¿A quiénes está golpeando con más fuerza la inflación en Colombia?
Alojamiento, servicios públicos, restaurantes y hotelería son los rubros que más están presionando la inflación en Colombia. Analizamos en el bolsillo de quiénes está pesando más este fenómeno económico.
La más reciente cifra de inflación en Colombia muestra que, con corte a junio, se registró una variación anual del 7,18 %, lo que se traduce en una reducción de 4,95 puntos porcentuales de cara al mismo periodo del año pasado.
La gran conclusión es que el panorama inflacionario continúa mejorando en Colombia. Pero hay que entender que técnicamente no es que la inflación esté bajando, ya que, de hecho, sigue subiendo. La diferencia es que lo está haciendo a una menor velocidad, que es lo que los expertos llaman desaceleración (la inflación se está desacelerando, no bajando). Esto es positivo, pues el ritmo que ha sostenido en los últimos meses lleva a que los analistas consideren que en 2025 la carestía alcanzará la cifra meta del 3 %, que es el promedio normal en el que se espera que se mueva la macroeconomía.
Con esto claro, hay que entender por lo menos dos cosas. La primera: no todos los bienes y servicios que componen la canasta básica familiar suben o baja de precio en la misma medida; y la segunda: la inflación no golpea a todos los colombianos por igual.
Lea también: La inflación pareciera cansada de bajar y despierta preocupaciones
Por ejemplo, los datos entregados por el DANE muestran que en julio las divisiones de gasto que más contribuyeron a la carestía fueron alojamiento y servicios públicos (2,81 puntos porcentuales de los 7,18 cre creció la inflación), transporte (1,08 puntos porcentuales), restaurantes y hoteles (1,02 puntos porcentuales), alimentos y bebidas no alcohólicas (1,02 puntos porcentuales) y educación (0,43 puntos porcentuales).
Como no en todas las partes del país la oferta y la demanda es la misma, la inflación tampoco impacta con la misma fuerza en las diferentes ciudades.
En junio la variación anual de la inflación fue más alta en Valledupar, donde alcanzó un 8,71 %. A esta la siguieron Montería (8,10 %), Sincelejo (8,08 %), Cartagena (8,01 %) y Riohacha (7,97 %). En contraste, las cinco ciudades donde la carestía fue más baja fueron Villavicencio (5,69 %), Pasto (6,10 %), Manizales (6,21 %), Popayán (6,22 %) y Cali (6,23 %).
Con base en lo anterior, se puede decir que la inflación está afectando más a los bolsillos de los colombianos que habitan en el norte del país.
Pero también hay que tener en cuenta que no todos los hogares tienen las mismas demandas de consumo. Estadísticamente el Dane segmenta estos por sus niveles de ingreso, repartiéndose entre hogares de ingresos altos, medios, vulnerables y en condición de pobreza monetaria.
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Es así como en junio los hogares de más altos ingresos en el país registraron una variación anual de la inflación más alta, pues para ellos esta fue del 7,22 %, de ahí en adelante el impacto muestra una curva descendente, pues el golpe para los de ingresos medios fue del 7,19 %, para el de ingresos vulnerables fue del 7,14 % y para los que se encuentran en pobreza monetaria fue del 6,88 %.
Sumando ambas variables se podría concluir que la inflación está afectando más a los hogares de ingresos altos que habitan en gran parte de las ciudades del norte del país.
Según lo explicado a este medio por la directora del DANE, Piedad Urdinola, esto se explica porque para un número importante de estos hogares la demanda de combustible (gasolina), hoteles y restaurantes con servicio de atención a la mesa, está en la lista de sus principales divisiones de gasto, las cuales, a su vez, son las que están registrando un mayor aumento en sus precios.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que este panorama no ha sido el mismo durante los últimos años en Colombia, pues el histórico muestra que son los hogares en condición de pobreza monetaria y vulnerables quienes más padecen por los coletazos de la inflación.
Por ejemplo, en diciembre de 2022, la inflación para los hogares con pobreza monetaria superó el 14 %, mientras que para los de altos ingresos esta fue por lo menos 2 puntos porcentuales más baja (nótese que la actual brecha no es tan disparada, pues es de 0,08 puntos porcentuales).
¿La explicación? Para entonces lo que más estaba empujando la inflación era el precio de los alimentos, bien que por ser de naturaleza esencial representa un rubro importante en el gasto de los hogares de menores ingresos.
Con la perspectiva de una inflación que continúe a la baja, las expectativas también apuntan a que las tasas de interés vuelvan a moderarse, lo que podría traer una mayor capacidad de gasto en los hogares en el país.
