¿En qué consisten las polémicas inversiones forzosas en las que insiste Petro?
El presidente Gustavo Petro ha dicho en varias ocasiones que su Gobierno buscará que el Congreso le permita ampliar a otros sectores este mecanismo, que actualmente se usa en la agricultura. La idea no convence a gremios y expertos.
El presidente Gustavo Petro, nuevamente, insistió en las inversiones forzosas, tanto en su discurso en el foro para la reactivación economía, que se realizó este viernes en Manizales, como en su cuenta de X.
El mandatario dijo que buscará que el Congreso apruebe este mecanismo para la “industria exportadora, para el mejoramiento de vivienda y la vivienda nueva y para la economía popular” e insistió en que ya existen en el sector agropecuario.
En el foro de reactivación, el mandatario explicó que se trata de “sacar del ahorro público en los bancos un porcentaje para destinarlo como crédito barato, con costo financiero pequeño, a las actividades de la producción, como se hace desde hace décadas en la agricultura”.
Petro agregó que en su paquete de reactivación económica estarán, además de las inversiones forzosas, los estímulos tributarios en favor del turismo y las energías limpias, específicamente, se refirió a estímulos para los empresarios que sustituyan gas por autogeneración de energía eléctrica limpia. “Pero la principal medida de reactivación económica es aprobar la reforma laboral que permitiría elevar el ingreso, y, por tanto, la demanda de las y los colombianos”.
En el foro, Petro también se refirió a la ley de financiamiento que presentará su Gobierno. El Ministerio de Hacienda informó que con este proyecto buscará $12 billones extra en recursos para inversión (pero bajando impuesto de renta para empresas).
¿Qué son las inversiones forzosas?
Como explicó José Ignacio López, presidente de la ANIF, los bancos usan parte de los depósitos (los recursos que guardan de sus clientes) para entregar créditos considerando criterios de rentabilidad y riesgo, pero con las inversiones forzosas se verían obligados a destinar cierta cantidad de recursos para una inversión en particular. Dependiendo de cómo lo plantee el Gobierno, esos recursos se podrían entregar directamente a los beneficiarios a través de créditos o por medio de entidades de fomento que se financien con esas inversiones para poder entregar los préstamos.
Le recomendamos: El Gobierno abrió el debate sobre las inversiones forzosas: ¿qué son?
El problema con la propuesta de Petro es que el mecanismo no les suena a expertos y gremios. Durante la Convención Bancaria, en junio, Jonathan Malagón, presidente de Asobancaria, aseguró que es una “mala idea” y que el modelo de inversiones forzosas ya fracasó en Colombia en la década de los setenta. “Fueron un elemento de represión financiera, hubo consenso entre todos los analistas de que lo que hacían era limitar el crédito porque parte del ahorro nacional se iba necesariamente a unos sectores, entonces había una distorsión”.
Jose Antonio Ocampo, exministro de Hacienda, sostiene que la propuesta es inadecuada. “Lo que se necesita son acciones coordinadas del Grupo Bicentenario, que reúne a las entidades financieras del sector público. A través del grupo se pueden otorgar líneas de crédito, algunas concesionales, así como garantías. Un esquema de este tipo es el programa de financiamiento de la economía popular lanzado a finales del 2022, que no ha sido implementado adecuadamente. Un buen programa de crédito puede y debe ser además concertado con el sector financiero privado”.
José Manuel Restrepo, exministro de Hacienda y rector de la Universidad EIA, afirmó que las inversiones forzosas pueden “desincentivar la distribución de recursos y elevar los costos de crédito a los supuestos sectores reactivados” y que si las inversiones son administradas por el Gobierno pueden generar “más ineficiencias y politización en la asignación de los recursos”.
Por ahora, las únicas inversiones forzosas que sobreviven están en el agro. Alexandra Restrepo, presidenta de Finagro, dijo a este diario que los Títulos de Desarrollo Agropecuario (TDA) han permitido que los productores accedan al sistema financiero. Por medio de la Ley 16 de 1990 se creó el Sistema Nacional de Crédito Agropecuario, la Comisión Nacional de Crédito Agropecuario, Finagro y los TDA, que son la principal fuente de financiamiento del sector.
Las instituciones financieras tienen la obligación de adquirir TDA, la cantidad de inversión se determina según ciertos criterios y se divide entre TDA tipo A y TDA tipo B. Los del primer tipo se destinan para el fondeo de los pequeños productores con condiciones de financiamiento más bajas y los segundos, para créditos a medianos y grandes productores.
Malagón, por su parte, ha dicho que con las inversiones forzosas todos los colombianos terminan pagando las tasas de interés más altas porque se comprime el ahorro para permitir que determinados sectores tengan crédito.
