Fallo contra EPM por contingencia en Hidroituango: deberá pagar $781.000 millones
El laudo arbitral es el resultado de una demanda interpuesta en 2021 por la Sociedad Hidroituango contra EPM.
¿Quién tuvo la culpa por la contingencia en Hidroituango?
De acuerdo con un laudo arbitral que profirió este jueves un tribunal de arbitramiento convocado por la Cámara de Comercio de Medellín, la respuesta es EPM.
Lea también: Inflación en Colombia: continuó bajando en noviembre, aunque lentamente
El laudo viene como respuesta a un proceso interpuesto en 2021 por Hidroituango contra las Empresas Públicas de Medellín. Esto es otra forma de decir que esta es una demanda de la Gobernación de Antioquia contra una empresa de la Alcaldía de Medellín, en la medida en la que la sociedad que maneja la central está compuesta en 52 % por acciones que tiene la Gobernación y 46 % que están en manos de EPM (que es controlada por el gobierno de la capital antioqueña).
La principal consecuencia del laudo es que EPM debe pagar $781.828 millones por concepto de “las cláusulas penales de apremio por incumplimiento de hitos”, según se lee en la parte resolutiva del laudo.
A través de un comunicado, Aníbal Gaviria, gobernador de Antioquia, aseguró que “a partir del año 2020 desde la sociedad Hidroituango promovimos una serie de acercamientos con EPM con el fin de resolver las diferencias jurídicas, contractuales y económicas surgidas por la contingencia, sin embargo, a pesar de los múltiples esfuerzos no fue posible llegar a los acuerdos pretendidos”.
El fallo también obliga a EPM a pagar los costos derivados de la contingencia del proyecto, que casi colapsa por completo esta megaobra de infraestructura en 2018. Esto incluye los deducibles de las pólizas de seguro que se activaron para cubrir estos hechos, así como “las sumas no reparadas por las compañías aseguradoras conforme a las pólizas en los que es beneficiaria y a la transacción que celebró con las mismas”, según reza el laudo.
Vale recordar acá que EPM logró un acuerdo con la aseguradora Mapfre para recibir un pago de US$983,8 millones, como parte de la póliza todo riesgo que amparaba el proyecto en 2018, cuando Hidroituango casi deja de existir.
¿Qué sucedió en Hidroituango?
De acuerdo con una investigación de la Contraloría (que en su momento halló responsable a 28 personas (entre naturales y jurídicas), para finales de 2012, Hidroituango y EPM parecían tener claro que la generación de energía en el proyecto hidroeléctrico no comenzaría para 2018. Pocos meses antes, en septiembre de ese año, EPM corrió una simulación del cronograma de las obras como iban hasta ese momento y encontró que ya había un retraso de nueve meses para la anhelada entrada en funcionamiento del proyecto.
Sin embargo, el pesado lastre de atrasos e incumplimientos en la obra llevaron a intentar terminar el proyecto a toda costa.
Lea también: El camino que transitó Hidroituango hacia la emergencia
Buena parte del problema fue el retraso para desviar el río Cauca, que durante la etapa de construcción del proyecto (y de la presa en específico) sólo se podía hacer durante los meses de verano, cuando el caudal del río es más manejable.
En el cronograma inicial de la megaobra, las obras de desviación del río “deben comenzar a más tardar en febrero de 2011 para tenerlo totalmente desviado en 2012″. Las fechas de la desviación son vitales, pues sin completar estos trabajos, en pocas palabras, no puede hacerse la presa.
Pero esos plazos llegaron y se fueron y para 2013 se estaba planteando apenas la posibilidad de desviar el Cauca en enero de 2014. Para ese entonces es que apareció la opción de hacerlo con una estructura que no estaba contemplada en los diseños originales de la obra, que tenían estipulados dos túneles y dos compuertas para regular el paso del Cauca.
Sin embargo, la demora en finalizar estas compuertas (para diciembre de 2013 tenían 91 % de atraso, según la Contraloría) comenzó a darle vuelo a la idea de desviar el río a través de un tercer túnel, no contemplado en los diseños iniciales de la obra.
Esta estructura se conocería, eventualmente, como la Galería Auxiliar de Desviación (GAD). El colapso de esta, en 2018, fue el origen de toda la contingencia alrededor de Hidroituango, que recién entró en servicio con sus dos primeras turbinas en noviembre de 2022, cuando su fecha de apertura planeada era, justamente, 2018.
