ABC para entender lo que se viene con la negociación del salario mínimo
El aumento que tendrá el salario mínimo en 2024 está por definirse en los próximos días. Este martes se instaló oficialmente la mesa de concertación, en donde empresarios y trabajadores mostrarán sus cartas.
Diego Ojeda
¿Cuánto debe subir el salario mínimo para el próximo año? Esa es la pregunta que mantendrá ocupados a quienes tienen asiento en la Mesa de Concertación de Políticas Salariales y Laborales, es decir, representantes de los empresarios y trabajadores, así como el gobierno (Ministerio de Trabajo) que actuará como mediador. Este martes se dieron la primera cita.
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¿Cuánto debe subir el salario mínimo para el próximo año? Esa es la pregunta que mantendrá ocupados a quienes tienen asiento en la Mesa de Concertación de Políticas Salariales y Laborales, es decir, representantes de los empresarios y trabajadores, así como el gobierno (Ministerio de Trabajo) que actuará como mediador. Este martes se dieron la primera cita.
Parte de los acuerdos alcanzados este martes incluye traer a la mesa temas de la reforma laboral para discutirles y aportar en el debate que se adelanta en el Congreso, además del compromiso por suscribir el Convenio 190 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) contra el acoso y la violencia sexual contra la mujer en entornos laborales. Sobre esto último se espera presentar un proyecto de ley en el Congreso, con el que se buscará instaurar nuevas normativas en este campo.
Sobre el comienzo de la concertación del mínimo, la ministra de Trabajo, Gloria Inés Ramírez, aseguró que desde el Gobierno se tiene una mentalidad abierta para escuchar las propuestas que vengan de parte y parte. Para los empresarios fue un acierto que se aceptara incluir en la discusión los temas de la reforma laboral, mientras que las centrales obreras celebraron que el ambiente de negociación se muestra propicio.
La gran premisa detrás de esta concertación es recuperar el poder adquisitivo de los trabajadores en Colombia, el cual se ha visto castigado en los últimos años por cuenta de la inflación.
Sin embargo, definir el incremento no es un asunto sencillo, pues si se sube mucho se puede afectar la capacidad de inversión y generación de empleo de las empresas, mientras que si se sube poco se golpea el gasto de los hogares, lo que no solo amenaza el acceso a los productos y servicios de la canasta básica familiar, sino a la larga también puede afectar a las empresas, por una baja en la demanda.
Para entender mejor la discusión que se adelantará en los próximos días, preparamos este ABC con los principales temas que debe tener en cuenta.
¿Quiénes se sientan en la mesa?
Esta triada conformada entre empresarios, gobierno y sindicatos tiene sus ramificaciones.
Por el lado de los empresarios históricamente han participado grandes agremiaciones como la Andi, Fenalco, Acopi y la SAC. En este conjunto hay representación de micro, pequeñas, medianas y grandes empresas, así como renglones de la economía que incluyen la industria, el comerio y el agro.
Por los trabajadores están las centrales obreras, quienes también asumen la representación de los pensionados en el país. En estas concertaciones suelen participar la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), la Confederación General del Trabajo (CGT) y la Confederación de Trabajadores de Colombia (CTC).
En el medio está el Ministerio del Trabajo, en cabeza de la ministra Ramírez, quien desempeña el rol de guiar la conversación y velar por que lo pactado favorezca a los trabajadores del país.
En la mesa también tendrán asiento los expertos que la comisión considere conveniente invitar para explicar y desarrollar variables macroeconómicas que impactan el salario mínimo. Algunos de estos serán la directora del DANE, Piedad Urdinola, así como representantes del Banco de la República y de la academia, entre otros.
Las variables que guían la negociación del salario mínimo
Para tomar una decisión objetiva se tienen en cuenta una serie de variables. Históricamente han sido tres: la inflación, porque es el punto de partida para calcular cuánto poder adquisitivo se les debe devolver a los trabajadores; el PIB, para tener en cuenta la fotografía del estado de la macroeconomía nacional, y la productividad, que es el incremento que generaron los trabajadores en los procesos productivos de las empresas y, por ende, su aporte a la economía.
Para este año se espera que se sumen otras, como el impacto que tendría el aumento del ACPM para el próximo año, el coletazo del fenómeno de El Niño, así como las tarifas de energía y las tasas de interés (ítems que quedaron en el tintero de la discusión del año pasado).
Las propuestas
Una vez analizado el panorama económico, los empresarios y centrales obreras manifestarán sus propuestas. En algunos casos se presentan de forma individual, es decir, cada agremiación y sindicato lleva la propia, mientras que en otros las presentan de forma conjunta (la de los empresarios y la de los representantes de los trabajadores).
Se espera que para este año la puja arranque muy cerca de 10 %, que es el terreno que proyectan los principales analistas para el cierre de la inflación en 2023. Si, por ejemplo, las centrales obreras piden un incremento del 15 % y los empresarios del 11 %, habría entonces un rango de 4 % que enmarcaría la negociación.
El argumento que sostienen las centrales obreras es que conviene para el país que los trabajadores reciban un aumento sustancial, pues de esa forma se aumentaría el gasto en los hogares, la demanda de productos y servicios, subirían los ingresos de las empresas y por ende su capacidad de contratación. Una suerte de círculo virtuoso en el que todos ganan, según los sindicatos.
Por su parte, la postura de las empresas es que subir demasiado el salario terminará encareciendo los costos operativos, sacrificando así su capacidad de contratación y, por ende, generando más desempleo.
Aunque hay que decir que en los últimos años, más que una negociación, se ha buscado una concertación, es decir, que tanto las centrales obreras y los empresarios construyan en conjunto la cifra de incremento.
En la siguiente tabla se puede ver la evolución histórica en la negociación del salario mínimo en Colombia:
Las fechas de la negociación
Con la instalación de la mesa se fija un cronograma de trabajo para definir las fechas y los objetivos en los que se buscará avanzar. Este se conocerá en los próximos días.
De momento, los días importantes para la mesa son los de los resultados que mostrará el DANE, puntualmente la cifra de desempleo (que se publicará el 30 de noviembre), la de la inflación de noviembre (que se conocerá el 7 de diciembre) y la de la productividad, que suele publicarse la segunda semana de diciembre.
Es por lo anterior que las próximas fechas para sesionar serán el 30 de noviembre y primero de diciembre. El grueso del debate será del 11 al 14 de diciembre, pues para entonces ya se tendrán los datos macro que permitirán comenzar a construir la cifra de incremento.
Por ley, el primer plazo para que se concerte el salario mínimo es el 15 de diciembre. Si para la fecha no hay humo blanco se pueden instalar unas reuniones extraordinarias que pueden llegar hasta el 30 de diciembre. Si para entonces aún no hay acuerdo será el presidente Gustavo Petro, vía decreto, quien determinará el incremento salarial.
Aunque el salario mínimo es un determinante para impulsar la economía el próximo año, hay otros elementos en el mercado laboral colombiano que indican que los malestares son mucho más profundos. Ejemplo de esto es la informalidad, que está presente en casi seis de cada diez trabajadores del país, de allí que el grueso de los ocupados (5,41 %, es decir, más de 10,3 millones de personas) devengue menos de un salario mínimo al mes.
Los que ganan un salario mínimo son apenas 2,24 millones de personas, que representan 9,9 % de los ocupados.
Reducir el desempleo, aumentar la formalidad y reducir las brechas de género latentes en el mercado laboral son desafíos que seguirán enfrentándose el próximo año. De momento, la preocupación se concentra en lo que pasará con el mínimo.
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