¿Está en riesgo el café de Colombia?
El cambio climático, la reconversión de las fincas y la falta de productividad le están quitando cuerpo al catalogado mejor café del mundo. El riesgo es inminente. ¿Qué hacer? Roberto Vélez, gerente general de la Federación de Cafeteros, responde.
Edwin Bohórquez Aya /@EdwinBohorquezA
¿Qué tan sostenible es el negocio cafetero colombiano, el mismo que por años ha sido el principal embajador de nuestros país alrededor del mundo? Pues de acuerdo con el estudio “Garantizar la viabilidad y sostenibilidad económica de la producción de café”, liderado por el profesor Jeffrey Sachs, de la Universidad de Columbia, y comisionado por el Foro Mundial de Productores de Café (FMPC), el panorama no está nada claro.
Por ejemplo: para 2050, el 75% de la tierra apta para la producción de café arábigo y 63% de la tierra para la producción de café robusta se perderán debido al cambio climático (aunque la cantidad de tierra apta restante aún será superior a la actual cantidad total de tierra con cultivos de café). Se concluyó también que no se espera una mejora en los pecios y fue precisamente el académico quien advirtió que “Sin una acción conjunta sostenida, lo que incluye aportes precompetitivos de tostadores y minoristas, más productores de café estarán en extrema pobreza, y los orígenes se concentrarán en cada vez menos países. La industria corre el riesgo de perder mucha de su diversidad y resiliencia. Los principales tostadores y minoristas deberían avanzar en ayudar a garantizar la sostenibilidad de la industria mundial, y los gobiernos y las agencias multilaterales también deberían aumentar su apoyo de la mano de la industria”.
Por eso, entrevistamos a Roberto Vélez, gerente general de la Federación Nacional de Cafeteros para entender su posición y saber qué tan elevados son los riesgos que tiene Colombia por delante:
Cómo asegurar la sostenibilidad del sector cafetero colombiano ante variables tan fuertes como el precio internacional y el cambio climático?
Estamos trabajando desde hace cuatro años sobre el tema de la sostenibilidad para la caficultura, tenemos un programa que se llama 100 – 100, que es para cuando la Federación se convierta en una organización centenaria, en el año 2027, debemos estar ya muy adelante en el programa que nos asegure la sosteniblidad 100% de la caficultura colombiana.
¿Cuáles son los grandes retos ahora mismo?
Cambio climático, generación de relevo, precios, la reconversión de buena parte de las fincas cafeteras por temas de contaminación, pero vamos a trabajar en todo esto. Vamos a firmar un convenio con el gobierno nacional que será un pacto de 10 años, el 2030 que quiere el presidente Duque para asegurar los recursos en los temas en los que la caficultura lo necesite para llegar a esa sosteniblidad ojalá en el año 2030, es decir, nos estamos enfilando y le hemos hablando a la comunidad internacional que necesitamos y queremos que nos acompañen para que el café en general se presente como al café como el producto que es totalmente sostenible a los ojos del consumidor mundial.
¿Qué están haciendo puntualmente en el tema de cambio climático?
Ese es uno de los temas de los que todo mundo conversa, todo el mundo sabe y todo el mundo conversa, pero hay muy poquito que se está haciendo. Están los objetivos de desarrollo sostenible de Naciones Unidas, hay temas directamente planteados por el Gobierno Nacional, nosotros mismos en la caficultura tenemos una idea de qué debemos hacer, pero este se trata de un trabajo colectivo entre todos. Yo veo con mucha preocupación que el mundo internacional no esté haciendo acciones tangibles que puedan conducirnos a una eliminación del problema gravísimo de que muy prontamente vamos a acrecentar la temperatura promedio en dos grados y que tal vez empecemos a llegar a ese mar donde no hay regreso.
Entonces en el sector cafetero estamos haciendo lo máximo que nos corresponda, pero debe ser un esfuerzo más grande, no solo del país sino del mundo entero.
¿Pero qué están haciendo en el sector cafetero?
