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En un intento por fortalecer la industria siderúrgica nacional, el gobierno impuso en octubre salvaguardias a las importaciones de barras de acero corrugado y alambrón. Dos meses después, estas medidas han buscado nivelar el terreno frente a la competencia externa, pero también están generando tensiones con el sector de la construcción.
El Decreto 1227, vigente desde octubre de 2024, establece un cupo libre de arancel de 29.529 toneladas anuales para las barras de acero corrugado. De acuerdo con el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, las importaciones que excedan este límite serán gravadas con 14,5 %.
Asimismo, el Decreto 1294 impone un arancel de 35 % sobre las importaciones de alambrón provenientes de países como China y Rusia, que no tienen acuerdos comerciales vigentes con Colombia.
En principio, estas decisiones surgen como respuesta al aumento de importaciones con precios más bajos que han afectado a los productores nacionales, señaló el ministro de la cartera, Luis Carlos Reyes.
Así que una pregunta clave es: ¿cuáles son los efectos concretos para los proyectos de menor y mayor escala?
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Un beneficio a la industria nacional
Un informe del grupo de investigación económica de Bancolombia detalló que los productores locales de acero ven estas medidas como una oportunidad para recuperar terreno. En el último año y medio, 76,6 % del alambrón importado provino de países no cubiertos por acuerdos comerciales, con precios hasta 7 % y 15 % más bajos que los ofrecidos por mercados con tratados.
Al limitar estas importaciones, se espera que los fabricantes locales incrementen su participación en el mercado, mejorando la competitividad interna.
Además, la industria siderúrgica ha señalado que este período de protección puede ser crucial para mejorar su eficiencia y calidad, ajustándose a las exigencias del mercado global.
Según el Ministerio, las “prácticas desleales” de comercio internacional han afectado a la industria del país. Por lo que aseguró que la decisión es estratégica para el desempeño de Colombia, mientras genera empleo y contribuye al desarrollo. Una medida que, a fin de cuentas, sería una especie de “tabla de salvación” para los productores colombianos de acero, quienes habían reportado pérdidas.
Ahora, con un mercado más regulado, se espera que empresas como Acerías Paz del Río y Gerdau Diaco puedan aumentar su producción y su participación en el mercado interno.
Sin embargo, los retos también son evidentes. La industria local enfrenta una responsabilidad crítica: responder a la demanda con productos competitivos en precio y calidad, evitando que los costos adicionales recaigan exclusivamente sobre los consumidores.
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¿Qué significa para la construcción?
En este aspecto, sí se enreda el asunto. Según cálculos de la Cámara Colombiana de la Construcción (Camacol), las salvaguardias incrementarán los costos de los materiales en 0,25 %, impactando especialmente los proyectos de vivienda de interés social, donde cada peso cuenta.
El presidente del gremio, Guillermo Herrera, advirtió que 88 % de las importaciones de aluminio y 55 % de las importaciones de alambrón están afectadas por estos aranceles, lo que hace inviable la ejecución de proyectos VIS que ya estaban estructurados y en proceso de venta.
- Barras de acero corrugado: representan 7,81 % del costo total en proyectos de edificaciones. Con un incremento de 0,12 % en su precio general, los constructores tendrán que ajustar presupuestos.
- Alambrón y derivados: materiales como la malla y el alambre, esenciales para edificaciones e infraestructura, verán un alza de 0,24 % en sus costos totales.
Según Bancolombia, aunque el impacto de 0,01 % en costos de construcción puede parecer marginal, para proyectos pequeños o de vivienda económica, este aumento puede traducirse en demoras, rediseños o mayores costos para los compradores finales. Por su parte, para Camacol, las medidas actuales están lejos de impulsar la reactivación del sector y, por el contrario, continúan profundizando la crisis que afecta tanto a la producción de vivienda como al empleo.
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¿De qué depende la efectividad del arancel?
El gobierno defiende estas políticas como parte de una estrategia de “aranceles inteligentes”, diseñados para equilibrar las necesidades de protección industrial con los requerimientos del sector construcción. Sin embargo, el éxito de estas medidas dependerá de varios factores:
- Eficiencia local: la industria siderúrgica deberá demostrar su capacidad para satisfacer la demanda interna con productos competitivos.
- Recomposición del mercado: los constructores podrían optar por proveedores nacionales o de países con tratados, adaptándose al nuevo entorno.
- Seguimiento y ajuste: será fundamental monitorear los efectos de las salvaguardias para prevenir un desbalance que afecte gravemente la construcción de vivienda e infraestructura.
Aunque las salvaguardias están diseñadas para proteger la industria local, sus repercusiones a largo plazo aún son inciertas. Si bien el incremento en los costos es moderado, la sensibilidad del sector construcción a los precios podría complicar la ejecución de proyectos claves.
En última instancia, el éxito de estas medidas dependerá de un equilibrio cuidadoso entre la protección industrial y el impulso a sectores estratégicos como la construcción, fundamentales para el desarrollo económico del país.
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