Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Abril ha sido un mes de grandes sorpresas en Twitter. En los primeros días se conoció que Elon Musk (el hombre más rico del mundo y quien además es la cabeza de Tesla y Space X) había adquirido el 9,2 % de las acciones de esta plataforma social, una compra ambiciosa que lo convirtió en su accionista mayoritario. Días más tarde se supo que este magnate decidió no hacer parte de la junta directiva (al parecer por diferencias con las políticas o administración de la empresa) y la noticia de este lunes es que logró un acuerdo de compra por US$44.000 millones.
Lea también: ¿Por qué resulta problemática la visión que Elon Musk tiene de Twitter?
Esta transacción, que es una de las más importantes en el sector de tecnología, está enmarcada en un acuerdo en el que Musk aceptó pagar US$54,20 por cada acción. Hay que recordar que, desde que el magnate decidió invertir en esta plataforma, las acciones se han disparado, al pasar de los US$39,31 (precio de cierre el 1 de abril) a los US$51,79 (la actualización más reciente del 25 de abril). Este lunes la cotización de Twitter fue suspendida en Wall Street mientras se conocía el anuncio de su venta.
Sobre el anuncio, el CEO de Twitter, Parag Agrawal (quien llegó a este cargo en noviembre del año pasado tras la renuncia de Jack Dorsey, cofundador de la plataforma), trinó: “Twitter tiene un propósito y una relevancia que impacta al mundo entero. Estamos muy orgullosos de nuestros equipos, e inspirados por el trabajo porque nunca ha sido más importante”.
Le puede interesar: ¿Quién es Parag Agrawal, el nuevo CEO de Twitter?
Por su parte, el mensaje que dejó Musk tras formalizar este acuerdo de compra es que espera que incluso sus peores críticos permanezcan en Twitter “porque eso es lo que significa la libertad de expresión”.
“La libertad de expresión es la base de una democracia que funcione, y Twitter es la plaza pública digital, donde se debaten asuntos vitales para el futuro de la humanidad”, añadió Musk al precisar que con su compra quiere “mejorar” esta plataforma con nuevas funciones, haciendo que los algoritmos sean de código abierto para aumentar la confianza (con esto se conocería, por ejemplo, qué tipo de publicaciones son los que impulsa la plataforma), derrotando a los bots de spam y autenticando a todos los humanos. “Twitter tiene un enorme potencial. Espero trabajar con la empresa y la comunidad de usuarios para desbloquearlos”.
¿Qué cambiará?
La influencia que tiene Twitter en la opinión pública es más que considerable. El diseño de la plataforma está pensado para fomentar las conversaciones, desde mostrar en un listado los temas que están en tendencia (muchos usan esto para decidir qué es lo más importante del momento y, sobre eso, saber de qué se está hablando), hasta facilitar herramientas para que los usuarios se reúnan a hablar o escuchar sobre determinado tema, como es el caso de los espacios. Con un cambio tan importante en su administración, vale la pena preguntarse sobre el impacto que tendrá esta movida empresarial en lo que hasta el momento conocemos como Twitter.
De entrada, Musk ha afirmado que, en su dominio, uno de los pilares de Twitter será la libertad de expresión, pero, ¿cómo comprende el hombre más adinerado del mundo este derecho fundamental?
Hay quienes han cuestionado la postura que tiene Twitter actualmente sobre libertad de expresión y moderación de contenido, sobre todo por lo ocurrido con la suspensión permanente de la cuenta de Donald Trump. En su momento, Twitter argumentó su decisión al decir que el expresidente norteamericano violó sus reglas y políticas en lo que tiene que ver con incitación al odio.
Twitter, al igual que otras plataformas en línea, cuenta con unas normas que mitigan el riesgo de que sus usuarios, bajo la sombrilla de la libertad de expresión, recurran a actuaciones violentas, divulgación de información privada, incitación al odio y demás comportamientos “abusivos”. ¿Cambiarán con base en la concepción de libertad de expresión que tiene Musk?
El otro cambio anunciado por Musk, antes de la compra, es la lucha contra los robots de spam (cuentas falsas programadas para comentar, dar like y ejecutar otras acciones que impulsen un determinado tema o una posición sobre ese tema). En Colombia, y sobre todo en el marco de la discusión política, este tipo de estrategias tomaron el nombre de “bodegas”, pero sus usos no solo se han limitado al espectro electoral, por ejemplo.
Musk reconoce el potencial dañino que pueden tener este tipo de “herramientas”, por lo que parte de su estrategia para combatirlas será la verificación de los “humanos reales”. Sobre esto no ha dado muchos detalles, pero se puede suponer que habrá una forma para que un usuario pueda informarse sobre si un like o un comentario en la plataforma lo dio una persona o un robot, quizá.
Otro de los cambios que veríamos con esta adquisición es que Twitter pase a ser una plataforma de código abierto. En su cuenta de Twitter el magnate encuestó a sus seguidores hace un mes: “¿El algoritmo de Twitter debería ser de código abierto?”. Más del 82, % le respondió “sí”.
Los algoritmos abiertos son vistos como señal de transparencia pues, en teoría, cualquier persona con conocimientos podría ver su programación y concluir cuáles son las acciones que este ejecuta. Para el caso de Twitter, por ejemplo, se podría conocer cuáles son los contenidos que favorece la plataforma en su posicionamiento y hasta comprobar o sacar de las especulaciones los conocidos ‘shadowban’ que algunos aseguran, hacen las plataformas para evitar que ciertos temas ganen protagonismo entre la audiencia.
Esto, sumado a un botón que permitirá a los usuarios editar sus trinos después de publicados (esto sí lo confirmó Twitter recientemente), hacen parte de los cambios que podrían experimentar los usuarios.
A esta lista de transformaciones se sumaría la composición organizacional de la empresa. Un reportero de The Verge aseguró que el presidente de la junta, Bret Taylor, confirmó que esta dejaría de existir una vez se cierre el trato, que sería en los próximos seis meses. También que el actual CEO, Parag Agrawal, despejó toda posibilidad de que se presenten despidos. Además, los miembros de la junta tampoco recibirían salario, como lo trinó Musk hace unos días, al argumentar que con esto se ahorrarían US$3 millones al año.
De nuevo, es válido preguntarse sobre el impacto que tendrá este negocio, pues este da como resultado la amplificación y alcance del poder del hombre más adinerado del mundo. Como lo dijo Musk en uno de sus trinos: ¿se necesita una nueva plataforma? y, más aún, ¿esa nueva plataforma se caracterizará por la visión de lo que este magnate considera como “libertad de expresión”?
💰📈💱 ¿Ya te enteraste de las últimas noticias económicas? Te invitamos a verlas en El Espectador.