La palabra pobreza manifiesta la carencia de algo. Cuando se carece de recursos económicos para adquirir los productos y servicios que están en la canasta básica familiar, se dice que esa persona u hogar presenta pobreza monetaria.
Este es un indicador que varía año tras año, en la medida en que cambia el precio de las cosas, así como el ingreso de los hogares. Según el más reciente reporte del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE, que muestra el panorama de 2023), la pobreza estuvo en el 33 % de los núcleos familiares en el país, lo que representó una disminución de 3,6 puntos porcentuales de cara al año inmediatamente anterior.
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Una manera más sencilla de digerir estas cifras es entender que el año pasado se registraron 16,7 millones de personas en condición de pobreza monetaria, con la buena noticia de que 1,62 millones salieron de la pobreza.
Para definir si un hogar se encuentra, o no, en condición de pobreza monetaria, el DANE fija unos valores que se conocen como líneas de pobreza. Todos aquellos que devengan ingresos por debajo de estos valores se consideran pobres monetarios.
Para 2023 (y esto sirve como un referente para 2024), la línea de pobreza fue de $435.375. Sin embargo, hay que tener en cuenta que esta cifra se debe aplicar de forma per cápita (por persona) y no de manera general al hogar.
Es decir, si una familia devenga recursos por $1.500.000, y la misma está conformada por cuatro integrantes, la división de estos ingresos entre el número de personas da como resultado $375.000. Al estar esta cifra por debajo de la línea de pobreza, se puede decir que ese hogar presenta pobreza monetaria.
También se puede presentar el escenario de un hogar que devenga la misma cantidad de dinero, pero que solo está conformado por dos personas. En ese caso la división daría $750.000, y por lo tanto ese hogar no podría considerarse en condición de pobreza monetaria.
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El indicador de pobreza monetaria es muy importante. Primero, por que le ayuda al gobierno y a las administraciones territoriales visibilizar este fenómeno para el diseño de políticas públicas que la combatan; así como segmentar de una forma más eficiente (al ser una de las variables) a los hogares que deben recibir esas ayudas económicas.
También hay que tener en cuenta que la línea de pobreza no es la misma para todas las ciudades en el país, en la medida en que la canasta básica familiar puede ser más cara o barata en los distintos territorios.
Para que se haga una idea, la mayor línea de pobreza monetaria en el país la tiene Bucaramanga, con $599.865, mientras que la más baja está en Riohacha, con $375.831.
También está la pobreza monetaria extrema, que son los hogares que no alcanzan a satisfacer una dieta diaria de 2.100 calorías.
Para el promedio nacional, la línea de pobreza monetaria extrema fue de $218.846. De nuevo, no es la misma para todas las ciudades. La más alta la registró Bucaramanga, con $288.120, mientras que la más baja la tuvo Sincelejo, con $195.284.
Respondiendo a la pregunta con la que se titula este artículo, el ingreso que devenga una persona que se considera en condición de pobreza monetaria dependerá del número de integrantes que conformen su hogar, así como si él o ella es la única que aporta monetariamente, o si sus ingresos se pueden sumar al de otros que estén el mismo núcleo familiar. Pero de nuevo, si al dividirlos el resultado está por debajo de la línea de pobreza (monetaria o monetaria extrema) es porque ese hogar se encuentra en esa situación.
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