Tratamos de formular sistemas agroforestales que puedan producir las mismas cantidades de café pero acompañados de bosques, por un lado, dos, estamos haciendo todo el trabajo para que la caficultura produzca la menor afectación a las fuentes hídricas y ríos que están en los departamentos cafeteros, tres, no se le puede olvidar a uno que el cafeto es un árbol, y el balance que hemos logrado determinar es que el café emite unas 600.000 toneladas de CO2 pero captura 3000000 de toneladas de CO2, entonces desde el punto de vista cafetero nosotros estamos haciendo el trabajo pero no es suficiente, somos una gota en un océano gigantesco en donde los países que más contaminan no están haciendo la tarea.
Colombia, siendo protagonista del negocio, ¿debería buscar hacer parte de una OPEP cafetera y poder influir en los precios internacionales?
Es muy complejo y tratar de equipar las dos cosas no es fácil, por qué, porque los países productores de petróleo son ricos, en su generalidad son desarrollados, Arabia Saudita puede decir que va a producir un millón de barriles al día menos y no le descuadra las cuentas fiscales ni le acaba la economía, además, una vez usted cierra la llave el petróleo queda ahí, no le pasa nada, en cambio el café es producido por países pobres y cualquier esquema de retención de café vale muchísima plata y no hay las instituciones que logren hacerlo, en Colombia tenemos la fortuna de contar con la Federación de Cafeteros, pero los demás países desmontaron sus instituciones cafeteras, entonces quién hace esa retención: ¿los gobiernos? ¿con qué plata? Ahora, Brasil que es el primer productor mundial sigue siendo rentable inclusive a estos niveles de precio, no le interesa para nada meterse en un esquema de retención, así las cosas lo que hemos hecho es tratando de tocarle la puerta a la industria para decirles que ellos son corresponsables y que tenemos que tratar de armar una cadena de sostenibilidad y que le pueda decir al mundo entero: mire, esta cadena de este producto que se llama café es totalmente sostenible, porque el productor recibe un dinero que cubre los costos de producción más una rentabilidad. Me he venido reuniendo con la industria diciéndoles: comprométase con nosotros que nos va a pagar por lo menos con precio mínimo, el costo de producción y una rentabilidad, esas son las acciones que nos pueden llevar hacia el futuro para poder reclamar la sostenibilidad total y con ellos por qué no poderle decir al consumidor: usted que paga dos o tres o cuatro dólares por una taza de café, pues le va a tocar pagar 4,20 o 4,30 porque esto contribuye a sostener todo ese esquema de sostenibilidad para toda la cadena.
¿Qué pasó con el recambio en dos aspectos: en los árboles y en las familias cafeteras y las que recogen el café?
Ese es un tema muy complicado, este no es un tema de los cafeteros o la agricultura, es un tema general, en el mundo entero. Los muchachos jóvenes quieren estar en las ciudades porque ofrecen una cantidad de beneficios que en el campo no se dan, y más en el campo colombiano que las oportunidades y la capacidad del estado de llegar con una batería de oportunidades que le de a ese muchacho joven las mismas oportunidades que en la ciudad no están allí, no hay vías, recreación, conectividad, en eso estamos trabajando, que es la condición número 1 para poder retener.
Por el lado de la recolección también tenemos un cuello de botella, venimos trabajando como Federación con una empresa brasilera y nuestro Cenicafé produjo el primer instrumento que acompaña y ayuda a la recolección, que le llamamos la derribadora de café, que recoge los granos maduros con mayor eficiencia permitiendo disminuir a una mejor cantidad de mano de obra que va a existir hacia el futuro.
¿Cómo reciben ustedes las recomendaciones del profesor Jefrey Sachs?
Las recibimos con mucha inquietud, lógicamente el profesor hizo un análisis, yo no diría que descarnado pero una radiografía muy acertada de lo que es la caficultura hoy en el mundo, desde los 90 hasta ahora todo el crecimiento de la demanda de café internacionalmente ha sido llenado en el 85% por dos países: Brasil y Vietnam, que han incrementado su productividad de manera impresionante. Brasil producía 12 sacos por hectárea a principios de los 90 y hoy produce 30, y Vietnam que también estaba en ese orden y hoy produce 45, nosotros estamos en 19. Tenemos que seguir haciendo un esfuerzo de productividad, pero más aún el profesor dijo dos cosas que son preocupantes:
- Países con bajas productividades van a tener que salir del mundo cafetero porque Brasil y Vietnam van a seguir en esa carrera de productividad.
