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Continúan las buenas noticias en materia de inflación para Colombia. En junio, la carestía de los principales productos y servicios de la canasta básica familiar consolidó una variación anual del 12,13 %, lo que se traduce en una reducción de 0,23 puntos porcentuales frente al mes inmediatamente anterior, así como en la consolidación de su tendencia a la baja.
Si bien el descenso es más gradual de lo que se quisiera (y acaso, de lo que se necesita), los datos revelados por el DANE permiten ver algunas rendijas de optimismo, especialmente en lo que tiene que ver con los alimentos, una categoría fundamental en toda la medición y que, además, suele pegarle más a los hogares más pobres y vulnerables.
Junio marca el segundo mes consecutivo en el que los alimentos muestran un retroceso en su variación mensual. En este mes su comportamiento fue de -0,53 %.
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Así mismo, si el panorama se mira bajo la óptica de la variación anual los alimentos han dejado de tener el protagonismo en el incremento general de la inflación: por ejemplo, en marzo de este año, los precios de la comida registraron un crecimiento de casi 22 % mientras que la segunda categoría (restaurantes y hoteles) crecieron a un ritmo de 18,67 %.
En cambio, para junio, los alimentos se ubicaron en el quinto lugar de los renglones de gasto que más crecieron, haciéndolo a un ritmo anual de 14,31 %.
Esta corrección permite ver que, en términos de clases sociales, la inflación de los hogares pobres y vulnerables comienza a estar más en línea con los resultados del mundo prepandemia (2019) y los mayores crecimientos en las variaciones mensuales y año corrido en el IPC se localizaron en las familias de ingresos altos y en la clase media.
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Ahora bien, en la medida en la que los alimentos han ido perdiendo potencia en su impulso a la inflación general, otros rubros han ido ganando protagonismo, especialmente el renglón de transporte y, en particular, la gasolina.
Esto se debe a la política de ajuste de los precios de la gasolina corriente en la que se embarcó el gobierno nacional desde septiembre del año pasado y que, para este punto, ha incrementado el precio promedio en 10 oportunidades, llevándolo a $12.964.
Para sacarle provecho a esta tendencia, le contamos cuáles son los alimentos que más han bajado y subido de precio (en su variación mensual en junio). Con el propósito de tener una referencia más clara sumamos los valores que registra el más reciente reporte del Sistema de Información de Precios (SIPSA, con corte a la primera semana de julio) para la Central de Corabastos en Bogotá.
Los que más han bajado (pesos por kilogramo):
Zanahoria: -8,40 % ($2.266)
Plátanos: -6,74 % ($3.339 hartón verde)
Papas: -5,40 % ($1.320 parda pastusa)
Cebolla: -5,15 % ($1.096 cabezona blanca)
Hortalizas y legumbres frescas: -3,44 %
Aceites comestibles: -2,19 % ($17.567 girasol)
Quesos y productos afines: -1,95 %
Legumbres secas: -1,68 %
Frutas frescas: -1,60 %
Bananos: -1,67 % ($1.683 guineo)
Los que más han subido de precio (pesos por kilogramo)
Naranjas: 12,86 % ($2.694 naranja sweet)
Tomate de árbol: 11,21 % ($4.149)
Derivados de tubérculos, raíces y plátanos: 3,85 %
Condimentos y hierbas culinarias: 2,66 %
Salsas, pastas y aderezos: 2,21 %
Concentrados para preparar refrescos: 2,66 %
Frituras: 1,87 %
Leche en polvo para lactantes: 1,76 %
Helados: 1,52 %
Sal: 1,38 % ($2.500)
El peso del combustible y los servicios en la inflación
En junio, la división del gasto que más registró un repunte fue Transporte, con un 1,08 %. Según lo explicado por la directora del DANE, Piedad Urdinola, el alza se explica por el aumento sostenido que ha tenido el precio de la gasolina.
A este lo siguieron Restaurante y Hoteles (0,56 %), Bebidas alcohólicas y tabaco (0,48 %) y Alojamiento, Agua, Electricidad y Gas (0,48 %).
Sin embargo, una cosa es el repunte que cada división del gasto registra por sí mismo, y otra es el peso que tiene en el general de la carestía (lo que el DANE llama la contribución).
Teniendo en cuenta esto último, se tiene que la división de Alojamiento, agua, electricidad y gas (0,15 puntos porcentuales) junto con Transporte (0,14 p.p) son los dos que más jalonaron el aumento de la inflación en junio.
Por sí solo, el arriendo está pesando en promedio el 31,63 % de los gastos de los hogares más pobres, mientras que en los vulnerables su importancia es del 27,87 %, en la clase media del 25,37 % y en las familias de ingresos altos de 22,37 %.
La electricidad registró en junio un alza de 0,51 %, con la buena noticia de que desde el mes pasado consolida una tendencia a la baja. Por su parte, el gas cerró en terreno negativo, con un -1,78 %.
Finalmente los combustibles se mantienen en su camino hacia el alza (el Ministerio de Hacienda estableció que seguirá aumentando hasta que se alcancen los precios internacionales). En junio, la variación anual de este rubro alcanzó una carestía del 33,98 %.
Aún se desconocen las apuestas que pueda implementar el Gobierno para evitar que el alza de los combustibles termine frenando o revirtiendo el avance que ha consolidado el precio de los alimentos en su senda hacia la disminución, pues se sabe que tan pronto la gasolina alcance su punto máximo comenzará el incremento del ACP, que es el combustible que mueve al grueso del transporte, incluido el de los alimentos en el país.
De momento, la inflación continúa siendo un asunto preocupante en la nación, tanto que la política monetaria del Banco de la República continúa apostándole a las tasas altas para mantenerla a raya. No obstante, la senda de desaceleración es una esperanza para que las cifras de un dígito vuelvan este año, e incluso se logre la meta de volver a una inflación cercana al 3 % hacia finales de 2024.
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