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Desde 2022 se viene advirtiendo, o metiendo susto, sobre el panorama económico de 2023. Una recesión global es el principal temor que hay en los mercados internacionales, un escenario que traería serias consecuencias para los colombianos. Sin embargo, es posible prepararse para los retos de este nuevo año, adaptando las finanzas personales y mitigando riesgos sobre el bolsillo. Incluso, puede haber oportunidades en este complejo contexto, y enero es el mes perfecto para planear todo esto.
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Vientos de tormenta (recesión)
Durante su más reciente reporte, el Banco Mundial recortó la proyección del crecimiento económico mundial de 4 % a 1,7 % para este año. “La fuerte desaceleración del crecimiento será generalizada: los pronósticos se corregirán a la baja para el 95 % de las economías avanzadas y para casi el 70 % de los mercados emergentes y las economías en desarrollo”, explicó esta semana el organismo internacional.
Si bien todavía hay proyecciones positivas en crecimiento, no desaparecen los temores de una eventual recesión global en 2023. Y el nerviosismo es justificado, pues siguen los factores que han venido provocando la desaceleración del crecimiento económico mundial.
En primer lugar, continúa la fuerte inflación que se desató en casi todos los países tras el fin de los confinamientos por el covid-19. Se trata del fenómeno que provocó la tendencia de los bancos centrales, incluyendo al Banco de la República y la Reserva Federal de los Estados Unidos, de subir su tasa de interés para frenar el alza de los precios de bienes y servicios.
El problema es que esta estrategia de subir tasas de interés tiene su consecuencia: suele reducir el ritmo del crecimiento económico. Y dado que es un fenómeno global, entidades como el Banco Mundial han venido advirtiendo sobre los riesgos de una recesión internacional en 2023.
Y tal vez lo que más genera incertidumbre son las medidas de la Reserva Federal de los Estados Unidos. Al ser el banco central de la principal economía del mundo, las decisiones sobre su tasa de interés y sus consecuencias sobre el crecimiento estadounidense tienen gran influencia para calmar o reforzar los temores de una recesión global.
Colombia ha sentido de cerca este ruido provocado por la Fed, como se le conoce popularmente: gran parte de la devaluación del peso en 2022 se debe a la aversión por los activos riesgosos que ha provocado el alza de tasas de este banco central. De hecho, durante la reunión de noviembre de la Fed fue cuando el dólar sobrepasó los $5.000 (y luego los $5.100).
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A escala local también han venido aumentando los temores sobre la economía colombiana. Si bien en 2022 se espera un crecimiento cercano a 7 %, también se proyecta una fuerte desaceleración, al punto que el Banco Mundial estimó un crecimiento de 1,3 % del PIB en 2023 (el Banco de la República proyecta que será de menos de 1 %).
Y no es el único indicador que preocupa: la inflación, que no da tregua en el país, sigue siendo uno de los principales dolores de cabeza para la economía nacional.
En 2022 el Índice de Precios al Consumidor (IPC) registró una variación del 13,12 %, la más alta desde 1999. Lo cual advierte que el Banco de la República podría subir aún más su tasa de interés: los tipos de esta entidad han pasado de 1,75 % a 12 % entre septiembre de 2021 y diciembre de 2022.
Un fenómeno que ya está teniendo consecuencias visibles para la vida diaria de los colombianos: la tasa promedio de los créditos ordinarios pasó de 18,7 % a 31,8 % entre julio de 2022 y enero de 2023.
Como si no fuera suficiente, los movimientos de la Fed también presionan al Banco de la República: la tasa de intervención colombiana debe mantener una buena diferencia sobre la tasa de la Reserva para atraer y mantener dólares en el país, reduciendo presión sobre la tasa de cambio. Lo cual también tiene consideraciones inflacionarias, pues la devaluación sube el precio del 15 % de los productos de la canasta familiar, que es importada.
Entonces, si en 2023 la Fed sigue subiendo su tasa de interés, es probable que el Banco de la República también haga lo propio y, por ende, se sigan encareciendo los créditos que consumen y necesitan los colombianos. Lo cual plantea un reto financiero para los hogares colombianos en este año que recién empieza.
Preparando el barco
Hay un consenso entre analistas y asesores financieros acerca de que 2023 es un año de cautela financiera. Por eso, los colombianos deben tomar medidas para enfrentar los riesgos y retos que plantea este período.
