Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
El próximo 26 de noviembre arrancan las negociaciones que definirán el salario mínimo de 2022: pago que está actualmente en $908.526 más un auxilio de transporte del orden de los $106.454 (al que solo acceden los que ganen menos de dos salarios mínimos). Se trata de un ritual anual del que siempre surgen tensiones, pero este año hay una serie de factores que podrían complicar aún más las discusiones.
También te puede interesar: Sí habrá noche de las velitas: Ecopetrol reanudó entregas de parafina
Desempleo
La tasa de desempleo ha venido cayendo en el último año: desde el 21,4% que se presentó en mayo de 2020 (el peor dato en dos décadas), hasta el 12,1% en septiembre de 2021 (el dato más reciente). Sin embargo, en el último semestre se ha visto una desaceleración de la recuperación de este indicador, y no hay señales de que en el corto plazo caiga y se mantenga debajo de los dos dígitos.
Se espera que los empresarios usen este indicador para adviertir que un incremento salarial desproporcionado impactará negativamente a la generación de empleo. De hecho, aseguran que las pymes, los principales empleadores del país, son las más afectadas por este fenómeno.
Inflación
Este año en Colombia y el mundo está viviendo un episodio inflacionario. Este fenómeno se atribuye a la recuperación económica que reactivó el consumo, y porque este período coincidió con una crisis de energía y logística que está limitando la oferta. Entonces, los precios están subiendo por factores de oferta y demanda,
En octubre de 2021 la inflación 12 meses de Colombia llegó al 4,51%, y de acuerdo con sondeos del Banco de la República podría terminar el año en 4,84%.
Se espera que los sindicatos usen este indicador para denunciar que los trabajadores han perdido poder adquisitivo. Lo que para ellos motiva un fuerte incremento salarial: se esperan que las centrales obreras hagan propuestas iniciales de doble dígito.
Productividad y otros disensos
Las discusiones del salario mínimo irán evolucionando a medida que se conozcan los indicadores más importantes para la toma de decisiones. Y uno de los que siempre genera discordia es el dato de productividad.
Por lo general la propuesta de incremento salarial de los empresarios es la suma de la proyección del cierre de la inflación más el dato de productividad. Argumentan que es el alza necesaria para mantener el poder adquisitivo de los trabajadores y mantener bajos los costos de las empresas, y así proteger el empleo.
Sin embargo, los sindicatos siempre han denunciado que el dato de productividad siempre castiga a los trabajadores. En momentos de auge la productividad laboral no sube tanto, y en momentos de crisis este indicador cae con fuerza.
Por esto, sea cual sea el dato de productividad, es probable que no convenza a los sindicatos, y sea un nuevo foco de tensión.
Heridas abiertas
Las negociaciones del salario mínimo se dan al final de un año marcado por fuertes movilizaciones y bloqueos que se dieron en el marco del paro nacional. Son tensiones que todavía siguen vivas, y las partes alegarán afectaciones para los sectores que representan.
Los empresarios expondrán las multimillonarias pérdidas que sufrieron a raíz de los bloqueos a las vías, y por los hechos de vandalismo. Lo que puede ser la base para pedir un incremento salarial moderado y así permitir la recuperación del tejido empresarial.
Por su parte, los sindicatos, que tuvieron un rol central en el paro, denunciarán el incumplimiento del pliego de peticiones que le enviaron al Gobierno. Además, el inicio de negociaciones del salario mínimo coincidirá con el inicio de un nuevo cronograma de marchas en todo el país.
Es claro entonces que estas serán tal vez las negociaciones de salario mínimo más complejas y polarizadas de la historia reciente. Hay pocas esperanzas de que la mesa de concertación, conformada por los principales sindicatos y gremios empresariales del país, llegue a un acuerdo sobre el incremento salarial.