En Chile aumentan robos a trenes de cobre a plena luz de luna llena
Estas placas de cátodos de cobre robadas se trasladan a patios ilegales y se venden como chatarra con un descuento del 30 por ciento.
Bloomberg News.
En las noches iluminadas por la luna llena, los ladrones saltan de sus camionetas a los trenes mientras avanzan por el desierto de Atacama en Chile, para luego lanzar al suelo placas de cobre de 80 kilos y desaparecer en la oscuridad.
Esto se conoce como la "técnica del gato", y nadie sabe de dónde vienen los ladrones ni dónde esconden su botín; pero lo que es peor para las minas que plagan el desierto es que los robos se están volviendo más comunes y más audaces.
En el primer semestre de este año se reportaron alrededor de 40 incidentes, según la fiscalía en Antofagasta, lo que se compara con los solo seis en todo el año 2014. Los robos comenzaron a aumentar a fines de 2017 luego de que el cobre subiera al nivel más alto en más de dos años. Si bien los precios se han desplomado en el último mes, los ladrones parecen inmunes a la agitación de la guerra comercial que está sacudiendo los mercados de metales.
"Las bandas especializadas que atacan convoyes en movimiento se han vuelto comunes", dijo el jueves por teléfono Valeria Ibarra, coordinadora regional de seguridad pública de Antofagasta. "Son profesionales; si ven que una empresa está tomando medidas de seguridad, simplemente van a otras".
Estas placas de cátodos de cobre robadas se trasladan a patios ilegales y se venden como chatarra con un descuento del 30 por ciento respecto de los precios del mercado, dijo Ibarra.
En junio, los ladrones robaron 2,5 toneladas métricas del metal, valorado en más de US$15.000 en la Bolsa de Metales de Londres, desde un tren en movimiento. Los operadores solo se dieron cuenta cuando vieron el polvo que los vehículos de la pandilla dejaban atrás mientras escapaban por el desierto, según el periódico local Mercurio de Calama.
Las víctimas
Un objetivo común para los ladrones es la filial de logística de Antofagasta Plc, Grupo FCAB, que posee y opera alrededor de 700 kilómetros (430 millas) de líneas ferroviarias utilizadas para transportar cobre catódico y semiprocesado conocido como concentrado desde las minas hacia los puertos.
La estatal Codelco también reportó robos, de acuerdo con una declaración de la fiscalía en Antofagasta. Codelco no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios. Las minas de cobre Spence y Escondida, de BHP Billiton Ltd.; Zaldívar, de Antofagasta; Mantos Blancos, de Mantos Copper SA; y El Peñón, de Yamana Gold Inc., han reportado robos menores, según los fiscales.
"Para evitar la frecuencia de estos robos y proteger a sus trabajadores, la empresa ha reforzado sus controles y medidas preventivas", dijo FCAB en una respuesta a preguntas enviadas por correo electrónico.
Los ladrones se vuelven más creativos y más violentos, señaló Ibarra.
Un nuevo método se conoce como "el ancla". Cuando los trenes disminuyen la velocidad en las zonas de cuestas, las pandillas enganchan una amarra a una pila de cátodos y lanzan al suelo una especie de ancla. A medida que el tren avanza, los cátodos, que pesan unos 350 kilos (772 libras) van cayendo del vagón y son rápidamente recogidos por las camionetas.
El misterio de los jueves
El miércoles, el gobierno regional de Antofagasta estableció un grupo de trabajo permanente que incluye a la policía, el gobierno, la FCAB y las compañías mineras para abordar el tema y coordinar la vigilancia y las investigaciones.
Una de sus primeras tareas será resolver un misterio: por qué tantos robos ocurren los jueves. Los funcionarios del gobierno se preguntan si coincide con un cambio en los turnos, o si tiene que ver con la proximidad al fin de semana.
