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El sistema financiero goza de buena salud, con reservas por encima de lo que exige la regulación, pero los niveles de crédito de los hogares preocupan en el segundo semestre de este año, y un poco de cara al retador panorama que ofrece 2023.
Estas son, a muy grandes rasgos, las conclusiones del nuevo Reporte de Estabilidad Financiera, que recién publicó el Banco de la República, con resultados para el segundo semestre de 2022.
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El análisis del Banco es relevante en este momento porque da luces sobre el comportamiento del consumo privado (apalancado poderosamente por el crédito) en un momento macroeconómico en el que hay una buena dinámica de la economía, que casi con absoluta seguridad se ralentizará fuertemente de cara al próximo año.
Y el punto acá es que hablar de la salud del consumo en Colombia (como sucede también en otros países) es tomarle la temperatura a prácticamente todo el andamiaje económico del país.
Antes de entrar de lleno en los resultados del informe, es importante tener en cuenta cuál es el contexto en el que se producen. Las proyecciones del propio banco central dan cuenta de que el próximo año el PIB colombiano se expandirá por debajo de 1 %, un pronóstico que comparte Bancolombia, que situó esta semana el crecimiento de la economía nacional en 0,9 % para 2023.
Esta baja en el PIB está íntimamente relacionada con el descenso en el consumo de los hogares, que para el tercer trimestre del año llegó a ser 72 % de la economía nacional, según cifras de Raddar, firma especializada en analizar a los consumidores nacionales. Para ese periodo, más de 80 % de la expansión del PIB (que llegó a 7 %) estuvo vinculada al gasto de los colombianos.
“Si bien Colombia todavía tiene un buen ímpetu de crecimiento, este se puede ir agotando, ya lo estamos viendo en algunos sectores y de cara a 2023, lo que estamos esperando es que los hogares moderen un poco su consumo. Lo que nos mostró un poco el tercer trimestre es que efectivamente algunos hogares siguieron consumiendo algunos servicios, pero ya dejaron de consumir bienes durables o semi-durables como por ejemplo los electrodomésticos o incluso la ropa, tal vez preponderando sus gastos básicos”, según Jackeline Piraján, economista Scotiabank Colpatria.
Un panorama similar es el que ve Mauricio Hernández, economista de BBVA Research: “… el consumo privado se desaceleró, especialmente en el componente de bienes, no tanto en el gasto en servicios, que se mantuvo con cifras de crecimiento de dos dígitos. Sin embargo, esta dinámica de los servicios no fue suficiente para frenar la tendencia de moderación del consumo privado total, el cual fue menor en el tercer trimestre que en el segundo en 2,2 %, reflejando el agotamiento progresivo del fuerte ciclo expansivo que viene teniendo el gasto de los hogares hasta ahora”.
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La ralentización en el consumo es algo que ya había pronosticado esta unidad de análisis en su más reciente informe de proyecciones económicas; para este año se espera que este indicador crezca 10,7 %, mientras que en 2021 registró una expansión de 14,8 %.
¿Y la deuda?
Entonces, si bien el Banco de la República dice que el sistema financiero goza de buena salud, también asegura que el nivel de endeudamiento de los colombianos es “preocupante”. El reporte “concluye que el comportamiento reciente del crédito de consumo junto con los altos niveles de endeudamiento de los hogares y la materialización de riesgo de crédito en este segmento, son una de las principales vulnerabilidades de un segmento del sistema financiero. Lo anterior, en un contexto de condiciones financieras más restrictivas en el ámbito global y local, de alta incertidumbre y volatilidad en los mercados financieros y de un menor ritmo de actividad económica esperado para el próximo año”.
Y si bien los créditos de las personas han crecido, el Banco destaca que la deuda corporativa ha mejorado en los últimos seis meses, a pesar de que sigue cerca de sus niveles históricos.
Por sectores económicos, la deuda de las empresas se ve de esta forma, con una mayor concentración en comercio, manufactura y construcción:
Así mismo, el emisor destaca que para junio de este año “la mayoría de la deuda en moneda extranjera del sector corporativo privado cuenta con mecanismos de mitigación del riesgo cambiario”.
Estas son buenas noticias, sin duda, pues bajan la exposición del aparato productivo colombiano ante los vaivenes internacionales, que a su vez terminan por impactar aspectos como la tasa de cambio o el precio de materias primas.
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Sin embargo, la mayor preocupación del Banco está relacionada con el endeudamiento en los hogares. De acuerdo con la entidad, los desembolsos de créditos en lo corrido de 2022 han alcanzado “valores cercanos a los máximos registros históricos”. Algo a lo que están respondiendo los bancos con mayores exigencias para prestar dinero.
El panorama de endeudamiento de los hogares se ve de esta forma, con una cartera de $326 billones para mediados de este año:
Si bien los ingresos de los hogares se han ido recuperando después del golpe de la pandemia, su nivel de endeudamiento se ha mantenido estable. En otras palabras, pareciera que se han contraído nuevas deudas, en vez de saldar las viejas y cerrar ese grifo.
Según el Banco, la cartera destinada a los hogares tuvo este año la mayor expansión real desde febrero de 2020, con un 10,7 %.
La entidad concluye diciendo: “Las carteras riesgosa y morosa de los hogares comienzan a mostrar signos de un posible cambio de tendencia en su crecimiento luego de un periodo de fuertes contracciones posteriores a la pandemia. Acorde con lo anterior, los indicadores de riesgo de crédito han presentado los primeros síntomas de deterioro en la cartera de consumo”.
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