¿Por qué subió de precio la ropa en enero?
El incremento era algo que expertos ya habían anunciado por la inflación en general, la volatilidad del dólar y la crisis de los contenedores.
Lucety Carreño Rojas
La industria textil nacional cerró 2021 con cifras positivas. El gasto de los hogares en moda alcanzó los $2,99 billones en diciembre, es decir, un 3,2 % más que en el mismo mes de 2020 y un 2,9 % más que en 2019. El gasto acumulado del año fue de $27,7 billones, un 21 % más que en el mismo periodo de 2020 y un 5 % más que en 2019, de acuerdo con cifras del Observatorio de Moda de Inexmoda, Raddar y Sectorial.
Las exportaciones de textiles y confecciones en 2021 alcanzaron los US$810 millones, lo que representó un incremento del 41 % y del 11 % para 2020 y 2019, respectivamente. En cuanto a las importaciones, las cifras revelaron que el año pasado llegaron a los US$2,457 millones, un 15 % más respecto al mismo período de 2019.
Así las cosas, las proyecciones apuntaron a que 2022 sería un año aún mejor para la industria y en enero ocurrió algo que no pasaba desde hace un tiempo: la ropa subió de precio. Según cifras del DANE, la inflación en enero fue del 1,67 %, dato que impulsó la variación de prendas de vestir y calzado con un 4,03 %. En dicha categoría, las mayores variaciones se presentaron en prendas de vestir masculinas (6,65 %), femeninas (6,11 %) y para bebés (2,35 %).
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El DANE explicó que, “de acuerdo con la información registrada en las fuentes, al menos una parte de la variación observada se debe a que los precios observados durante enero no fueron afectados por la medida reconocida como ‘Día sin IVA’”.
Sin embargo, el incremento en las prendas de vestir y el calzado era algo que se esperaba y que expertos ya habían anunciado por la llamada “tormenta perfecta”: inflación en general, volatilidad del dólar y crisis de los contenedores. Costos que serían trasladados al consumidor final.
Aunque la inflación y la crisis en la cadena logística son problemas globales, agarran a la industria textil nacional en un mal momento. Así lo explicó Camilo Herrera, fundador de la firma de consumo Raddar, en “El nuevo traje del emperador: la nueva realidad de la industria de la moda en Colombia”, una charla que dio en el marco de Colombiatex 2022. Allí Herrera planteó los retos que enfrenta la industria, como las importaciones, los costos de los fletes, el incremento del dólar y el aumento de los salarios.
Lea también: El impacto de la crisis de los contenedores en la industria textil nacional
“El gasto de ropa en Colombia representa el 5 % de la economía, pero la producción del sector no llega ni al 1 %, el país compra más del 4 % en insumos, textiles y manufactura. Dependemos del mundo para producir textiles y moda en Colombia”, dijo Herrera.
Además de eso, según explicó Herrera, China es la dueña del comercio internacional y su principal importador es Estados Unidos. “Así que el dólar pierde valor y, por consiguiente, el peso. Cada que traemos algo a Colombia se debe pasar a pesos”.
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Por su parte, David Agudelo, economista y consultor de comercio exterior, mencionó que el aumento de precios tiene que ver con los inconvenientes en los fletes marítimos afectados por la pandemia. Sin embargo, aclaró que se trata de un problema “estructural, porque ya lleva dos años y sin visos de solución”. Los contenedores quedaron atascados en diferentes puertos del mundo, así que no hay para movilizar la carga. “Un flete que oscilaba en US$2.000 hoy está entre US$12.000, US$15.000 y hasta US$20.000. Es un incremento brutal”, agregó.
Otro dato interesante que dio Herrera es que en Colombia se compran más de 1’400.000 millones de prendas, es decir, que cada colombiano compra en promedio entre 24 y 26 prendas al año, pero la mayoría son importadas. “No se está cambiando el juego impulsando lo local”, afirmó.
Lea: ¿La industria de la moda colombiana puede ser sostenible?
Juan Fernando Loaiza, especialista en investigación económica de Inexmoda, argumentó que el incremento de los precios tiene que ver con factores que están relacionados. “Esta subida tiene que ver con el incremento de los costos de las materias primas y de los productos que se comercializan. Por ejemplo, el costo promedio de un kilogramo de textiles aumentó un 17 % en 2021 respecto a 2020 y un 13 % en comparación con 2019”.
Así las cosas, el incremento en las materias primas hace que disminuyan los márgenes de ganancias de las compañías. En 2020 y 2021 no se aumentó el precio de las prendas porque las empresas estaban preocupadas en mantener su flujo de caja. Es decir, en palabras de Loaiza, “generar ingresos así no aumentarán los precios para poder cubrir las obligaciones de las compañías, pero una vez las marcas ven cómo se recuperan los ingresos de las familias, actualizan los precios y eso hace que tengamos la cifra de inflación positiva”.
