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En medio de la incertidumbre que les genera a algunos empresarios el autodenominado gobierno del cambio, la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (ANDI) arrancará este miércoles su Séptimo Congreso Empresarial Colombiano (CEC) y su 78 Asamblea Nacional.
En entrevista con El Espectador, el presidente de la ANDI, Bruce Mac Master, resaltó la importancia que tiene para su gremio que en este encuentro participe la vicepresidenta Francia Márquez (quien estará hablando de equidad y seguridad alimentaria), así como el ministro de Hacienda y Crédito Público, José Antonio Ocampo (quien seguramente se referirá a la reforma tributaria con la que espera recaudar más de $25 billones).
Mac Master asegura que el empresariado está dispuesto a escuchar a este gobierno y a decirle que, como agremiación, están prestos a seguir cumpliendo la función social que realizan en el país.
El panorama actual es complejo, con ingredientes como inflación, subida del dólar y crisis logística. ¿Qué tanto se ha visto afectado el tejido empresarial colombiano?
Los últimos años no han sido fáciles, por la cantidad de variables que han irrumpido de forma sorpresiva. Comenzando por la pandemia, porque el período de confinamiento fue muy complejo. Hoy tenemos una realidad internacional llena de cosas, y a eso hay que sumarle la entrada del nuevo gobierno, por lo que tenemos que ver cómo nos vamos a ajustar.
La capacidad de reacción de las empresas ha sido inmensa, en el sentido de que siempre tratan de hacer lo mejor posible con lo que tienen a su disposición, por supuesto, cuando las plataformas son amigables y propicias. Sin embargo, Colombia todavía tiene una tarea inmensa y es la de tratar de hacer la vida más sencilla a la gente que quiere crear empresa. Que sea fácil, que haya condiciones para que no tenga que ser costoso el ser formal. Se tiene que hacer un esfuerzo para que la navegación de los empresarios sea, en lo posible, en aguas calmadas.
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Ya se inició el nuevo gobierno. ¿Cuáles cree que serán los retos de las empresas para los próximos cuatro años?
El reto es grande. Coincidimos con Petro y Ocampo en la necesidad de que Colombia tenga un proceso de reindustrialización, de especialización y de consolidar una canasta exportadora diversa. Es difícil encontrar una doctrina con la que estemos más de acuerdo.
Creo que en el gobierno de Petro hay un chance para poder trabajar juntos y generar las oportunidades con las que hemos soñado. Tenemos un libro donde hablamos de las estrategias para una nueva reindustrialización, y Ocampo, en una columna, dijo que lo que decía este libro era lo que se tenía que hacer. En eso nos identificamos mucho.
Usted menciona el tema de las exportaciones, y parte de las cartas que espera jugar Ocampo es poner como requisito que las zonas francas exporten el 70 % de su producción...
Las zonas francas actualmente cumplen con la normatividad. Por supuesto, uno puede ponerles nuevos retos y a mí me gustan los de esa naturaleza.
Las zonas francas son uno de los instrumentos más cercanos y nos permiten ser parte de la política de reindustrialización de Colombia y diversificación del portafolio. Son retos buenos, en el mundo hay más de 5.000 zonas francas, es un instrumento ya conocido. En Colombia hay más de 120. De manera que sí, creo que tenemos una buena base para la política de industrialización y diversificación, y que hay que dar los incentivos correctos para que las cosas funcionen bien.
¿Hay propuestas de Petro que considere deben ser debatidas?
Vale la pena debatir las ideas que hemos oído sobre el sector salud, porque es algo que toca a todos los ciudadanos, y creemos que no se pueden tomar riesgos en la prestación de la calidad del servicio y de la cobertura, por no decir que esto tiene unas implicaciones fiscales inmensas. Colombia ha hecho un ejercicio muy valioso en tratar de fortalecer su sector salud. Entonces, es un tema que hay que tratar con sabiduría, madurez y delicadeza.
También está el sector energético. Ahora todos los países del mundo están tratando de asegurar su autonomía y seguridad energética. No tendría sentido que Colombia la pusiera en peligro. No, tiene que asegurarla. No es sino irse para Europa y ver cómo el canciller alemán está diciendo cómo no debieron ceder en su autonomía, como lo hicieron al habérsela entregado a Rusia. El país tiene la oportunidad de no cometer ese error y hacerlo bien.
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Petro ha dicho que se debería reducir la exploración, y creo que esas señales hay que definirlas bien. Porque si renunciamos a la exploración puede que corramos riesgos en materia de abastecimiento, especialmente de gas natural, que en este momento está considerado como una de las bases más importantes de la transición. Pero somos insistentes en que, como se diría en inglés, no somos un “doctor no”, sino un “doctor sí”, que está dispuesto a dialogar y a ver cómo se pueden hacer las cosas.
Otra de las jugadas que prepara Ocampo con la tributaria es la de aflojar impuestos a las empresas y apretar a las personas naturales…
Es que eso lo ha dicho todo el mundo y es razonable. Al final los impuestos los pagamos todos, la pregunta es ¿dónde queremos pagarlos? Para mí tiene sentido que se paguen donde se produce la riqueza, y no tanto en donde se produce la competitividad porque no es bueno que a los productos que estamos tratando de exportar les introduzcan una pérdida de competitividad por la vía de encarecerlos artificialmente. Es mejor la fórmula de producir mucho y ser más competitivos. Lo mismo opinan la OCDE y las misiones de expertos. Hay un consenso técnico bastante grande y hay que ver las capacidades que tiene nuestra economía para sacarla adelante.
¿Qué debería pasar entonces con iniciativas como el día sin IVA? Teniendo en cuenta que el ministro Ocampo dice que no va más, pero el Centro Democrático quiere perpetuarlo en forma de ley.
Eso hay que evaluarlo. Creo que cumplió una función muy importante en la reactivación de la economía, que es cuando necesitábamos vender, pero también acceder a los productos. Habría que preguntarse qué tanto de lo que se está vendiendo en el día sin IVA no se hubiera vendido sin el descuento del 19 %. ¿Qué tanto corresponde a un desplazamiento del consumo de la gente que espera ese día para que las cosas le salgan más baratas? ¿Y cuánto le está costando el día sin IVA al Estado?, y mucho más cuando se requieren recursos fiscales. Porque todo lo que nos gastemos en ese día tendremos que pagarlo los ciudadanos por otro lado. No hay almuerzos gratis.
Entonces, habría que hacer una evaluación seria. Pero intuyo que no se justifica continuar con los días sin IVA.
Otro tema muy debatido ha sido el de los “impuestos saludables”...
Es una discusión muy profunda porque creo que Colombia ha renunciado a lo que verdaderamente tiene que hacer, que son políticas de nutrición y de mejor alimentación y cuidado, de control a la obesidad. Me parece que los gobiernos han sido flojos en términos de no hacer estas políticas, y pensar que con unos impuestos, o con unas medidas sobre los alimentos, van a ser capaces de cumplir.
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Me preocupa que se piense que se va a lograr hacer y al cabo de unos años se dé cuenta que perdió mucho tiempo tomando la medida equivocada. En México ya se está diciendo que tomaron la medida equivocada; en Chile un poco lo mismo, y los estados renuncian a la obligación que tienen en términos de política de salud pública de verdaderamente generar conciencia y mejorar los hábitos.
Esperamos que en este congreso se despejen dudas y se quiten las incertidumbres que hoy tienen muchos empresarios.