriza en Colombia
Este comercio, cabe resaltar, llega a un país donde el comercio electrónico está en plena etapa de maduración. Solo en el primer trimestre de 2024, las ventas del comercio electrónico en Colombia llegaron a $15,4 billones (un poco más de lo que espera recaudar el Gobierno en la ley de financiamiento), lo que representa un crecimiento de 1,73 % frente a las cifras del mismo periodo de 2023, según datos de la Cámara Colombiana de Comercio Electrónico.
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