Otro de los factores es la “estacionalidad del sistema moda”, es decir, las temporadas. Enero es la temporada de regreso a clases y oficinas, lo que hace que se activen las compras de productos de vestuario y calzado. Agudelo afirmó que “pasamos de una temporada de fin de año a otra con retorno a colegios, universidad y presencialidad a los trabajos, así que la gente se da cuenta de que no tiene la ropa que necesita y debe comprar, lo que aumenta la demanda de ropa”.
Según describió Camilo Rodríguez, presidente de la Cámara Colombiana de la Confección y Afines, la industria nacional trabaja con cuatro temporadas. Para la de Navidad, las empresas se preparan desde octubre, y “a más tardar a mitad de noviembre ya tendrían que haber despachado para los comercializadores. En noviembre y diciembre casi no se compran materias primas”.
Las promociones de producto terminado que se dan en enero son para que las empresas tengan liquidez para comenzar a comprar los insumos para volver a producir. “Analicemos que durante 2020 y 2021 se pospuso la compra de calzado entonces cuando aumenta la demanda, las marcas aprovechan para actualizar la estrategia de precios que tienen”, aseguró Loaiza.
Entonces, ante el aumento de las materias primas y de producción, las marcas deben actualizar sus estrategias de precios. Tamara González, fundadora de Manual de la moda, un proyecto creado al ver la necesidad de tener información de la industria de la moda en español, afirmó que el aumento en los precios era necesario, porque “los insumos han subido mucho de precio y la moda llevaba casi cinco años con inflación neutra o negativa por debajo de la inflación nacional, y la industria no puede impactar más las alzas en las utilidades. Si las empresas no suben, se comen la rentabilidad”.
¿Qué viene para la industria textil nacional? En 2021 las cifras se explicaron por compras de venganza, temor a nuevos aislamientos y un aumento de precios y tasas de interés. González cree que aún falta incremento de la inflación en la moda, pero que no puede convertirse en un fenómeno mensual porque se pierde competitividad frente al mercado internacional. Los expertos concuerdan en que se debe trabajar de la mano con los sectores público y privado para aumentar las inversiones e impulsar la producción local, que abre otros debates. Las proyecciones de Inexmoda indican que la moda colombiana alcanzará máximos históricos de $29 billones, un 5 % por encima de las cifras de 2021.
La industria textil nacional cerró 2021 con cifras positivas. El gasto de los hogares en moda alcanzó los $2,99 billones en diciembre, es decir, un 3,2 % más que en el mismo mes de 2020 y un 2,9 % más que en 2019. El gasto acumulado del año fue de $27,7 billones, un 21 % más que en el mismo periodo de 2020 y un 5 % más que en 2019, de acuerdo con cifras del Observatorio de Moda de Inexmoda, Raddar y Sectorial.
Las exportaciones de textiles y confecciones en 2021 alcanzaron los US$810 millones, lo que representó un incremento del 41 % y del 11 % para 2020 y 2019, respectivamente. En cuanto a las importaciones, las cifras revelaron que el año pasado llegaron a los US$2,457 millones, un 15 % más respecto al mismo período de 2019.
Así las cosas, las proyecciones apuntaron a que 2022 sería un año aún mejor para la industria y en enero ocurrió algo que no pasaba desde hace un tiempo: la ropa subió de precio. Según cifras del DANE, la inflación en enero fue del 1,67 %, dato que impulsó la variación de prendas de vestir y calzado con un 4,03 %. En dicha categoría, las mayores variaciones se presentaron en prendas de vestir masculinas (6,65 %), femeninas (6,11 %) y para bebés (2,35 %).
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El DANE explicó que, “de acuerdo con la información registrada en las fuentes, al menos una parte de la variación observada se debe a que los precios observados durante enero no fueron afectados por la medida reconocida como ‘Día sin IVA’”.
Sin embargo, el incremento en las prendas de vestir y el calzado era algo que se esperaba y que expertos ya habían anunciado por la llamada “tormenta perfecta”: inflación en general, volatilidad del dólar y crisis de los contenedores. Costos que serían trasladados al consumidor final.
Aunque la inflación y la crisis en la cadena logística son problemas globales, agarran a la industria textil nacional en un mal momento. Así lo explicó Camilo Herrera, fundador de la firma de consumo Raddar, en “El nuevo traje del emperador: la nueva realidad de la industria de la moda en Colombia”, una charla que dio en el marco de Colombiatex 2022. Allí Herrera planteó los retos que enfrenta la industria, como las importaciones, los costos de los fletes, el incremento del dólar y el aumento de los salarios.
