Ixel 2022: ¿cuál es el futuro de la moda colombiana?
El evento, apoyado por la Gobernación de Bolívar, Mincomercio y Fontur, le apostó en su agenda académica a mostrar el camino que debe seguir la industria textil nacional en términos de sostenibilidad y tecnología para lograr negocios rentables.
Lucety Carreño Rojas
¿Cuál es la relación entre el arte y los negocios en la moda? ¿Para qué seguir hablando de sostenibilidad? ¿Por qué se habla de artesanía como lujo? Fueron algunas de las preguntas que se abordaron en “Ixel: el reencuentro”, el Congreso Latinoamericano de Moda que se llevó a cabo entre el 28 y 30 de septiembre, en Cartagena.
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¿Cuál es la relación entre el arte y los negocios en la moda? ¿Para qué seguir hablando de sostenibilidad? ¿Por qué se habla de artesanía como lujo? Fueron algunas de las preguntas que se abordaron en “Ixel: el reencuentro”, el Congreso Latinoamericano de Moda que se llevó a cabo entre el 28 y 30 de septiembre, en Cartagena.
El congreso lleva 15 años teniendo como base la sostenibilidad en la industria de la moda colombiana y latinoamericana. Empezaron hablando de sostenibilidad como un futuro en el que se entablaba una relación entre la propuesta de la moda y el consumo de un producto. “Ahora somos más conscientes de lo que el planeta está sufriendo. Entonces, la sostenibilidad se complementa con cuatro pilares: diseño y creatividad, producción limpia, mercadeo y comercialización y comunicación de moda. Esa es la estructura del congreso”, contó Danilo Cañizares, director académico de Ixel.
Erika Rohenes, presidenta de Ixel Moda, dijo que en el Foro Moda se trabajaron temas “de arte, sostenibilidad y negocios porque los emprendedores y empresarios quieren aprender cómo funciona el negocio y cómo se pueden volver más rentables. Las charlas buscaron darles esas respuestas”.
El eje conceptual de esta edición fue la relación entre el arte y a moda y cómo se alimentan las dos y se pueden emplear las industrias creativas para crear negocios rentables. Así las cosas, la primera charla se realizó entre el diseñador mexicano Ricardo Seco y la periodista venezolana Amira Saim, Seco habló de los aportes de los migrantes a la moda y a la cultura y cómo las marcas latinoamericanas están reforzando su identidad para vender globalmente. El diseñador mexicano Ricardo Seco, conocido por enviar mensajes políticos y sociales en sus colecciones, contó en el conversatorio su historia en la moda y mencionó el aporte de los latinos a la industria. “El diseñador latinoamericano le pone onda a la moda por su particular estilo de vida”.
Sobre la representación que hace de los migrantes dijo que tiene que ver, en parte, con su propia experiencia pues se mudó de México a Nueva York para seguir su sueño en la moda. “Descubrí qué es ser un latino y migrante. Hasta que no lo sientes, no lo comprendes. Dejas todo y vas por un sueño. Te conviertes en una persona que da, transforma y vuelve a su país dispuesta a entregar más. Un migrante es digno”.
“Seco tiene un discurso social expresado a través de su vestuario. Es un discurso de comunicación de la moda que se convierte en una herramienta política y de comunicación de pensamiento. Es cercano a los jóvenes y en sus colecciones se ha manifestado en contra del racismo y la xenofobia. Es orgulloso de ser latino, migrante y mexicano”, agregó Cañizales. También fue una conversación que mostró un ejemplo de cómo hacer negocios viables en otro país.
En la charla “Vegan Business” Abdullah Abo Milhim, experto en empresas de moda y director de educación del Instituto Maragoni de Londres, habló con la diseñadora textil y coordinadora de diseño de la Universidad de los Andes, Carolina Agudelo, sobre el estado actual y el futuro de la industria.
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Los expertos abordaron los negocios de la moda desde una perspectiva del mundo pospandemia, en el que prima la responsabilidad social, los empleados trabajando en condiciones dignas y los consumidores que exigen saber de dónde vienen los productos y las materias primas,
Agudelo mencionó que el tema de la sostenibilidad le mostró al mundo la peor cara de la moda, lejos de las luces y cámaras, “no es tan hermosa como creemos. Su tras bambalinas no es tan limpio y la pandemia aceleró esa conversación, pero cuál es la relación entre los negocios y la sostenibilidad en la industria de la moda”, le preguntó Agudelo.
Abo comenzó diciendo que la sostenibilidad es grande. “Se habla tanto de ella en estos día y siempre está la pregunta de cómo este concepto va a evolucionar y a medida que nos desarrollamos, tenemos que evolucionar en este concepto para ver el efecto que tendrá”.