"Lo más preocupante es la integridad de los trabajadores y los guardias de seguridad porque los delincuentes actúan con más violencia y agresividad", dijo Ibarra. "Tenemos que tomar medidas antes de que sea demasiado tarde".
En las noches iluminadas por la luna llena, los ladrones saltan de sus camionetas a los trenes mientras avanzan por el desierto de Atacama en Chile, para luego lanzar al suelo placas de cobre de 80 kilos y desaparecer en la oscuridad.
Esto se conoce como la "técnica del gato", y nadie sabe de dónde vienen los ladrones ni dónde esconden su botín; pero lo que es peor para las minas que plagan el desierto es que los robos se están volviendo más comunes y más audaces.
En el primer semestre de este año se reportaron alrededor de 40 incidentes, según la fiscalía en Antofagasta, lo que se compara con los solo seis en todo el año 2014. Los robos comenzaron a aumentar a fines de 2017 luego de que el cobre subiera al nivel más alto en más de dos años. Si bien los precios se han desplomado en el último mes, los ladrones parecen inmunes a la agitación de la guerra comercial que está sacudiendo los mercados de metales.
"Las bandas especializadas que atacan convoyes en movimiento se han vuelto comunes", dijo el jueves por teléfono Valeria Ibarra, coordinadora regional de seguridad pública de Antofagasta. "Son profesionales; si ven que una empresa está tomando medidas de seguridad, simplemente van a otras".
Estas placas de cátodos de cobre robadas se trasladan a patios ilegales y se venden como chatarra con un descuento del 30 por ciento respecto de los precios del mercado, dijo Ibarra.
En junio, los ladrones robaron 2,5 toneladas métricas del metal, valorado en más de US$15.000 en la Bolsa de Metales de Londres, desde un tren en movimiento. Los operadores solo se dieron cuenta cuando vieron el polvo que los vehículos de la pandilla dejaban atrás mientras escapaban por el desierto, según el periódico local Mercurio de Calama.
Las víctimas
Un objetivo común para los ladrones es la filial de logística de Antofagasta Plc, Grupo FCAB, que posee y opera alrededor de 700 kilómetros (430 millas) de líneas ferroviarias utilizadas para transportar cobre catódico y semiprocesado conocido como concentrado desde las minas hacia los puertos.
La estatal Codelco también reportó robos, de acuerdo con una declaración de la fiscalía en Antofagasta. Codelco no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios. Las minas de cobre Spence y Escondida, de BHP Billiton Ltd.; Zaldívar, de Antofagasta; Mantos Blancos, de Mantos Copper SA; y El Peñón, de Yamana Gold Inc., han reportado robos menores, según los fiscales.
"Para evitar la frecuencia de estos robos y proteger a sus trabajadores, la empresa ha reforzado sus controles y medidas preventivas", dijo FCAB en una respuesta a preguntas enviadas por correo electrónico.
Los ladrones se vuelven más creativos y más violentos, señaló Ibarra.
Un nuevo método se conoce como "el ancla". Cuando los trenes disminuyen la velocidad en las zonas de cuestas, las pandillas enganchan una amarra a una pila de cátodos y lanzan al suelo una especie de ancla. A medida que el tren avanza, los cátodos, que pesan unos 350 kilos (772 libras) van cayendo del vagón y son rápidamente recogidos por las camionetas.
El misterio de los jueves
El miércoles, el gobierno regional de Antofagasta estableció un grupo de trabajo permanente que incluye a la policía, el gobierno, la FCAB y las compañías mineras para abordar el tema y coordinar la vigilancia y las investigaciones.
Una de sus primeras tareas será resolver un misterio: por qué tantos robos ocurren los jueves. Los funcionarios del gobierno se preguntan si coincide con un cambio en los turnos, o si tiene que ver con la proximidad al fin de semana.
"Lo más preocupante es la integridad de los trabajadores y los guardias de seguridad porque los delincuentes actúan con más violencia y agresividad", dijo Ibarra. "Tenemos que tomar medidas antes de que sea demasiado tarde".