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El aumento del precio de la gasolina ha sido uno de los rubros que más ha llamado la atención en los últimos meses. Especialmente en gremios como el de los taxistas, quienes anticipan entrar en paro el 24 de enero al considerar que el nuevo costo del galón les representa un importante gasto.
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La razón que fundamenta el alza en los precios se encuentra en el Fondo de Estabilización de los Precios del Combustible (FEPC), el cual se ha encargado de subsidiar, en los últimos años, parte del costo de productos como la gasolina y el diésel, manteniéndolos bajos y estables en el país ante el variable mercado internacional.
Aunque es cierto que Colombia produce su combustible, Ecopetrol tiene que equiparar sus precios con los del mercado internacional, de allí que el impacto que ha asumido el fondo en los últimos años ha sido considerable, tanto que aún con los importantes aportes que se han destinado desde el presupuesto nacional, tanto en el Gobierno de Gustavo Petro como el de Iván Duque, no han sido suficientes y el fondo presenta un déficit que alcanza los $16 billones.
Para satisfacer el hueco financiero que se ha generado, desde el Gobierno Nacional se tomó la decisión de trasladar, de manera paulatina, gran parte de esos costos al usuario final. En el último trimestre del año pasado lo vimos, con un aumento al precio del galón de $200 por mes, y este año arrancó con un nuevo incremento de $400.
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Según lo comunicado en las últimas horas por las ministra de Minas y Energía, Irene Vélez, los precios de la gasolina seguirán creciendo en 2023.
“Sí debe subir la gasolina y la razón es porque necesitamos cerrar esa brecha entre lo que está subsidiando el Gobierno Nacional y lo que paga el ciudadano de a pie, pues Colombia maneja uno de los precios por galón más bajos del mercado, comparado con otros países de América Latina, ya que el precio internacional está por encima de los $18.000 pesos”, dijo Vélez a medios de comunicación.
La ministra no especificó cuánto podría subir el precio del galón en febrero, o en cuanto podría cerrar 2023 en esta materia, pero sí señaló que, de momento, el Gobierno sigue firme en mantener congelados los precios del diésel, el cual es el combustible que usan los transportadores de carga en el país.
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Este beneficio se justifica porque elevarles el precio se traduce en echar combustible a la inflación, que en noviembre registró una variación anual del 12,53 %, especialmente impulsada por el rubro de alimentos y bebidas no alcohólicas.
“Arrancó el 2023 con un incremento de más de $65 pesos por galón, pero somos conscientes que este combustible líquido es el que más utiliza el transporte de carga en nuestro país. Dicho esto, no vemos viable más incrementos, ya que no queremos impactar negativamente la tasa de inflación, la cual tendría repercusiones negativas en la canasta básica familiar”, concluyó Vélez.
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