La discusión sobre este mecanismo hasta ahora comienza, pues mientras el Gobierno insiste en implementar las inversiones forzosas para impulsar la economía, el sector bancario las rechaza.
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El presidente Gustavo Petro, nuevamente, insistió en las inversiones forzosas, tanto en su discurso en el foro para la reactivación economía, que se realizó este viernes en Manizales, como en su cuenta de X.
El mandatario dijo que buscará que el Congreso apruebe este mecanismo para la “industria exportadora, para el mejoramiento de vivienda y la vivienda nueva y para la economía popular” e insistió en que ya existen en el sector agropecuario.
En el foro de reactivación, el mandatario explicó que se trata de “sacar del ahorro público en los bancos un porcentaje para destinarlo como crédito barato, con costo financiero pequeño, a las actividades de la producción, como se hace desde hace décadas en la agricultura”.
Petro agregó que en su paquete de reactivación económica estarán, además de las inversiones forzosas, los estímulos tributarios en favor del turismo y las energías limpias, específicamente, se refirió a estímulos para los empresarios que sustituyan gas por autogeneración de energía eléctrica limpia. “Pero la principal medida de reactivación económica es aprobar la reforma laboral que permitiría elevar el ingreso, y, por tanto, la demanda de las y los colombianos”.
En el foro, Petro también se refirió a la ley de financiamiento que presentará su Gobierno. El Ministerio de Hacienda informó que con este proyecto buscará $12 billones extra en recursos para inversión (pero bajando impuesto de renta para empresas).
¿Qué son las inversiones forzosas?
Como explicó José Ignacio López, presidente de la ANIF, los bancos usan parte de los depósitos (los recursos que guardan de sus clientes) para entregar créditos considerando criterios de rentabilidad y riesgo, pero con las inversiones forzosas se verían obligados a destinar cierta cantidad de recursos para una inversión en particular. Dependiendo de cómo lo plantee el Gobierno, esos recursos se podrían entregar directamente a los beneficiarios a través de créditos o por medio de entidades de fomento que se financien con esas inversiones para poder entregar los préstamos.
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El problema con la propuesta de Petro es que el mecanismo no les suena a expertos y gremios. Durante la Convención Bancaria, en junio, Jonathan Malagón, presidente de Asobancaria, aseguró que es una “mala idea” y que el modelo de inversiones forzosas ya fracasó en Colombia en la década de los setenta. “Fueron un elemento de represión financiera, hubo consenso entre todos los analistas de que lo que hacían era limitar el crédito porque parte del ahorro nacional se iba necesariamente a unos sectores, entonces había una distorsión”.
Jose Antonio Ocampo, exministro de Hacienda, sostiene que la propuesta es inadecuada. “Lo que se necesita son acciones coordinadas del Grupo Bicentenario, que reúne a las entidades financieras del sector público. A través del grupo se pueden otorgar líneas de crédito, algunas concesionales, así como garantías. Un esquema de este tipo es el programa de financiamiento de la economía popular lanzado a finales del 2022, que no ha sido implementado adecuadamente. Un buen programa de crédito puede y debe ser además concertado con el sector financiero privado”.
José Manuel Restrepo, exministro de Hacienda y rector de la Universidad EIA, afirmó que las inversiones forzosas pueden “desincentivar la distribución de recursos y elevar los costos de crédito a los supuestos sectores reactivados” y que si las inversiones son administradas por el Gobierno pueden generar “más ineficiencias y politización en la asignación de los recursos”.
Por ahora, las únicas inversiones forzosas que sobreviven están en el agro. Alexandra Restrepo, presidenta de Finagro, dijo a este diario que los Títulos de Desarrollo Agropecuario (TDA) han permitido que los productores accedan al sistema financiero. Por medio de la Ley 16 de 1990 se creó el Sistema Nacional de Crédito Agropecuario, la Comisión Nacional de Crédito Agropecuario, Finagro y los TDA, que son la principal fuente de financiamiento del sector.
Las instituciones financieras tienen la obligación de adquirir TDA, la cantidad de inversión se determina según ciertos criterios y se divide entre TDA tipo A y TDA tipo B. Los del primer tipo se destinan para el fondeo de los pequeños productores con condiciones de financiamiento más bajas y los segundos, para créditos a medianos y grandes productores.
Malagón, por su parte, ha dicho que con las inversiones forzosas todos los colombianos terminan pagando las tasas de interés más altas porque se comprime el ahorro para permitir que determinados sectores tengan crédito.
La discusión sobre este mecanismo hasta ahora comienza, pues mientras el Gobierno insiste en implementar las inversiones forzosas para impulsar la economía, el sector bancario las rechaza.
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