- Países con formatos de caficultura pequeños van a tener que salir.
A mí eso me dejó frío pero me llamó a una reflexión que es la que tenemos que hacer los colombianos y es que a nosotros solamente una cosa nos va a sacar a flote y es la calidad. De este año en adelante vamos a reforzar el tema de calidad del café de Colombia. La única esperanza que le queda a Colombia es que tiene más de la mitad de sus cafeteros, es decir más de 270.000 familias con menos de una hectárea es la calidad del café colombiano.
Ahí entran a jugar casos como el de Amor Perfecto…
Sí, ahí entran a jugar todos los elementos que han sido tradicionales en nuestra caficultura como Juan Valdez, la fama que tiene el café colombiano en el exterior, la posibilidad única que tiene Colombia de ofrecer cosecha fresca todo el año, de tener una región cafetera extendida por toda la geografía, características y perfiles de cafés que son no repetibles internacionalmente, entonces tenemos que seguir apostándole a eso y tenemos que cada vez más adueñaros de ese mercado de cafés de altísima calidad que paga muy buenos precios y que, repito, tiene que ser el nicho donde Colombia tiene que jugar de aquí en adelante.
¿Cómo ven la situación con este dólar moviéndose en los 3500, el desempleo disparado y la economía con un temor de recesión global?
Mire, todo viene unido de la mano, el dólar toca esos niveles por toda esa incertidumbre internacional, los problemas de la guerra comercial entre EEUU y China y ese reacomodo global, lógicamente para un sector que es netamente exportador pues esta mejoría, la devaluación pues es bienvenida, a nosotros nos parece que la gente exagera cuando dice que la devaluación en Colombia es muy grande, pues puede que para este año sí, pero si uno mira en el año 2002 el dólar estará muy cerquita de llegar a 3000 pesos, llegar a 3500 pesos casi 20 años después ni siquiera compensa los costos de una economía. Ahora, sí vemos con preocupación el desempleo, que sigue siendo el problema grande que tiene que atacar la economía colombiana, tiene que ver mucho con cómo se comporta la economía internacional, sin embargo la economía colombiana sigue siendo estable, los crecimientos este año están por encima de 3.1 o 3.2% siguen siendo muy buenos comparados con las demás economías de la región.
¿Qué tan sostenible es el negocio cafetero colombiano, el mismo que por años ha sido el principal embajador de nuestros país alrededor del mundo? Pues de acuerdo con el estudio “Garantizar la viabilidad y sostenibilidad económica de la producción de café”, liderado por el profesor Jeffrey Sachs, de la Universidad de Columbia, y comisionado por el Foro Mundial de Productores de Café (FMPC), el panorama no está nada claro.
Por ejemplo: para 2050, el 75% de la tierra apta para la producción de café arábigo y 63% de la tierra para la producción de café robusta se perderán debido al cambio climático (aunque la cantidad de tierra apta restante aún será superior a la actual cantidad total de tierra con cultivos de café). Se concluyó también que no se espera una mejora en los pecios y fue precisamente el académico quien advirtió que “Sin una acción conjunta sostenida, lo que incluye aportes precompetitivos de tostadores y minoristas, más productores de café estarán en extrema pobreza, y los orígenes se concentrarán en cada vez menos países. La industria corre el riesgo de perder mucha de su diversidad y resiliencia. Los principales tostadores y minoristas deberían avanzar en ayudar a garantizar la sostenibilidad de la industria mundial, y los gobiernos y las agencias multilaterales también deberían aumentar su apoyo de la mano de la industria”.
Por eso, entrevistamos a Roberto Vélez, gerente general de la Federación Nacional de Cafeteros para entender su posición y saber qué tan elevados son los riesgos que tiene Colombia por delante:
Cómo asegurar la sostenibilidad del sector cafetero colombiano ante variables tan fuertes como el precio internacional y el cambio climático?
Estamos trabajando desde hace cuatro años sobre el tema de la sostenibilidad para la caficultura, tenemos un programa que se llama 100 – 100, que es para cuando la Federación se convierta en una organización centenaria, en el año 2027, debemos estar ya muy adelante en el programa que nos asegure la sosteniblidad 100% de la caficultura colombiana.
