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El fabricante de chips Intel presentó este miércoles unas ganancias de US$19.868 millones al cierre de su ejercicio fiscal 2021, un 4,9 % por debajo de lo ganado en el año anterior, cuando la compañía obtuvo US$21.048 millones.
Sin embargo, durante el año pasado, la empresa con sede en California (EE. UU.) ingresó US$79.024 millones, un 1,48 % más que los US$77.867 millones de dólares facturados en 2020. Y las ganancias acumuladas por acción durante el conjunto de 2021 fueron de US$4,86 por título, por debajo de los US$4,94 del año anterior.
Por otra parte, en los resultados del último trimestre, que son en los que más se fijan los inversores de Wall Street, Intel ganó entre octubre y diciembre del año pasado US$4.623 millones, por debajo de los US$5.857 millones del mismo período del ejercicio anterior.
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En su último trimestre de 2021, la empresa facturó Us$20.528 millones, un 2,75 % más que los US$19.978 millones ingresados entre octubre y diciembre de 2020, mientras que sus acciones registraron un beneficio de US$1,13 dólares por título frente a los US$1,42 del año anterior.
“El cuarto trimestre representó un gran final para un gran año. Superamos el máximo previsto para el trimestre en más de mil millones de dólares y obtuvimos los mejores ingresos trimestrales y anuales en la historia de la compañía”, dijo el máximo ejecutivo de la compañía, Pat Gelsinger.
Pat Gelsinger añadió que en el primer trimestre de 2022 espera ingresar aproximadamente US$18.300 millones.
Planes de expansión
Los resultados financieros de la empresa se conocen casi en paralelo con sus nuevos planes de expansión, que pretenden incrementar la fabricación de procesadores en EE.UU., un objetivo estratégico en la agenda del presidente Joe Biden.
La empresa ya tiene planes para comenzar la construcción de dos plantas de fabricación en un sitio de 405 hectáreas en New Albany, que espera que estén operativas para 2025, dijo el gobernador de Ohio, Mike DeWine.
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El proyecto será la mayor inversión de una sola empresa del sector privado en Ohio y generará más de 20.000 empleos en el estado, incluidos 3.000 empleos directos en Intel con un salario promedio de US$135.000 al año, más beneficios.
El presidente Joe Biden aplaudió estos planes de Intel, a la vez que instó al Congreso de EE.UU. a aprobar una legislación represada que proporcionaría US$52.000 millones para investigación y fabricación de chips en Estados Unidos en medio de la escasez mundial que se espera que dure, al menos, hasta la segunda mitad de este año.
La crisis en la fabricación de chips seguira generando tensión a largo plazo para un grupo de empresas estadounidenses, entre ellas los fabricantes de automóviles y la industria de productos electrónicos de consumo, así como problemas para consumidores a nivel global, que deben esperar más para acceder a dispositivos electrónicos y, en algunos casos, pagar más por ellos.
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La administración Biden ha presionado para traer más fabricación de chips a EE.UU. y aliviar la escasez que se deriva del aumento de la demanda y los problemas en la cadena de suministro relacionados con la pandemia. Pero ha habido pocos resultados tangibles.
La justicia europea anuló una multa de 1.060 millones de euros contra Intel
Los resultados de 2021 de Intel se conocen luego de que el Tribunal General de la Unión Europea (TGUE) anulara este miércoles una multa por 1.060 millones de euros (unos US$1.200 millones) que la Comisión Europea había aplicado al fabricante de microprocesadores por abusar de su posición dominante.
En un caso que vienes desde 2009, el TGUE consideró que “el análisis realizado por la Comisión es incompleto” y no permite establecer que las prácticas de la empresa “puedan tener efecto anticompetitivo”.
En un comunicado, Intel celebró la decisión del tribunal “ya que siempre creímos que nuestras acciones (...) eran legales y no hacían daño a la competencia”.
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De acuerdo con la firma, “la industria de los semiconductores nunca ha sido más competitiva que en la actualidad, y esperamos mantener nuestras inversiones y seguir creciendo en Europa”.
En tanto, la comisaria europea para la Competencia, Margrethe Vestager, informó que la Comisión Europea estudiaría “en detalle” la sentencia en busca de un balance “de las cosas que hemos ganado y las cosas que hemos perdido”.
La Comisión había aplicado esa multa a Intel en 2009 por utilizar su posición dominante en el mercado europeo entre 2002 y 2007 para marginar a competidores mediante reducciones de precios “integral o parcialmente ocultas” acordadas a fabricantes de ordenadores. El propio Tribunal General había respaldado esta multa en 2017, pero la máxima corte europea le exigió que revisara la decisión.
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El proceso tiene ahora por delante un complejo camino de apelaciones que podría arrastrarse hasta una decisión final durante una década más.
La multa más elevada aplicada hasta ahora por la justicia europea recayó en Google, que en 2018 recibió una sanción de 4.300 millones de euros por abuso de posición dominante de su sistema operativo para teléfonos celulares Android. Esta decisión está pendiente de una apelación.