El enredo de la tributaria y las rentas vitalicias inmobiliarias

A finales de 2020 el Gobierno lanzó las rentas vitalicias inmobiliarias (inicialmente llamadas hipotecas inversas). Se trata de un producto que generó bastante ruido debido a que se diseñó para que adultos mayores recibieran un pago mensual a cambio de entregar el dominio de una propiedad a su nombre a una aseguradora (y pueden habitar el inmueble hasta que fallezcan). Una alternativa especialmente útil para quienes tienen propiedades pero no lograron pensionarse. El mecanismo vuelve a estar en la agenda, ya que bajo ciertas interpretaciones podría ser sujeto de mayores impuestos por la reforma tributaria que se discute en el Congreso.

A finales de 2020 el Gobierno lanzó las rentas vitalicias inmobiliarias (inicialmente llamadas hipotecas inversas). Se trata de un producto que generó bastante ruido debido a que se diseñó para que adultos mayores recibieran un pago mensual a cambio de entregar el dominio de una propiedad a su nombre a una aseguradora (y pueden habitar el inmueble hasta que fallezcan). Una alternativa especialmente útil para quienes tienen propiedades pero no lograron pensionarse. El mecanismo vuelve a estar en la agenda, ya que bajo ciertas interpretaciones podría ser sujeto de mayores impuestos por la reforma tributaria que se discute en el Congreso.

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Las rentas vitalicias son seguros diseñados para cubrir el riesgo de longevidad. El decreto 1398 de 2020 establece dos modalidades en las que las diferentes aseguradoras del país pueden ofrecer este producto.

La primera es la renta vitalicia inmobiliaria inmediata, que corresponde a un contrato de seguro “mediante el cual garantiza un pago periódico de una renta mensual hasta el fallecimiento del tomador o el de sus beneficiarios, a partir del pago de una prima única que se paga al inicio del contrato”.

La segunda es la “renta temporal cierta con renta vitalicia inmobiliaria diferida”. Es similar a la primera modalidad, pero en este caso se pacta el período en el que regirán las rentas mensuales y cualquier saldo a favor se transferirá a los herederos. Es decir, si la póliza se pactó por 20 años y el rentista o sus beneficiarios fallecen a los 15 años, la aseguradora les pagará a los hijos los cinco años que faltan en un solo pago.

El problema es que los tributaristas alertan que el decreto 1398 de 2020 tiene una serie de imprecisiones y ambigüedades que podrían ser especialmente sensibles en el marco de la reforma tributaria. Se debate si son consideradas como una ganancia ocasional y si pueden interpretarse como una renta pensional. Ambos, puntos de mayor recaudo en el proyecto de ley que se discute en el Congreso.

Las ganancias ocasionales son uno de los principales cambios que propone la reforma tributaria. “Para efectos de determinar la renta líquida gravable a la que serán aplicables las tarifas establecidas en el artículo 241 de este Estatuto, se sumarán las rentas líquidas cedulares obtenidas en las rentas de trabajo, de capital, no laborales, de pensiones, de dividendos y participaciones y la ganancia ocasional gravable determinada conforme a este Estatuto”, establece el artículo 6 del proyecto de ley.

Es decir, el Gobierno propone sumar las rentas extraordinarias junto a las ordinarias a la hora de calcular el impuesto de renta. Y la venta de un inmueble suele activar la ganancia ocasional.

Entonces, es preciso preguntarse si el traspaso del dominio de la propiedad a la aseguradora, en el marco de las rentas vitalicias, podría ser considerado como una ganancia ocasional y por ende podría estar entre los cambios que propone la reforma tributaria.

“No se debería aplicar la ganancia ocasional. Con la renta vitalicia básicamente se está devolviendo el valor del patrimonio a cuotas, por lo que no genera riqueza y por ende no debería cobrarse el impuesto de rentas extraordinarias. Pero sí hay una parte que se grava. La suma de las cuotas se revisa respecto a los rendimientos financieros, por ejemplo, las tasas promedios de los CDT. Entonces, si me pagan $100 (en rentas vitalicias) y el rendimiento de los CDT fue 5 %, entonces $5 se consideran como un ingreso gravado”, señaló Orlando Villabona, profesor de la Universidad Nacional y doctor en Ciencias de Gestión de la Université de Rouen.

No obstante, el docente agrega que “el decreto 1398 del 2020 es ambiguo y sujeto a interpretación. Algunos colegas también creen que las rentas vitalicias se pueden asimilar a un fondo privado en donde uno ahorra estableciendo un monto y sobre este monto es que se entregan las rentas vitalicias. Pero no es tan claro”.

Por otro lado, hay debate de qué tipo de ingresos son las rentas vitalicias: ¿ordinario, de capital o pensional?

Jairo Bautista, docente de la Universidad Nacional, explica que “las rentas vitalicias inmobiliarias pueden llegar a ser consideradas como una renta pensional, las cuales no pagan ahora impuestos. Pero podrían ser sujetas de gravámenes debido a que la reforma tributaria propone gravar las pensiones mayores a los $10 millones. Pero es cuestión de interpretación y la DIAN es la que debe decidir”.

Sin embargo, hay un consenso entre analistas de que un reducido grupo de personas tienen viviendas con precios tan altos que podrían generar un pago mensual superior a $10 millones mensuales por concepto de renta vitalicia. Luego sí podrían sumar a la renta pensional total, lo que aumenta la probabilidad de que deban pagar impuesto de renta si se aprueba la propuesta de la reforma tributaria.

De esta manera, las rentas vitalicias inmobiliarias son otro foco de discusión en la reforma tributaria que se tramita en el Congreso. Si se las interpreta como una ganancia ocasional o como una renta pensional, podrían ser sujetas de mayores gravámenes y por ende perder el atractivo e incluso el sentido por el que nacieron.