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“En Colombia hay educación de calidad, pero también desigualdad”

Michael Kremer, Premio Nobel de Economía en 2019, destaca la importancia de eliminar las barreras de la educación superior para los estudiantes más pobres del país, participará este martes en el evento de la Fundación Santo Domingo “¿Cómo transformar la educación en Colombia? Un reto colectivo”.

06 de septiembre de 2022 - 02:30 a. m.
Michael Kremer es profesor en la Universidad de Chicago y Nobel de Economía. / A. Mahmoud
Michael Kremer es profesor en la Universidad de Chicago y Nobel de Economía. / A. Mahmoud
Foto: A. Mahmoud

Michael Kremer, profesor en la Universidad de Chicago y Nobel de Economía 2019, habla sobre su trabajo en ensayos experimentales en entornos educativos y sus hallazgos, así como de su visión sobre la educación colombiana.

Kremer será uno de los conferencistas en el evento sobre las innovaciones en educación, donde la conversación girará en torno al impacto que estas pueden tener en la calidad de vida de los ciudadanos y en el desarrollo sostenible del país, que se realiza este martes 6 de septiembre.

Este espacio es realizado por el Centro de Desarrollo Internacional de la Universidad de Harvard (CID, por su sigla en inglés), en alianza con la Fundación Santo Domingo. El objetivo de este es presentar los avances de su proyecto conjunto de investigación “Economía de la reforma educativa en Colombia”, que busca generar evidencia rigurosa sobre el impacto y el costo versus la efectividad de las innovaciones educativas implementadas en Colombia.

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¿Qué significa esta alianza entre el CID y la fundación?

La alianza entre la Fundación Santo Domingo y el Centro para el Desarrollo Internacional de Harvard es una oportunidad para producir investigación social de alta calidad, con el potencial de beneficiar significativamente a los colombianos.

¿Cuál es su visión de la educación colombiana?

La calidad de la educación en Colombia ya es buena, pero todavía existe una desigualdad sustancial, y los estudiantes más pobres tienen menos posibilidades de asistir a la universidad. Creo que hay oportunidades para reformas que darían a los estudiantes de entornos más pobres una educación básica más sólida, que elimine otras barreras para que ingresen a la universidad.

Sus trabajos basados en ensayos experimentales aleatorios en espacios educativos controlados son muy populares en la academia. ¿Podría explicarnos por qué este enfoque es valioso?

Cuando comencé a hacer experimentos pensé que serían, principalmente, una forma de comprender el impacto que causa una política o programa. Y eso sí que es muy valioso. Si vas a gastar mucho dinero en algo, es bueno entender qué efecto tiene. A veces los resultados que hemos encontrado han sido realmente sorprendentes.

Pero me he dado cuenta de que el método experimental se puede utilizar como una herramienta para la innovación.

Así como los médicos investigadores usan ensayos controlados aleatorios para desarrollar nuevos medicamentos y las empresas tecnológicas utilizan pruebas A/B para desarrollar nuevos productos, podemos emplearlo para desarrollar, probar y refinar políticas innovadoras o innovaciones sociales. Entonces, al usar el método experimental podemos mejorar los programas sociales con el tiempo, tal como esperamos que suceda con la tecnología y los medicamentos.

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¿Qué casos exitosos, basado en este enfoque, recuerda?

Por ejemplo, estudiamos un programa para distribuir libros de texto en Kenia. Este es que en un momento cada libro lo compartían 17 estudiantes.

Para mi sorpresa, descubrimos que entregar libros de texto no tuvo impacto en los puntajes promedio de las pruebas.

Como muchos fracasos, esto nos ayudó a aprender algo importante. El sistema escolar en ese momento en Kenia, como en muchos otros países, estaba orientado hacia los estudiantes de mayor rendimiento. En Kenia se enseña en inglés, el tercer idioma para la mayoría de los alumnos de la zona. Las escuelas fueron juzgadas, en gran parte, en función de sus alumnos con mejor rendimiento y, por lo tanto, centraron sus esfuerzos en ellos. Entre las razones por las que muchos estudiantes se quedaron atrás del plan de estudios oficial estaban la malaria, los gusanos o la necesidad de quedarse en casa y no ir para cuidar a sus hermanos.

Entonces, ¿qué hipótesis nueva hallaron o cómo continuaron la investigación?

Del hallazgo surgió la hipótesis de que si algunos estudiantes se atrasaban lo suficiente como para no poder seguir los libros de texto, proporcionar libros de texto no serviría de mucho.

Nos dimos cuenta de que podíamos probar esta teoría observando cómo la provisión de libros de texto afectaba a los estudiantes con diferentes niveles iniciales de aprendizaje. De acuerdo con esa teoría, los estudiantes con los puntajes iniciales más altos en las pruebas se beneficiaron sustancialmente, pero algunos no.

Otros investigadores han ido mucho más allá y han desarrollado nuevos métodos orientados a mejor la educación, según las necesidades de los estudiantes. Esto a menudo se denomina “enseñanza en el sentido correcto”. Se ha demostrado que tiene un impacto impresionante en los puntajes de las pruebas a un costo muy bajo y ahora llega a cientos de millones de niños en el sur de Asia y África.

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