Entre abril 8 y 14 de 2018 se produjo una creciente importante en el Cauca y el 28 se registró el taponamiento de la GAD, que en ese momento era el único desfogue para el caudal del río Cauca.
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¿Quién tuvo la culpa por la contingencia en Hidroituango?
De acuerdo con un laudo arbitral que profirió este jueves un tribunal de arbitramiento convocado por la Cámara de Comercio de Medellín, la respuesta es EPM.
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El laudo viene como respuesta a un proceso interpuesto en 2021 por Hidroituango contra las Empresas Públicas de Medellín. Esto es otra forma de decir que esta es una demanda de la Gobernación de Antioquia contra una empresa de la Alcaldía de Medellín, en la medida en la que la sociedad que maneja la central está compuesta en 52 % por acciones que tiene la Gobernación y 46 % que están en manos de EPM (que es controlada por el gobierno de la capital antioqueña).
La principal consecuencia del laudo es que EPM debe pagar $781.828 millones por concepto de “las cláusulas penales de apremio por incumplimiento de hitos”, según se lee en la parte resolutiva del laudo.
A través de un comunicado, Aníbal Gaviria, gobernador de Antioquia, aseguró que “a partir del año 2020 desde la sociedad Hidroituango promovimos una serie de acercamientos con EPM con el fin de resolver las diferencias jurídicas, contractuales y económicas surgidas por la contingencia, sin embargo, a pesar de los múltiples esfuerzos no fue posible llegar a los acuerdos pretendidos”.
El fallo también obliga a EPM a pagar los costos derivados de la contingencia del proyecto, que casi colapsa por completo esta megaobra de infraestructura en 2018. Esto incluye los deducibles de las pólizas de seguro que se activaron para cubrir estos hechos, así como “las sumas no reparadas por las compañías aseguradoras conforme a las pólizas en los que es beneficiaria y a la transacción que celebró con las mismas”, según reza el laudo.
Vale recordar acá que EPM logró un acuerdo con la aseguradora Mapfre para recibir un pago de US$983,8 millones, como parte de la póliza todo riesgo que amparaba el proyecto en 2018, cuando Hidroituango casi deja de existir.
¿Qué sucedió en Hidroituango?
De acuerdo con una investigación de la Contraloría (que en su momento halló responsable a 28 personas (entre naturales y jurídicas), para finales de 2012, Hidroituango y EPM parecían tener claro que la generación de energía en el proyecto hidroeléctrico no comenzaría para 2018. Pocos meses antes, en septiembre de ese año, EPM corrió una simulación del cronograma de las obras como iban hasta ese momento y encontró que ya había un retraso de nueve meses para la anhelada entrada en funcionamiento del proyecto.
Sin embargo, el pesado lastre de atrasos e incumplimientos en la obra llevaron a intentar terminar el proyecto a toda costa.
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Buena parte del problema fue el retraso para desviar el río Cauca, que durante la etapa de construcción del proyecto (y de la presa en específico) sólo se podía hacer durante los meses de verano, cuando el caudal del río es más manejable.
En el cronograma inicial de la megaobra, las obras de desviación del río “deben comenzar a más tardar en febrero de 2011 para tenerlo totalmente desviado en 2012″. Las fechas de la desviación son vitales, pues sin completar estos trabajos, en pocas palabras, no puede hacerse la presa.
Pero esos plazos llegaron y se fueron y para 2013 se estaba planteando apenas la posibilidad de desviar el Cauca en enero de 2014. Para ese entonces es que apareció la opción de hacerlo con una estructura que no estaba contemplada en los diseños originales de la obra, que tenían estipulados dos túneles y dos compuertas para regular el paso del Cauca.
Sin embargo, la demora en finalizar estas compuertas (para diciembre de 2013 tenían 91 % de atraso, según la Contraloría) comenzó a darle vuelo a la idea de desviar el río a través de un tercer túnel, no contemplado en los diseños iniciales de la obra.
Esta estructura se conocería, eventualmente, como la Galería Auxiliar de Desviación (GAD). El colapso de esta, en 2018, fue el origen de toda la contingencia alrededor de Hidroituango, que recién entró en servicio con sus dos primeras turbinas en noviembre de 2022, cuando su fecha de apertura planeada era, justamente, 2018.
Entre abril 8 y 14 de 2018 se produjo una creciente importante en el Cauca y el 28 se registró el taponamiento de la GAD, que en ese momento era el único desfogue para el caudal del río Cauca.
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