¿Cuáles son los grandes retos ahora mismo?
Cambio climático, generación de relevo, precios, la reconversión de buena parte de las fincas cafeteras por temas de contaminación, pero vamos a trabajar en todo esto. Vamos a firmar un convenio con el gobierno nacional que será un pacto de 10 años, el 2030 que quiere el presidente Duque para asegurar los recursos en los temas en los que la caficultura lo necesite para llegar a esa sosteniblidad ojalá en el año 2030, es decir, nos estamos enfilando y le hemos hablando a la comunidad internacional que necesitamos y queremos que nos acompañen para que el café en general se presente como al café como el producto que es totalmente sostenible a los ojos del consumidor mundial.
¿Qué están haciendo puntualmente en el tema de cambio climático?
Ese es uno de los temas de los que todo mundo conversa, todo el mundo sabe y todo el mundo conversa, pero hay muy poquito que se está haciendo. Están los objetivos de desarrollo sostenible de Naciones Unidas, hay temas directamente planteados por el Gobierno Nacional, nosotros mismos en la caficultura tenemos una idea de qué debemos hacer, pero este se trata de un trabajo colectivo entre todos. Yo veo con mucha preocupación que el mundo internacional no esté haciendo acciones tangibles que puedan conducirnos a una eliminación del problema gravísimo de que muy prontamente vamos a acrecentar la temperatura promedio en dos grados y que tal vez empecemos a llegar a ese mar donde no hay regreso.
Entonces en el sector cafetero estamos haciendo lo máximo que nos corresponda, pero debe ser un esfuerzo más grande, no solo del país sino del mundo entero.
¿Pero qué están haciendo en el sector cafetero?
Tratamos de formular sistemas agroforestales que puedan producir las mismas cantidades de café pero acompañados de bosques, por un lado, dos, estamos haciendo todo el trabajo para que la caficultura produzca la menor afectación a las fuentes hídricas y ríos que están en los departamentos cafeteros, tres, no se le puede olvidar a uno que el cafeto es un árbol, y el balance que hemos logrado determinar es que el café emite unas 600.000 toneladas de CO2 pero captura 3000000 de toneladas de CO2, entonces desde el punto de vista cafetero nosotros estamos haciendo el trabajo pero no es suficiente, somos una gota en un océano gigantesco en donde los países que más contaminan no están haciendo la tarea.
Colombia, siendo protagonista del negocio, ¿debería buscar hacer parte de una OPEP cafetera y poder influir en los precios internacionales?
Es muy complejo y tratar de equipar las dos cosas no es fácil, por qué, porque los países productores de petróleo son ricos, en su generalidad son desarrollados, Arabia Saudita puede decir que va a producir un millón de barriles al día menos y no le descuadra las cuentas fiscales ni le acaba la economía, además, una vez usted cierra la llave el petróleo queda ahí, no le pasa nada, en cambio el café es producido por países pobres y cualquier esquema de retención de café vale muchísima plata y no hay las instituciones que logren hacerlo, en Colombia tenemos la fortuna de contar con la Federación de Cafeteros, pero los demás países desmontaron sus instituciones cafeteras, entonces quién hace esa retención: ¿los gobiernos? ¿con qué plata? Ahora, Brasil que es el primer productor mundial sigue siendo rentable inclusive a estos niveles de precio, no le interesa para nada meterse en un esquema de retención, así las cosas lo que hemos hecho es tratando de tocarle la puerta a la industria para decirles que ellos son corresponsables y que tenemos que tratar de armar una cadena de sostenibilidad y que le pueda decir al mundo entero: mire, esta cadena de este producto que se llama café es totalmente sostenible, porque el productor recibe un dinero que cubre los costos de producción más una rentabilidad. Me he venido reuniendo con la industria diciéndoles: comprométase con nosotros que nos va a pagar por lo menos con precio mínimo, el costo de producción y una rentabilidad, esas son las acciones que nos pueden llevar hacia el futuro para poder reclamar la sostenibilidad total y con ellos por qué no poderle decir al consumidor: usted que paga dos o tres o cuatro dólares por una taza de café, pues le va a tocar pagar 4,20 o 4,30 porque esto contribuye a sostener todo ese esquema de sostenibilidad para toda la cadena.