El experto aseguró que las marcas de moda tienen que preocuparse más por los aspectos comerciales y preguntarse si les interesa la sostenibilidad por una técnica de mercadeo o por razones reales, pero los invitó a tener presente que “la sostenibilidad puede impulsar los modelos de negocio y transformarlos. La sostenibilidad es valor”.
Así como a tener en cuenta lo que pasa en el mundo porque eso afecta a la industria, como la inflación, una desaceleración económica y la crisis en la cadena logística. “La industria de la moda se mueve muy rápido. Los consumidores han estado evolucionando. Las nuevas generaciones tienen acceso total a la tecnología, son emprendedores, investigadores y ahí no funciona el mercado tradicional”.
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Entonces, los expertos coinciden en que las marcas necesitan ser creativas y originales, conocer su modelo de negocios, saberlo ajustar y tener la capacidad de transformarlo. Así como buscar alternativas en la cadena de suministros, que van desde el uso de la tecnología hasta encontrar materiales en pequeños negocios locales, lo que también aporta a la sostenibilidad. Los negocios en la industria de la moda serán más rentables en la medida en que sean más sostenibles.
“Los negocios deben empezar a transitar hacia una estructura más consciente del entorno y del contexto, que esté mucho más relacionada con las necesidades a nivel ambiental, social y político que tiene el mundo en este momento”. Para Agudelo será necesario desarrollar un modelo de negocio desde la creatividad, que es lo que mueve a la moda. “El producto o la experiencia surgen desde el ser creativo del diseñador o desde la dirección creativa de una marca y eso cada vez es más importante porque de ahí se construyen los conceptos de un marca y se comienzan a aterrizar”, dijo Agudelo.
La tecnología, específicamente el blockchain, según el experto, tendrá la capacidad de ser una guía permanente sobre cuáles son los recursos sociales, naturales, políticos y económicos que entran a jugar en una cadena de abastecimiento en la industria de la moda. “Es bien interesante poque es lo que te permite tener sello y trazabilidad. Ese será el futuro. Poder conversar en esa clave tecnológica sirve para trazar y saber de dónde viene, quién la hace y cuál es el origen de las prendas”.
En el tercer conversatorio, llamado “Infinity art”, Yasmin Sabet, fundadora de Mola Sasa, y la periodista Luz Lancheros hablaron sobre la unión entre la artesanía y la moda. “En Chimichagua estamos trabajando con esta comunidad que hacen artículos en palma, pero esta palma la han ido cortando debido a la deforestación por la ganadería y con ellos tratamos de preservar estas tradiciones que se han ido perdiendo. Hay que apreciar la riqueza cultural y artesanal del país. Hemos llevado las molas al mundo y buscan ahora las molas a través de nuestra marca. Solo queremos que la artesanía sea más accesible, más comercializada y celebrada en el país y que se dé a conocer para generar más oportunidades”, contó la también arquitecta.
El conversatorio con una marca ejemplo del trabajo justo con comunidades y la artesanía como lujo permitió, según Lancheros, mostrarles a los asistentes las preguntas que se les debe hacer a las marcas y que están relacionadas con el funcionamiento de sus cadenas y procesos de producción. “Tenemos que hacer lecturas más complejas. Hay unas marcas que están cumpliendo una labor que los estados no hacen. Hacen productos que se transforman en un intercambio cultural y de los saberes. Nos dan luces para conocer sobre los procesos artesanales, sociales y culturales que tienen las marcas sostenibles que basan su trabajo con comunidades”.
Cañizales agregó que desde Ixel esperan que “en 40 años tengamos desarrollados una serie de compromisos que nos permitan quitarnos el deshonroso título de ser la ‘segunda industria más contaminante’”.
Sobre el futuro de la industria colombiana, Agudelo cree que la cadena debe “empezar a mirarse” y reconocer su contexto y necesidades. “Dejar de mirar afuera y tratar de copiar otros modelos. Eso no funciona. Los nuevos negocios deben hacer análisis sobre las motivaciones que tienen para ser creados. Tienen que pasar por un entendimiento del contexto y del lugar en el que está”.
La experta también habla de aprovechar el impacto local que ha tenido la crisis de abastecimiento para aprovechar la producción local. “Colombia tiene la posibilidad de generar industria y, más, ante un escenarios mundial difícil”.
“Estamos en un proceso de transición y no solo es en la moda colombiana, sino en la forma en la que concebimos el mundo. La pandemia nos enseñó que la virtualidad es un buen camino. Las marcas que le apuestan a la industria han redireccionado sus negocios hacia un mercado digital que les permite llegar a un mayor número de usuarios y hacia el perfeccionamiento de un sistema productivo, sostenible y regional en la fabricación, lo que permite reducir la huella de carbono que generan”, puntualizó Cañizales.
De acuerdo con los expertos, cumplir con estos requisitos permitirá que sean marcas más sostenibles y con un sistema de comercialización que les ayudará a mejorar y simplificar los procesos de internacionalización.
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