Escasez futura de gas enciende alarmas por alza de tarifas

Si tocara importar gas para el consumo, el mercado calcula que para un usuario residencial de los estratos 3 y 4 en Bogotá la tarifa se podría elevar entre 26 y 62 %.

Jorge Sáenz V. jsaenz@elespectador.com
24 de mayo de 2019 - 02:00 a. m.
Las tarifas de gas domiciliario podrían elevarse considerablemente ante una eventual importación del combustible si se gotan pronto nuestras reservas. / Bloomberg News.
Las tarifas de gas domiciliario podrían elevarse considerablemente ante una eventual importación del combustible si se gotan pronto nuestras reservas. / Bloomberg News.
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Colombia se enfrenta a una paradoja por la escasez de reservas de gas: que no implemente el fracking para elevar las reservas gasíferas y tenga que importar este combustible de Estados Unidos obtenido con la técnica del shale (formación sedimentaria que contiene gas y petróleo) o tenga que comprarle a Venezuela, que por ahora es un tema prohibido debido a las sanciones de Washington a Caracas.

Este panorama de escasez va a tener una importante incidencia en las tarifas de los consumidores de gas y en el monto de las eléctricas.

Al depender del gas importado desde la planta regasificadora de Cartagena y de una eventual planta de Buenaventura, las tarifas tendrían un impacto considerable para el usuario residencial. Para una ciudad como Bogotá, el efecto podría estar entre 26 y 62 % de costo adicional para las familias de estratos 3 y 4. Si la compra se hace desde la planta de regasificación de Cartagena, el impacto podría ser hasta del 15 %, dependiendo del costo del gas natural licuado (LNG) que se logre y de la tarifa de regasificación en Colombia.

Desde enero de 2018 a marzo de este año, el precio promedio del gas nacional, sin transporte y distribución, ha estado entre US$4,11/MBTU y US$4,52/MBTU (millones de British Thermal Units, unidad de energía), según información del Gestor de Mercado, responsable de facilitar las negociaciones entre los diferentes agentes de la cadena de gas en el país. Por su parte, la cotización del gas licuado en Cartagena se ha movido entre US$8,4/MBTU y US$12,9/MBTU, según las agencias internacionales.

La ministra de Minas y Energía, María Fernanda Suárez, manifestó que el Gobierno se encuentra preocupado por el impacto que podría sentirse en las tarifas para los consumidores: “Es la primera vez desde que tenemos reservas de gas y uso del gas de manera doméstica que tenemos reservas por debajo de 10 años. Es la primera vez en 40 años”.

Asimismo explicó que la situación de escasez de gas es más preocupante que la de petróleo, porque de éste se consume apenas el 50 % de la producción nacional y el resto se exporta. En cuanto al gas, el 100 % de lo que se produce en el país es para consumo doméstico. Recordó que hay 9,5 millones de usuarios que lo utilizan en la cocción de alimentos, para sus aires acondicionados o para los comercios o vehículos de transporte masivo de pasajeros o particulares.

En la actualidad, 31 millones de colombianos cocinan con gas natural, mientras 173.000 comercios dependen de este combustible y unas 5.500 industrias. El número de conversiones de vehículos a gas también ha venido creciendo: en 2009 se realizaron 300, en 2013 fueron 500.000 y en 2018 se registraron 600.000.

Corto y mediano plazo

El gremio de las empresas productoras de gas en Colombia, Naturgás, señala que hay suficiente gas para atender a corto y mediano plazo la demanda esencial, que es residencial y vehicular. “La demanda de gas térmico, para generación eléctrica, se puede complementar con gas natural importado”, dijo el presidente de Naturgás, Orlando Cabrales Segovia. “Por un tema de seguridad energética es mucho mejor tener gas natural nacional que importarlo”, sentenció.

La ministra de Minas y Energía ve crecer la posibilidad de que se implemente la técnica de la roca de esquisto (shale gas y shale oil) y considera que si “se nos acaba el gas” nos va tocar importarlo. Y sentencia que si se concretan esas compras externas, “el efecto es que se dobla el precio” para todos en el país. (Contexto: Crece el riesgo de que el país tenga que importar gas).

Suárez recuerda que el país tiene actualmente dos fuentes principales de gas: Cusiana-Cupiagua, que abastece principalmente el interior del país, y Chuchupa-Ballena, que va para la zona norte del territorio colombiano. Pero desde el punto de vista de gasoductos, el país no está integrado. Todo esto llevaría a que en los años 2022 y 2023 “tendríamos que importar gas para abastecer la zona norte del país”.

El dilema del Gobierno y los grandes consumidores es a quién corresponde pagar ese mayor precio por el gas importado. “Tenemos que analizar si hacemos un sistema para que ese gas importado se pague por regiones o se tenga que cancelar en una canasta a nivel nacional”, sentenció la ministra de Minas y Energía. (De interés: Costo de la energía subiría ante eventual importación de gas: Minminas).

Potencial de reservas

Pese al descenso de las reservas de gas, el país cuenta con un buen potencial exploratorio y de desarrollo para mantener su autosuficiencia energética.

Es así como el gas en el Piedemonte Llanero aportaría entre 3 y 10 TCF (terapiés cúbicos), mientras la actividad costa afuera en el Caribe colombiano, que se ha dinamizado con la firma de nuevos contratos de exploración, representa un potencial de entre 7 y 30 trillones de pies cúbicos, sostiene un informe de Ecopetrol. El presidente de la estatal petrolera, Felipe Bayón, considera que el potencial de gas del país puede estar entre 40 y 50 TCF.

Regasificadora del Pacífico

La construcción de la planta regasificadora en Buenaventura es un punto que sigue bajo análisis. Se estima que haya inversiones de US$700 millones y que entre en operación entre 2023 y 2024. Según la UPME, la planta de 400 MPCD (millones de pies cúbicos diarios) tendría una capacidad de almacenamiento de 170.000 m³ de gas natural licuado.

Se exploran alternativas para su financiación: a través de una estampilla nacional o que se cargue a quienes más usan ese gas. La gerente de la Andi en el Valle, María Eugenia Lloreda, admite que hay un punto de controversia relacionado con quién va a asumir los costos de la construcción.

La dirigente gremial del Valle del Cauca señala que los empresarios de la región aprueban la construcción de la planta porque va a permitir que Buenaventura, como principal puerto en el Pacífico, tenga provisión del combustible y no dependa de carros cisternas, además de que va a permitir que se alimenten unas plantas eléctricas que se están construyendo en el municipio portuario.

Lloreda considera que la regasificadora del Pacífico suministraría gas al Eje Cafetero, el suroccidente del país y algunas poblaciones cercanas a Bogotá. (Lectura: Hallazgo del Caribe que no arranca podría salvar al país de importar gas).

Por Jorge Sáenz V. jsaenz@elespectador.com

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