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“El gasto de ropa en Colombia representa el 5 % de la economía, pero la producción del sector no llega ni al 1 %, el país compra más del 4 % en insumos, textiles y manufactura. Dependemos del mundo para producir textiles y moda en Colombia”, dijo Herrera.
Además de eso, según explicó Herrera, China es la dueña del comercio internacional y su principal importador es Estados Unidos. “Así que el dólar pierde valor y, por consiguiente, el peso. Cada que traemos algo a Colombia se debe pasar a pesos”.
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Por su parte, David Agudelo, economista y consultor de comercio exterior, mencionó que el aumento de precios tiene que ver con los inconvenientes en los fletes marítimos afectados por la pandemia. Sin embargo, aclaró que se trata de un problema “estructural, porque ya lleva dos años y sin visos de solución”. Los contenedores quedaron atascados en diferentes puertos del mundo, así que no hay para movilizar la carga. “Un flete que oscilaba en US$2.000 hoy está entre US$12.000, US$15.000 y hasta US$20.000. Es un incremento brutal”, agregó.
Otro dato interesante que dio Herrera es que en Colombia se compran más de 1’400.000 millones de prendas, es decir, que cada colombiano compra en promedio entre 24 y 26 prendas al año, pero la mayoría son importadas. “No se está cambiando el juego impulsando lo local”, afirmó.
Lea: ¿La industria de la moda colombiana puede ser sostenible?
Juan Fernando Loaiza, especialista en investigación económica de Inexmoda, argumentó que el incremento de los precios tiene que ver con factores que están relacionados. “Esta subida tiene que ver con el incremento de los costos de las materias primas y de los productos que se comercializan. Por ejemplo, el costo promedio de un kilogramo de textiles aumentó un 17 % en 2021 respecto a 2020 y un 13 % en comparación con 2019”.
Así las cosas, el incremento en las materias primas hace que disminuyan los márgenes de ganancias de las compañías. En 2020 y 2021 no se aumentó el precio de las prendas porque las empresas estaban preocupadas en mantener su flujo de caja. Es decir, en palabras de Loaiza, “generar ingresos así no aumentarán los precios para poder cubrir las obligaciones de las compañías, pero una vez las marcas ven cómo se recuperan los ingresos de las familias, actualizan los precios y eso hace que tengamos la cifra de inflación positiva”.
Otro de los factores es la “estacionalidad del sistema moda”, es decir, las temporadas. Enero es la temporada de regreso a clases y oficinas, lo que hace que se activen las compras de productos de vestuario y calzado. Agudelo afirmó que “pasamos de una temporada de fin de año a otra con retorno a colegios, universidad y presencialidad a los trabajos, así que la gente se da cuenta de que no tiene la ropa que necesita y debe comprar, lo que aumenta la demanda de ropa”.
Según describió Camilo Rodríguez, presidente de la Cámara Colombiana de la Confección y Afines, la industria nacional trabaja con cuatro temporadas. Para la de Navidad, las empresas se preparan desde octubre, y “a más tardar a mitad de noviembre ya tendrían que haber despachado para los comercializadores. En noviembre y diciembre casi no se compran materias primas”.
Las promociones de producto terminado que se dan en enero son para que las empresas tengan liquidez para comenzar a comprar los insumos para volver a producir. “Analicemos que durante 2020 y 2021 se pospuso la compra de calzado entonces cuando aumenta la demanda, las marcas aprovechan para actualizar la estrategia de precios que tienen”, aseguró Loaiza.
Entonces, ante el aumento de las materias primas y de producción, las marcas deben actualizar sus estrategias de precios. Tamara González, fundadora de Manual de la moda, un proyecto creado al ver la necesidad de tener información de la industria de la moda en español, afirmó que el aumento en los precios era necesario, porque “los insumos han subido mucho de precio y la moda llevaba casi cinco años con inflación neutra o negativa por debajo de la inflación nacional, y la industria no puede impactar más las alzas en las utilidades. Si las empresas no suben, se comen la rentabilidad”.
¿Qué viene para la industria textil nacional? En 2021 las cifras se explicaron por compras de venganza, temor a nuevos aislamientos y un aumento de precios y tasas de interés. González cree que aún falta incremento de la inflación en la moda, pero que no puede convertirse en un fenómeno mensual porque se pierde competitividad frente al mercado internacional. Los expertos concuerdan en que se debe trabajar de la mano con los sectores público y privado para aumentar las inversiones e impulsar la producción local, que abre otros debates. Las proyecciones de Inexmoda indican que la moda colombiana alcanzará máximos históricos de $29 billones, un 5 % por encima de las cifras de 2021.