Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
El Banco de la República tomó la decisión de elevar sus tasas de interés el viernes con una velocidad que superó las expectativas del mercado. Luego de la reunión de la junta directiva del banco central, la tasa de interés quedó en 4 %, cuando en diciembre se encontraba en 3 %. Un aumento de esta magnitud no se experimentaba, por lo menos, desde hace una década. (Lea: El Banco de la República se saca los guantes: tasas de interés suben a 4 %)
La decisión del Banco tuvo en cuenta varios factores. El primero es la rapidez en el crecimiento de la inflación, que cerró 2021 en 5,62 %, cuando a diciembre de 2020 se había ubicado en 1,61 %.
De acuerdo con Leonardo Villar, gerente del banco central, en la discusión que terminó con este histórico aumento se tuvieron en cuenta varios elementos, entre ellos que la inflación total continuó su tendencia al alza, con un comportamiento que cerró en 2021 con una variación mensual 30 puntos básicos por encima de las propias proyecciones de la entidad.
Además, el Banco estima que la economía colombiana cerrará 2021 con una expansión cercana a 10 %. “Con este crecimiento, el PIB de 2021 superaría en niveles al de 2019 y los excesos de capacidad estarían por cerrarse”.
Esto último es clave porque, en palabras sencillas, lo que el banco central quiere decir es que estima que la economía nacional está cerca de volver a producir a toda su capacidad, lo que resulta importante porque más allá de ese umbral técnico se estaría hablando de un recalentamiento, algo que resulta tan poco deseable como que no haya crecimiento económico.
¿Cuál es el papel de las tasas de interés?
Para entender cuál es el papel de las tasas de interés en toda la economía, así como su incidencia en las decisiones y posibilidades de compra diarias de la gente es útil pensar este escenario como una serie de dominós. El primer dominó es la decisión de subir y bajar las tasas y desde ahí se desprende una cadena que acaba en la góndola del supermercado o en la oficina de créditos hipotecarios de un banco.
El banco central de un país es conocido, entre otros términos, como el banco de bancos porque la entidad le presta dinero a los demás actores institucionales del sistema financiero. Y, entre otros factores, es por este papel que sus tasas de interés terminan siendo claves para toda la economía: si el Emisor sube su tasa de interés, los demás bancos verán una presión financiera para prestarle a los ciudadanos y empresas a mayores tasas también.
Una subida de tasas de interés tiene la intención teórica de hacer un poco más escaso el dinero y de encarecer los créditos. Y estos dos elementos tienen, a su vez, la posibilidad de influir en las decisiones de consumo de las personas: si el crédito se encarece mejor no endeudarse para comprar esa moto, carro, casa.
Puede leer: Economía colombiana crecerá 4 % este año, según BBVA Research
Estas decisiones, colectivamente hablando, pueden ponerle un freno a la demanda, lo que a su vez puede terminar por bajar los precios de algunos bienes y, por ese camino, empujar hacia abajo la inflación.
Controlar la inflación es uno de los principales objetivos de manipular las tasas de interés de un banco central y es, ciertamente, la mayor presión que tiene el Banco de la República en este momento.
La visión predominante de la tecnocracia económica colombiana considera que hay un rango saludable de inflación, o sea, que es deseable que los precios de las cosas suban, con unos límites claros. Esto es lo que se conoce como rango meta de la inflación, que en Colombia se ubica entre 2 % y 4 %, con 3 % como la meta. Una inflación de 5,62 % indica, entonces, que el indicador está lejos de ser considerado como saludable y por eso debe bajar y, bueno, para eso están las tasas. De nuevo, el primer dominó son las decisiones de la junta directiva, pero el último debe ser la baja en los precios de las cosas.
El efecto en el terreno
Si bien el alza de tasas de interés busca contener la inflación, la decisión también tendrá consecuencias en diferentes segmentos de la economía colombiana.