¿Qué pasó con el recambio en dos aspectos: en los árboles y en las familias cafeteras y las que recogen el café?
Ese es un tema muy complicado, este no es un tema de los cafeteros o la agricultura, es un tema general, en el mundo entero. Los muchachos jóvenes quieren estar en las ciudades porque ofrecen una cantidad de beneficios que en el campo no se dan, y más en el campo colombiano que las oportunidades y la capacidad del estado de llegar con una batería de oportunidades que le de a ese muchacho joven las mismas oportunidades que en la ciudad no están allí, no hay vías, recreación, conectividad, en eso estamos trabajando, que es la condición número 1 para poder retener.
Por el lado de la recolección también tenemos un cuello de botella, venimos trabajando como Federación con una empresa brasilera y nuestro Cenicafé produjo el primer instrumento que acompaña y ayuda a la recolección, que le llamamos la derribadora de café, que recoge los granos maduros con mayor eficiencia permitiendo disminuir a una mejor cantidad de mano de obra que va a existir hacia el futuro.
¿Cómo reciben ustedes las recomendaciones del profesor Jefrey Sachs?
Las recibimos con mucha inquietud, lógicamente el profesor hizo un análisis, yo no diría que descarnado pero una radiografía muy acertada de lo que es la caficultura hoy en el mundo, desde los 90 hasta ahora todo el crecimiento de la demanda de café internacionalmente ha sido llenado en el 85% por dos países: Brasil y Vietnam, que han incrementado su productividad de manera impresionante. Brasil producía 12 sacos por hectárea a principios de los 90 y hoy produce 30, y Vietnam que también estaba en ese orden y hoy produce 45, nosotros estamos en 19. Tenemos que seguir haciendo un esfuerzo de productividad, pero más aún el profesor dijo dos cosas que son preocupantes:
- Países con bajas productividades van a tener que salir del mundo cafetero porque Brasil y Vietnam van a seguir en esa carrera de productividad.
- Países con formatos de caficultura pequeños van a tener que salir.
A mí eso me dejó frío pero me llamó a una reflexión que es la que tenemos que hacer los colombianos y es que a nosotros solamente una cosa nos va a sacar a flote y es la calidad. De este año en adelante vamos a reforzar el tema de calidad del café de Colombia. La única esperanza que le queda a Colombia es que tiene más de la mitad de sus cafeteros, es decir más de 270.000 familias con menos de una hectárea es la calidad del café colombiano.
Ahí entran a jugar casos como el de Amor Perfecto…
Sí, ahí entran a jugar todos los elementos que han sido tradicionales en nuestra caficultura como Juan Valdez, la fama que tiene el café colombiano en el exterior, la posibilidad única que tiene Colombia de ofrecer cosecha fresca todo el año, de tener una región cafetera extendida por toda la geografía, características y perfiles de cafés que son no repetibles internacionalmente, entonces tenemos que seguir apostándole a eso y tenemos que cada vez más adueñaros de ese mercado de cafés de altísima calidad que paga muy buenos precios y que, repito, tiene que ser el nicho donde Colombia tiene que jugar de aquí en adelante.
¿Cómo ven la situación con este dólar moviéndose en los 3500, el desempleo disparado y la economía con un temor de recesión global?
Mire, todo viene unido de la mano, el dólar toca esos niveles por toda esa incertidumbre internacional, los problemas de la guerra comercial entre EEUU y China y ese reacomodo global, lógicamente para un sector que es netamente exportador pues esta mejoría, la devaluación pues es bienvenida, a nosotros nos parece que la gente exagera cuando dice que la devaluación en Colombia es muy grande, pues puede que para este año sí, pero si uno mira en el año 2002 el dólar estará muy cerquita de llegar a 3000 pesos, llegar a 3500 pesos casi 20 años después ni siquiera compensa los costos de una economía. Ahora, sí vemos con preocupación el desempleo, que sigue siendo el problema grande que tiene que atacar la economía colombiana, tiene que ver mucho con cómo se comporta la economía internacional, sin embargo la economía colombiana sigue siendo estable, los crecimientos este año están por encima de 3.1 o 3.2% siguen siendo muy buenos comparados con las demás economías de la región.