La feria del brasier y solo kuko’s: la receta del éxito en 50 años de historia
La empresa colombiana nació en 1974 en un garaje familiar de un barrio de Medellín. Cinco décadas después cuenta con 700 empleados y 141 tiendas a nivel nacional. De cara al futuro, esperan abrir más almacenes en Bogotá y llegar al mercado ecuatoriano.
Lucety Carreño Rojas
En un garaje de una casa familiar en el barrio La América, en Medellín, y con una cajita de 20 prendas comenzó en 1974 la historia de la Feria del brasier y solo kuko’s. La cabeza detrás de este negocio le compraba a su padre los saldos que le quedaban de su empresa textil Eva y los comercializaba en su improvisado almacén. Su mamá era la vendedora, su tía la cajera y él, el de las ideas y el entusiasmo.
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En un garaje de una casa familiar en el barrio La América, en Medellín, y con una cajita de 20 prendas comenzó en 1974 la historia de la Feria del brasier y solo kuko’s. La cabeza detrás de este negocio le compraba a su padre los saldos que le quedaban de su empresa textil Eva y los comercializaba en su improvisado almacén. Su mamá era la vendedora, su tía la cajera y él, el de las ideas y el entusiasmo.
Crecer en una familia de costureras y textileros le permitió entender el negocio y convertirlo en lo que es hoy en día: una de las más reconocidas cadenas de ropa interior multimarca del país.
Pero, para llegar hasta aquí, hay que recordar los inicios. El reconocimiento y expansión de la compañía se debe, en parte, a la particular forma que encontró el creador para publicitar sus productos.
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“Apoyándome en el volanteo, el perifoneo y los payasos alrededor de los almacenes empezamos a crear la identidad de la Feria del brasier. No contratábamos a cualquier payaso, sino a uno que se montaba en zancos, cuando eso solo se podía ver en los circos”, cuenta el fundador, quien pidió no ser identificado en esta historia.
Al payaso lo acompañaba un enano que se llamaba Gorgojito y era el show central. “La forma en la que se hacia la publicidad era disruptiva para la época porque se llamaba la atención de un público importante de una forma diferente, sencilla, alegre y familiar”, cuenta Diana Marcela Madrid, quien actualmente es la gerente general de la feria.
Sin duda, la mejor publicidad que ha tenido la empresa comercializadora de ropa interior es su jingle, que, probablemente, sea reconocido por un amplio número de colombianos a través del tiempo.
El empresario recuerda que un día llegaron dos muchachos al almacén de Veracruz, en Medellín, y le dijeron: ‘Señor, le tenemos un jingle para su almacén’. Les contesté que estaban locos, que no tenía plata para pagar, que eso era muy caro, pero me convencieron. Logramos negociar y les pagué el jingle que ha sido declarado en muchos de los congresos de radio colombiana, como el más recordado, el más escuchado”.
Con las décadas, la empresa fue abriendo tiendas, primero en Antioquia y, después, en el resto del país. La compañía sigue en manos del fundador, su esposa y su hija. “La empresa ha permanecido en el tiempo en manos de estas tres personas y son quienes lideran el proceso administrativo y comercial. El socio fundador es la persona encargada del desarrollo de producto, mercadeo, innovación y comunicación”, dice Madrid.
El logo es otra insignia de la marca. El fundador recuerda que don Jesús Arnau lo sorprendió con la propuesta, porque a pesar de ser una caricatura le encantó. Por un lado, “es un estallido que encierra la tipografía y se lee: Feria del brasier”. Al lado tiene en letras azules el “solo kuko’s”. La U forman las tiras de un brasier y la O es la silueta de un panty.
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Además de un portafolio que incluye ropa interior femenina y masculina, vestidos y salidas de baño, ropa de control y deportiva, pijamas y complementos, la marca cuenta con un tallaje amplio, incluso son reconocidos por sus maniquíes de gran tamaño. Algo inusual para una industria en la que la mayoría de las marcas maneja un tallaje reducido, que deja por fuera una porción importante de las mujeres colombianas.
“Años más tarde llegaron las muñecas, unas enormes que traíamos desde Pasto, y las que tenemos ahora, las gordas, que también son identidad de los almacenes, un referente para los que van en busca de direcciones y una foto obligada para los turistas”, cuenta el creador.
Entre las anécdotas, el fundador recuerda que, ocho días después de la inauguración de la Plaza Botero, en Medellín, le pusieron sus tradicionales “kuko’suerte”, los pantys amarrillo que se utilizan como agüeros cada 31 de diciembre, a una de las esculturas de las gordas.
“Con cinta pegante le pusimos los kuko’s a la gorda, alguien llamó a El Colombiano, y en efecto, al otro día salió en el periódico”, recuerda el creador como uno de los mejores momentos de su marca.
La marca, hoy en día
La feria se dedica a la comercialización de productos, le compran a más de 100 empresas pequeñas, medianas y grandes nacionales para incentivar la industria colombiana. Además, tienen dos marcas propias que son Mujer Latina y Cher France, que están enfocadas en pantys y brasieres.
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“Nuestro servicio y contar con un portafolio amplio de productos de buena calidad y a precios justos nos ha permitido permanecer en el mercado a pesar de todas las crisis que hemos vivido, como la pandemia. Tenemos productos económicos que puede comenzar en $4.900 y van hasta los $150.000, con los que logramos llegar a cualquier tipo de cliente”, cuenta la gerente.
La marca genera 700 empleos directos, el 92 % son mujeres cabeza de hogar y cuentan con 141 tiendas propias en 20 departamentos en Colombia. El 95 % es producto local y el 5 % restante lo manejan con proveedores que importan mercancía de China.
“Lo que importamos son complementos que la industria local no maneja, como productos sin costura”, explica Madrid, quien trabaja en la empresa desde hace 22 años, es contadora y abogada, y estuvo al frente de las importaciones cuando eran los distribuidores autorizados de la marca Calvin Klein, por ejemplo.
Al completar cinco décadas, la empresa ampliará sus operaciones en Bogotá y para 2025 tienen una estrategia de internacionalización con la que esperan llegar a Ecuador, un país con una cultura y necesidades de consumo similares a las colombianas.
La empresa está explorando nuevos canales de venta, como los catálogos, la página web y las redes sociales para seducir a nuevas audiencias: “Queremos que nuestros clientes conozcan todo nuestro portafolio, somos más que un brasier y un panty”, afirma Madrid.
Su jingle incursionó en los canales de televisión. “Lanzamos unos comerciales para televisión que han sido algo nuevo para nosotros. Lo hicimos este año por el aniversario”. Sin embargo, la compañía sigue teniendo a la radio como su principal canal de comunicación y hoy sigue sonando en 21 emisoras del país. Madrid agrega que “son públicos de estratos 1, 2 y 3 que escuchan emisoras y a los que les podemos llegar más fácil”.
La empresa seguirá democratizando la ropa interior, ofreciendo productos para todos los bolsillos, estilos y tamaños y poniendo a sonar su jingle para mantenerse vigente en una industria competitiva y en constantes cambios.
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