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El proyecto Accesos Norte Fase II, vital para descongestionar el tránsito en la entrada norte de Bogotá y mejorar la conectividad vial hacia los departamentos del norte del país, enfrenta un reto: garantizar su sostenibilidad ambiental.
La Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) y el concesionario Ruta Bogotá Norte S.A.S. radicaron ante la Agencia Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) el Estudio de Impacto Ambiental (EIA), un requisito indispensable para modificar la licencia ambiental y dar inicio a las obras.
La iniciativa busca ampliar la Autopista Norte y la Carrera Séptima, así como construir la Perimetral de Sopó.
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¿Cuáles son las medidas ambientales?
Según la ANI, se busca minimizar el impacto ambiental de las obras y garantizar que la expansión vial no afecte de forma irreversible los ecosistemas locales.
- Conectividad hídrica y ecosistémica: se han armonizado los cálculos hidráulicos con los caudales de las obras de drenaje de la Empresa de Acueducto y con los planes de manejo ambiental de los humedales Torca y Guaymaral.
- Compensación ambiental: se han destinado 98 hectáreas para compensar la pérdida de biodiversidad, un avance significativo en la gestión sostenible del proyecto.
- Pasos de fauna: se construirán cinco pasos diseñados en puntos estratégicos, basados en modelaciones de “puntos calientes” que identifican corredores naturales de especies. Los materiales utilizados serán reciclables y amigables con el medio ambiente.
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Un camino enredado
El proceso para obtener la licencia ambiental no ha sido sencillo. En enero de 2024, la ANLA archivó la solicitud inicial por falta de información, decisión que fue ratificada en mayo del mismo año.
Desde entonces, el concesionario Ruta Bogotá Norte ha trabajado en un nuevo EIA, colaborando con entidades distritales para armonizar los estudios técnicos y asegurar el cumplimiento de los estándares ambientales.
Actualmente, la ampliación de la Carrera Séptima, uno de los componentes críticos del proyecto, está a la espera de la entrega de predios por parte del Distrito y de estudios de detalle que permitirán avanzar en el trámite ambiental.
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Inversión del proyecto
El propósito de Accesos Norte Fase II es claro: garantizar un corredor vial de altas especificaciones que conecte a Bogotá con el norte del país. El proyecto se encuentra en su etapa preoperativa, lo que implica la operación y mantenimiento de la infraestructura existente mientras se concretan los permisos necesarios para iniciar la fase de construcción.
Este proyecto de quinta generación (5G) contempla:
- Inversión: $1,7 billones.
- Longitud total: 17,96 kilómetros.
- Componentes principales: ampliación de la Autopista Norte y la Carrera Séptima, además de la construcción de la Perimetral de Sopó.
- Impacto: mejora en la movilidad entre Bogotá y municipios clave como Chía, Sopó, Tocancipá y Cajicá, además de facilitar la conexión con Boyacá y los Santanderes.
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Troncal de los Andes
El estudio tiene un vínculo directo con la reactivación de la construcción de la Troncal de los Andes, una obra clave para mejorar la movilidad entre Bogotá y sus municipios al norte.
Este estudio busca modificar la licencia ambiental del proyecto, integrando medidas para evitar impactos sobre áreas ambientalmente sensibles, como el predio “Las Veguitas”.
Según la ANI, las medidas propuestas tienen como objetivo prevenir, mitigar o compensar posibles afectaciones ambientales, particularmente en torno a este cuerpo de agua que algunos expertos consideran un humedal, cuya intervención está restringida por la normativa vigente.
Además, la aprobación de este trámite ambiental es fundamental para destrabar el proyecto, que se encuentra paralizado desde 2021 por problemas con el licenciamiento. En concreto, la resolución del conflicto sobre “Las Veguitas” permitiría al concesionario solicitar al Tribunal de Cundinamarca el levantamiento de medidas cautelares, lo que desbloquearía la construcción de la variante de Chía, una de las unidades funcionales críticas del proyecto.
Esto es esencial para cumplir con los objetivos de la obra, que promete reducir en 40 % los tiempos de desplazamiento y en 32 % los costos operativos del transporte entre Bogotá y Chía, beneficiando a miles de usuarios de este corredor vial.
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