Por ejemplo, hay un temor latente de que el alza de tasas del Banco de la República implique una economía menos dinámica en 2022, lo que puede impedir que se logre la plena recuperación del empleo que se perdió durante la pandemia. De hecho, la tasa de desocupación sigue en dos dígitos (10,8 %) y ya muestra signos de desaceleración (en su reducción).
No hay una fórmula perfecta para calcular la rapidez y agresividad con la que se deben manipular las tasas para lograr el efecto deseable con los menores efectos colaterales posibles. Es una suerte de ecuación imperfecta, si se quiere.
Dependiendo de las características de cada economía, el efecto pleno de las tasas de interés se siente un tiempo después de tomada la decisión. Piénselo como una pirámide, quizá: un líquido comienza a fluir desde la punta y se toma un momento en alcanzar la base. En Colombia, algunos economistas estiman que este periodo puede ser de un año o un poco más, aunque también tiene variaciones para algunos sectores, como la construcción y la vivienda.
Puede leer: Inflación en Colombia cerró el 2021 en 5,62%
Y esto puede ser preocupante, pues si bien las cifras de crecimiento de 2021 acabarán por encima de 9 %, las proyecciones de distintos centros de pensamiento e instituciones estiman que este ritmo se reducirá para 2022 y 2023 en la medida en la que el choque inicial de la reactivación pierda impulso. El propio Banco de la República dice que 2021 cerrará con una expansión económica cercana a 10 % y para 2022 esta será de 4,3 %.
Entonces, encarecer el crédito y el consumo en momentos en los que la economía tenderá a desacelerarse puede ser una apuesta arriesgada. Pero, por otro lado, también hay que atacar la inflación que, si se deja crecer, termina empobreciendo a los asalariados, lo que tampoco es para nada deseable.
Para Diego Guevara, profesor de la Escuela de Economía de la U. Nacional, “la subida de tasas obedece más que nada a una visión muy ortodoxa de la economía en la que la herramienta en la que más confían para controlar la inflación es la tasas de interés. Esto genera contradicciones cuando aún tenemos una tasa de desempleo de 10,8 %. Una vez más el Banco pone la lucha contra la inflación, por encima del desempleo. Y las consecuencias de estas subidas rápidas se darán sobre el crecimiento. Ya lo vimos en 2016 cuando esas subidas rápidas de tasas llevaron a que hubiera un crecimiento de 1,7 %”.
Y añade: “Hay que recordar que la inflación no sólo es como la ve el Banco, como si fuera un impuesto para los pobres, sino que una inflación alta también afecta a los tenedores de rentas financieras: principalmente a quienes tienen títulos de deuda este fenómeno les devalúa los activos. Como dice una frase: ‘La inflación es el enemigo de los hombres que hacen dinero con el dinero’”.
Los tiempos en los que el mercado termina por reflejar las decisiones del Banco también representan una cuenta regresiva para disfrutar de las tasas de interés hipotecarias más bajas de la historia. Si bien gremios como Camacol habián señalado en diciembre pasado que el alza de tasas del Banco de la República tardará alrededor de ocho meses en trasladarse a los intereses de los créditos de vivienda, es un hecho que los créditos para acceder a vivienda subirán tarde o temprano.
En el corto plazo prácticamente todo el mundo espera que las tasas sigan subiendo y que lo sigan haciendo rápidamente. Por ejemplo, Scotiabank Colpatria proyecta que para junio de este año, el indicador se ubicará entre 5 % y 5,5 %. BBVA Research, “espera que para las próximas reuniones se presenten incrementos en tasas al menos similares al observado en esta reunión”.
Para concluir, Marc Hofstetter, profesor de la U. de los Andes y columnista de este diario, asegura que “si la inflación de enero es de 1% (creo que será bastante más), los incrementos que ha habido en la tasa desde que empezaron a subirla apenas compensan el incremento simultáneo de la inflación. Por lo pronto, el Banco está persiguiendo la inflación. Esas acciones en todo caso poco efecto tendrán sobre los precios en la primera mitad del año, donde la combinación de fuerzas pueden llevarnos a cifras de inflación de dos dígitos”.