Mientras tanto, los altos precios y las altas tasas continúan manteniendo a raya el gasto de los hogares en el país, lo que ha hecho que la economía vaya perdiendo dinamismo y, por ende, se enfríe. De allí el llamado a la denominada reactivación, pero no hay que perder de vista que aún no se ha cantado victoria sobre la disparada carestía.
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La más reciente cifra de inflación en Colombia muestra que, con corte a junio, se registró una variación anual del 7,18 %, lo que se traduce en una reducción de 4,95 puntos porcentuales de cara al mismo periodo del año pasado.
La gran conclusión es que el panorama inflacionario continúa mejorando en Colombia. Pero hay que entender que técnicamente no es que la inflación esté bajando, ya que, de hecho, sigue subiendo. La diferencia es que lo está haciendo a una menor velocidad, que es lo que los expertos llaman desaceleración (la inflación se está desacelerando, no bajando). Esto es positivo, pues el ritmo que ha sostenido en los últimos meses lleva a que los analistas consideren que en 2025 la carestía alcanzará la cifra meta del 3 %, que es el promedio normal en el que se espera que se mueva la macroeconomía.
Con esto claro, hay que entender por lo menos dos cosas. La primera: no todos los bienes y servicios que componen la canasta básica familiar suben o baja de precio en la misma medida; y la segunda: la inflación no golpea a todos los colombianos por igual.
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Por ejemplo, los datos entregados por el DANE muestran que en julio las divisiones de gasto que más contribuyeron a la carestía fueron alojamiento y servicios públicos (2,81 puntos porcentuales de los 7,18 cre creció la inflación), transporte (1,08 puntos porcentuales), restaurantes y hoteles (1,02 puntos porcentuales), alimentos y bebidas no alcohólicas (1,02 puntos porcentuales) y educación (0,43 puntos porcentuales).
Como no en todas las partes del país la oferta y la demanda es la misma, la inflación tampoco impacta con la misma fuerza en las diferentes ciudades.
En junio la variación anual de la inflación fue más alta en Valledupar, donde alcanzó un 8,71 %. A esta la siguieron Montería (8,10 %), Sincelejo (8,08 %), Cartagena (8,01 %) y Riohacha (7,97 %). En contraste, las cinco ciudades donde la carestía fue más baja fueron Villavicencio (5,69 %), Pasto (6,10 %), Manizales (6,21 %), Popayán (6,22 %) y Cali (6,23 %).
Con base en lo anterior, se puede decir que la inflación está afectando más a los bolsillos de los colombianos que habitan en el norte del país.
Pero también hay que tener en cuenta que no todos los hogares tienen las mismas demandas de consumo. Estadísticamente el Dane segmenta estos por sus niveles de ingreso, repartiéndose entre hogares de ingresos altos, medios, vulnerables y en condición de pobreza monetaria.
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Es así como en junio los hogares de más altos ingresos en el país registraron una variación anual de la inflación más alta, pues para ellos esta fue del 7,22 %, de ahí en adelante el impacto muestra una curva descendente, pues el golpe para los de ingresos medios fue del 7,19 %, para el de ingresos vulnerables fue del 7,14 % y para los que se encuentran en pobreza monetaria fue del 6,88 %.
Sumando ambas variables se podría concluir que la inflación está afectando más a los hogares de ingresos altos que habitan en gran parte de las ciudades del norte del país.
Según lo explicado a este medio por la directora del DANE, Piedad Urdinola, esto se explica porque para un número importante de estos hogares la demanda de combustible (gasolina), hoteles y restaurantes con servicio de atención a la mesa, está en la lista de sus principales divisiones de gasto, las cuales, a su vez, son las que están registrando un mayor aumento en sus precios.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que este panorama no ha sido el mismo durante los últimos años en Colombia, pues el histórico muestra que son los hogares en condición de pobreza monetaria y vulnerables quienes más padecen por los coletazos de la inflación.
Por ejemplo, en diciembre de 2022, la inflación para los hogares con pobreza monetaria superó el 14 %, mientras que para los de altos ingresos esta fue por lo menos 2 puntos porcentuales más baja (nótese que la actual brecha no es tan disparada, pues es de 0,08 puntos porcentuales).
¿La explicación? Para entonces lo que más estaba empujando la inflación era el precio de los alimentos, bien que por ser de naturaleza esencial representa un rubro importante en el gasto de los hogares de menores ingresos.
Con la perspectiva de una inflación que continúe a la baja, las expectativas también apuntan a que las tasas de interés vuelvan a moderarse, lo que podría traer una mayor capacidad de gasto en los hogares en el país.
Mientras tanto, los altos precios y las altas tasas continúan manteniendo a raya el gasto de los hogares en el país, lo que ha hecho que la economía vaya perdiendo dinamismo y, por ende, se enfríe. De allí el llamado a la denominada reactivación, pero no hay que perder de vista que aún no se ha cantado victoria sobre la disparada carestía.
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