Salario mínimo 2025: así pintan las negociaciones, según quienes van a discutirlo
Hablamos con quienes tienen asiento en la mesa que buscará concertar este incremento. Esto es lo que esperan de la discusión.
Diego Ojeda
En una semana, aproximadamente, comenzará la concertación para definir el incremento que tendrá el salario mínimo en 2025. Según el DANE, son cerca de 3 millones los trabajadores que dependen directamente de este ajuste salarial, el cual podría ser acordado por los representantes de las centrales obreras, gremios empresariales y el Ministerio de Trabajo (que es la cartera que media la discusión).
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En una semana, aproximadamente, comenzará la concertación para definir el incremento que tendrá el salario mínimo en 2025. Según el DANE, son cerca de 3 millones los trabajadores que dependen directamente de este ajuste salarial, el cual podría ser acordado por los representantes de las centrales obreras, gremios empresariales y el Ministerio de Trabajo (que es la cartera que media la discusión).
La posibilidad de un acuerdo siempre está sobre la mesa, pero hay que recordar que no siempre la negociación llega a este punto, a pesar de las semanas que dura la mesa de concertación. De hecho, en la última década sólo cuatro incrementos se han concertado, mientras que los seis restantes los ha definido el Gobierno vía decreto, al no llegar a un consenso en la mesa.
No es una negociación fácil, así sea un asunto tan rutinario en diciembre como los buñuelos o los villancicos. De fondo, hay dos tensiones fundamentales en juego: la protección del poder adquisitivo de los trabajadores de los golpes de la inflación principalmente, pero sin impactar la creación de empleo o la salud del mercado laboral (el argumento desde el lado de los empresarios siempre es que un aumento demasiado por encima daña el ritmo de contratación).
De allí que la propuesta para incrementar el salario mínimo no puede salir de una chistera, así por momentos parezca. Típicamente, las primeras cifras suelen ser más tiros de salva, que números reales y apegados a la realidad del momento.
Para llegar a un punto equilibrado entre las tensiones, en la mesa juegan una serie de variables.
La inflación es la principal, pues esta es la que indica cuánto poder adquisitivo han perdido los trabajadores en el último año. Usualmente se le añaden unos puntos porcentuales (lo que se conoce como el incremento real), por lo que no solo se les devuelve a los trabajadores el poder adquisitivo, sino que da un extra en pro de estimular el consumo y proteger a los hogares más vulnerables.
Para entender mejor esto podemos usar como ejemplo el aumento que se registró el año pasado. En 2023, la inflación cerró en 9,28 %, mientras que el alza del mínimo fue del 12 %, es decir, el incremento real fue del 2,72 %.
En las cuentas también se incluyen variables como la Productividad Total de los Factores (PTF), que en pocas palabras mide qué tan bien se están usando los recursos (materias primas, fuerza de trabajo, instalaciones y tecnología) para producir bienes y servicios. Es decir, si con lo mismo se produjo más o menos. Cuando esta es positiva, suele sumarse al cálculo del incremento salarial.
Se podría hablar de otros elementos, como el aumento de la gasolina y los incrementos del servicio de transporte público. Esto, porque también se discute el alza del auxilio de transporte (al que tienen derecho todos los trabajadores que no devengan más de dos salarios mínimos). Algunas veces se le da a este subsidio el mismo beneficio del mínimo, mientras que otras uno diferente (como pasó en 2023, que fue del 15 %).
A la mesa, además de centrales obreras, empresarios y Ministerio del Trajo, también llegan (como invitados) entidades y expertos para que aporten al debate. Ejemplo de esto es el DANE (quien añade datos relativos al mercado laboral, la inflación y el crecimiento de la economía), el Banco de la República y centros de pensamiento, como Fedesarrollo.
Vale recordar que la negociación del mínimo se hace a instancias de la Comisión de Concertación de Políticas Laborales y Salariales, creada por la Constitución.
Y, aunque la Comisión tiene un potencial enorme para avanzar en varios problemas, complejos y profundos, sobre el sistema laboral en el país, se limita a la concertación del mínimo. Para lo mucho que puede hacer este órgano en materia de empleo en el país, su papel brilla justamente por su ausencia.
¿Qué se espera de la concertación para este año?
Son diversas las posiciones que logramos recoger de los diferentes actores que se sentarán a discutir el incremento. Según lo explicado a este medio por el presidente de la ANDI, Bruce Mac Master, se espera que este proceso de diálogo se pueda dar en un ambiente de “respeto, confianza y, sobre todo, de responsabilidad frente a las realidades del país”, a lo que agregó que “la informalidad, el desempleo, la inactividad y la baja productividad son problemas a los que no podemos darle la espalda en esta conversación”.
Por su parte el presidente de la CGT, Percy Oyola, se muestra optimista al creer que este año se pueda lograr una concertación. “iremos con la misma esperanza de apostar y proponer un acuerdo en materia salarial, que este año tiene otros elementos importantes como las tarifas, los servicios públicos y otros temas que estamos abiertos a discutir en el marco de las decisiones que tome el comando unitario”.
Finalmente, el presidente de la CUT, Fabio Arias, reconoce que está en el grupo de los pesimistas. No cree que este año pueda haber una concertación y la creciente radicalización que han demostrado los gremios empresariales. “Se aproximan las elecciones y ellos han sido muy funcionales a los partidos de oposición a Petro. Ya empezaron a decir que el aumento no puede ser igual a la inflación, y que con la reforma un aumento en el salario sería inconveniente, lo que me hace pensar que este año no habrá concertación”, señala, al decir que su estrategia se centraría en insistirle al Gobierno en que se tiene una deuda histórica con los trabajadores, quienes a la fecha no gozan de un adecuado poder adquisitivo, según el dirigente sindical.
Aún es prematuro decir cuánto subiría el salario mínimo en 2025, pero Ricardo Bonilla, ministro de Hacienda, ha descartado, de entrada, que el aumento sea de doble dígito. Esto, teniendo en cuenta que la inflación cerraría el año por encima de 5 %, o incluso sobre esta barrera. Y, como explicó el funcionario, el aumento típico del mínimo es un punto porcentual por encima del IPC.
“Esta base de inflación más baja podría permitir negociaciones diferentes del salario mínimo. En los últimos años se han tenido ajustes del salario mínimo del doble dígito, respondiendo parcialmente a las necesidades de cubrir esos gastos que se habían deteriorado por el incremento de la inflación. Hoy la inflación está bajando y eso es una muy buena noticia, pero también debería implicar que la base para negociar el salario mínimo tiene que ser más moderada, porque se esta empezando de bases de negociación más bajas, gracias a este retroceso de la inflación”, aseguró Jackeline Piraján, economista principal de Scotiabank Colpatria.
Para este punto del partido, el país completa 19 meses consecutivos con bajas en inflación (al menos desde la mirada anual). Si bien por momentos el indicador ha arrastrado los pies en el camino de bajada, al final de cuentas ha seguido yendo hacia abajo, así sea un poco a regañadientes por momentos.
En este momento, las proyecciones analistas y centros de investigación mantienen el IPC por encima de 5 % para el cierre de 2024, pero con pocos decimales por arriba de esta meta.
Qué tanto el aumento en el mínimo se acerque o se aleje de la inflación dependerá del tire y afloje en la mesa, en donde siempre hay tensiones económicas, pero también muchas políticas, justo en un momento en el que el país percibe una reactivación económica que, sin embargo, se da en medio de un panorama fiscal con varias luces rojas en el tablero.
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