“Lo más importante cuando hay cambios tan evidentes en la economía, como la alta inflación, es tener presente los gastos mensuales. De esta manera se podrá saber cuánto de lo que gano me estoy gastando y se podrá priorizar el ahorro. También se debe evitar pedir nuevos préstamos, al menos hasta el segundo semestre de 2023, pues las tasas de interés han subido con fuerza por los movimientos del Banco de la República”, explicó Luis Benítez, director de Inteligencia Financiera e Insolvencia Colombia (IFI).
En efecto, 2023 no es un año para descuadres de las finanzas personales, pues solventar estos huecos con endeudamiento es cada vez más costoso.
Por ejemplo, mientras que hace seis meses un crédito de $5 millones a 12 meses representaba intereses por $455.000 (con una tasa promedio de 18 % E. A. que se registraba en julio), ahora ese mismo crédito implica intereses por $770.000 (con la tasa promedio de 31 % E. A. reportada para enero en la Superfinanciera). Es decir, en solo un semestre el costo del financiamiento para este tipo de préstamos subió $325.000.
El problema es que muchos colombianos empezaron 2023 con deudas que venían de 2022, lo cual plantea un reto financiero al comienzo del año. Se considera que una persona tiene niveles saludables de endeudamiento si los pagos o cuotas de estos créditos no pasan de 10 % de sus ingresos mensuales. Si supera este límite debe considerar recurrir a estrategias para reducir la carga de estas obligaciones.
Hasta hace un año, lo recomendable en estos casos era recurrir a la compra de cartera con el fin de que algún banco adquiriera las obligaciones con mejores condiciones. Pero debido a la tendencia alcista de tasas de interés esta opción podría ser contraproducente en la mayoría de casos: es probable que encuentre intereses más altos de los que tenía inicialmente.
No obstante, la compra de cartera sigue siendo viable o razonable en el caso de las deudas con tarjetas de crédito, pues tienen los intereses más caros del mercado. Entonces, en este caso sí es probable que logre reducciones.
Si las cuotas de los préstamos representan más de 20 % de los ingresos mensuales, debe ser consciente de que está sobreendeudado y analizar muy bien si podrá cumplir con sus obligaciones en 2023. Y si no, debe tomar acciones de inmediato.
“Si está ahogado con las deudas debe pedir ayuda, y hay muchas formas de hacerlo. Por ejemplo, la circular 026, la negociación directa y la convalidación de acuerdos con los acreedores; y en casos más extremos está la opción de acogerse a Ley de Insolvencia en sus dos modalidades: declaración de quiebra y negociación de deudas. Entonces, hay varios mecanismos legales que tienen a la mano las personas que ven inminente el incumplimiento de sus obligaciones crediticias”, explicó Benítez.
Pescando en la tormenta
Pese a las complejas condiciones de 2023, todavía hay oportunidades para los colombianos que buscan rentabilidades o mejorar sus condiciones financieras. De hecho, invertir sería también una forma de enfrentar este año retador.
“Por la inflación, ahorrar no es suficiente. Es importante buscar mecanismos de inversión que se adapten a tu perfil de riesgo, y que te permitan resguardar tu capital. Las crisis también traen oportunidades interesantes de inversión, pero hay que estar preparado para poder aprovecharlas. Entonces, un primer paso es invertir en educación, en formarse para tomar estas oportunidades”, asegura Juliana Matiz, CEO de Investopi.
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Asimismo, para la analista “hay varias oportunidades de inversión que se pueden realizar desde Colombia. Por ejemplo, comprar acciones en la bolsa de Nueva York es una alternativa interesante, empezando porque es una inversión en dólares. En este mercado están las compañías más importantes del mundo. Aunque el año pasado estos títulos cayeron considerablemente, se sabe que a largo plazo van a generar buenos retornos. También creo que hay grandes oportunidades en inversiones en el sector del turismo colombiano: con una moneda tan devaluada muchos viajeros pondrán los ojos en el país”, comentó Matiz.
No necesariamente se requiere invertir en los mercados financieros o en ideas de negocio para tener un próspero 2023: “Una excelente inversión este año, que puede hacer cualquiera, es aprender inglés. Actualmente, hay muchas plataformas y recursos disponibles para adquirir un segundo idioma. Esto permitirá acceder a empleos fuera del país y empezar a ganar en dólares. Lo cual es muy atractivo en estos tiempos de inflación”, aseguró Benítez.
Es claro, entonces, que este año estará lleno de retos. Pero con la correcta planeación financiera y tomando las oportunidades de inversión disponibles, es posible tener un próspero 2023.