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“Un grande nubarrón se alza en el cielo, ya se aproxima una fuerte tormenta” es el inicio de un famoso vallenato colombiano (La creciente, del Binomio de Oro), que sirve para describir elocuentemente la situación de la economía global y, en consecuencia, de la colombiana. Las fuertes caídas de las bolsas mundiales de los últimos días, el regreso del dólar a los $4.100 y otros indicadores confirman que hay cada vez más incertidumbre de que se avecine una nueva recesión global. Y podría llegar en cuestión de meses.
¿Ahora qué pasó?
Felipe Campos, director de Investigaciones Alianza Valores, explica que “la turbulencia en los mercados internacionales se debe a la combinación de una serie de factores. Empezó con las presiones inflacionarias que surgieron tras el fin de los confinamientos y la reactivación de la economía después de la pandemia. Una situación que aumentó la demanda por combustibles y que elevó el precio del petróleo, que a su vez también influye en los precios. Y frente a este fenómeno, los diferentes bancos centrales del mundo, entre ellos la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos, han empezado a subir sus tasas de interés para intentar contener la inflación, especialmente sensible para los hogares. Es un escenario complejo, pues la historia ha demostrado que cuando suben estos tres indicadores (inflación, petróleo y tasas de interés), suele haber una recesión en el próximo año”.
No obstante, Campos advierte que “el problema es que la guerra en Ucrania aceleró todo, pues generó una ola adicional de inflación, alzas de petróleo y presiones para subir tasas, por lo que ya se habla que podría haber una recesión global el próximo semestre”.
Precisamente, esta incertidumbre es lo que ha venido castigando a los mercados internacionales desde el pasado 4 de mayo, cuando la Reserva Federal realizó otro incremento de 50 puntos básicos en su tasa de interés (después de un alza de 25 puntos en marzo). Tan solo el lunes pasado, el Dow Jones de la Bolsa de Nueva York cayó 2 % (después de una semana de caídas) y el Nasdaq perdió 4,29 %. Incluso el bitcóin se vio afectado, pues bajó de los US$30.000, borrando sus ganancias de 2022.
¿Y el país qué?
En el caso de Colombia, esa turbulencia se percibe con nuestra veleta por excelencia: el dólar. Desde el 18 de abril, dos semanas antes del alza de 50 puntos de la Fed, la tasa de cambio ha subido más de $350 y se encuentra cerca de los $4.100, nivel que no llegaba desde marzo de 2020. Sin embargo, hay un consenso entre los analistas de que el impacto podría ser mucho peor si no fuera por el alza de los precios del petróleo.
Tan solo en marzo de 2022, Colombia exportó US$2.700 millones en combustibles (el 45 % del total exportado), por lo que el petróleo caro representa un gran flujo de dólares en el interior de la economía, ayudando a reducir la presión sobre la tasa de cambio en estos tiempos de incertidumbre.
Además, representa una oportunidad para aliviar las deterioradas finanzas nacionales y así darles cierta tranquilidad a los inversionistas internacionales.
El más reciente Marco Fiscal de Mediano Plazo se construyó esperando que el petróleo Brent promediara los US$63 el barril en 2022. Y en este documento hay una simulación que indica que el país recibiría $261.000 millones adicionales por cada dólar que el precio del crudo esté por encima de la proyección.
A la fecha, el Brent promedia los US$100 el barril, es decir, US$37 por encima de la estimación del Gobierno. Entonces, si se mantienen los precios del petróleo, Colombia podría recibir $9,6 billones de renta petrolera adicional: más de la mitad de lo recaudado en la anterior reforma tributaria.
No obstante, el petróleo no necesariamente significa que Colombia esté blindada ante nueva recesión: “El petróleo ha sido una protección en el corto plazo, porque parte de los choques que enfrentamos es la guerra rusa-ucraniana, y eso ha disparado los precios del petróleo. Pero si entramos en una recesión global profunda, los precios del crudo volverían a caer”, explicó Javier Mejía, Ph.D. en economía de la Universidad de los Andes y posdoctor asociado de la Universidad de Stanford.
De hecho, el petróleo ya ha venido registrando importantes caídas por precisamente la incertidumbre de una menor demanda por combustible que provocaría una eventual recesión. Tan solo este martes bajó más del 3 % hasta los US$102. “El petróleo es lo primero que sube cuando pasa una crisis y lo último que se cae cuando arranca una recesión. Entonces, si bien por ahora el precio sigue caro, no se puede descartar un desplome si se agrava la situación internacional”, señala Campos.
Pero Mejía destaca que “un desplome en los precios del petróleo podría llevar a un alza en la tasa de cambio, lo que si bien no tendrá un efecto positivo agregado, sí tiene ciertas ventajas fiscales: podría amortiguar el golpe, sobre todo para las finanzas de la nación vía renta petrolera (por medio de exportaciones de petróleo, por ejemplo).
Este miércoles sale un nuevo reporte de inflación en Estados Unidos, y dependiendo del resultado se sabrá si la Reserva Federal suaviza, mantiene o acelera su programa de alza de tasas de interés. En consecuencia, este indicador será clave para el futuro de la economía internacional.
Entonces, por ahora solo queda esperar si se acumulan más nubarrones en el cielo que den más información sobre si llegará o no una recesión global el próximo semestre. Lo que sí es claro, es que en Colombia ya se siente ese aire frío previo a la tormenta. Tal vez sea momento de entrar la ropa.