Floricultores colombianos llegan con ventas históricas a esta temporada de San Valentín
Los floricultores se preparan para la temporada de San Valentín en Estados Unidos, el punto más alto en el calendario anual del sector. A pesar de la crisis internacional en el transporte y la subida global en los precios de los insumos agrícolas, este renglón proyecta cifras históricas para el cierre de 2021.
Este lunes 14 de febrero, cuando los enamorados se regalen rosas como parte de la celebración de San Valentín en Estados Unidos, hay una alta probabilidad de que esa flor haya sido cultivada en Colombia.
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Este lunes 14 de febrero, cuando los enamorados se regalen rosas como parte de la celebración de San Valentín en Estados Unidos, hay una alta probabilidad de que esa flor haya sido cultivada en Colombia.
El viaje que culmina en la mano de quien la recibe en Estados Unidos empezó en una finca colombiana, para seguir de camino al aeropuerto El Dorado, en Bogotá. Allí fue inspeccionada por el ICA (Instituto Colombiano Agropecuario) antes de ser embarcada hacia, por ejemplo, Miami (Estados Unidos). Desde ahí se hizo el último trayecto a bordo de un camión hasta una floristería o un supermercado, probablemente.
A grandes rasgos, esa es la cadena logística de exportación que debe garantizar que la flor llegue con calidad y a tiempo. Entre un 75 y 80 % de las flores que importa Estados Unidos son colombianas y hay variedades como el clavel, el crisantemo y la astromelia en el que esta cifra supera el 95 %, según Asocolflores, gremio de los floricultores.
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Para la temporada de San Valentín 2021 (entre enero y febrero) no solo se exportó la tradicional rosa roja, aunque sí fue la que predominó con el 24 % del total. Le siguió el clavel (15 %), el crisantemo (9 %) y la astromelia (4 %).
Tradicionalmente, esta temporada representa alrededor del 15 % de las ventas anuales de la floricultura del país. Entre enero y noviembre de 2021 las ventas del sector fueron de US$1.544 millones, con un aumento cercano al 20 %, según cifras del DANE. Los departamentos más exportadores fueron Bogotá (US$695 millones), Cundinamarca (U$560,3 millones), Antioquia (US$285,2 millones), Risaralda (US$1,2 millones) y Atlántico (US$836.000).
Para atender la demanda que representa esta fecha, los empresarios y productores llevan varios meses de trabajo en preparativos. Augusto Solano, presidente de Asocolflores, habla sobre los retos y las oportunidades para este sector.
¿Cómo se preparó el gremio para atender la demanda y qué esperan de este San Valentín?
Por esta época se espera vender alrededor de 650 millones de tallos de flores. Es muy difícil saber qué va a pasar, el reto principal es la logística, porque la operación se triplica. Pasamos de 10 vuelos diarios a unos 30 y a veces 35 en los días pico, y las instalaciones del aeropuerto son las mismas. Hay que acomodar todo para que no haya atrasos que afecten la calidad. Por eso Asocolflores, desde 2006, implementó el plan pétalo, lo activamos todos los años para coordinar a los actores de estas temporadas (la DIAN, aduanas, Policía, ICA, agencias de carga, aerolíneas, transportadores terrestres y demás).
¿Cuáles son los retos que han enfrentado para esta fecha en 2022?
El esfuerzo en esta época ha sido mayor por la pandemia, porque hay que cumplir con normas de bioseguridad. La prioridad ha sido la protección de las personas, y si llega a haber un foco de contagio se para la operación y no hay nada que hacer. Aunque ha implicado un costo mayor para la operación de los cultivos, este está justificado. También tenemos escasez de transporte. El 95 % de la carga de flores va por vía aérea, del 5 al 8 % por vía marítima y en ambos casos las cadenas de transporte se han visto afectadas. En el mundo, la mitad de la carga aérea es en vuelos de carga y la otra mitad en los de pasajeros, y todavía hay reducción de estos últimos. Eso nos ha afectado.
El otro factor de riesgo son las condiciones climáticas. Si bien llegan a Norteamérica por aire, allá se debe conservar la cadena de frío de 3 o 4° C durante la distribución terrestre por el territorio. Si hay nevadas que obstruyan el paso, habrá dificultades. Las flores no pueden llegar ni con mucha anticipación ni después de la fecha. Se requiere mucha coordinación, y ese es el éxito de la floricultura colombiana, que ya lleva muchos años y tiene las capacidades.
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¿Cuáles son las variedades de flores que venden para esta fecha?
Para la celebración es tradición la venta de rosas, al principio eran solo las rojas, pero hoy en día se ha ampliado mucho más, aunque estas tienen preponderancia. Se venden otros tipos de flor, y esa es la principal fortaleza de Colombia, la diversidad. Cultivamos más de 50 especies y alrededor de 1.200 variedades comerciales. Por la época las famosas rosas rojas se agotan, son difíciles de conseguir y tienen buenos precios.
Además de Estados Unidos, ¿a qué otros países están exportando?
Esta temporada de San Valentín es principalmente para Estados Unidos, porque es una fiesta típica de ellos y reciben el 80 % de las exportaciones por esta celebración. Por la influencia de este país en la cultura de los demás, también se celebra en otras partes como Canadá, Rusia y Japón. Colombia llega a 100 países, pero su principal mercado es Estados Unidos, y se ha fortalecido allí; en cualquier pueblo, por pequeño que sea, puede apostar con un 99 % de probabilidad que encontrará flores colombianas para San Valentín. Por eso esperamos que esta temporada sea muy buena, es muy difícil que haya un mal San Valentín, y es lo necesario porque ayuda con el promedio anual.
¿Cómo le ha ido a la floricultura durante la pandemia?
Han sido dos años muy intensos, pero al final el resultado es positivo. A noviembre de 2021 llevábamos US$1.544 millones y esperamos que el consolidado del año esté por los US$1.700 millones de exportación: sería un dato histórico. La demanda ha mejorado mucho, porque el estar en el hogar ha hecho que las personas encuentren una compañía, un efecto espiritual y emocional en las flores, y por eso las han comprado. La gente también se ha vuelto más sensible y emocional, es un momento para expresar y una buena forma es mediante las flores. Pero se perdió un consumo importante que se daba en los grandes eventos, convenciones y reuniones.
¿Cómo va la reactivación del sector?
El sector nunca se ha desactivado, tal vez fueron por allá los meses de marzo, abril y mayo de 2020 en los que hubo problemas. De resto, ha estado activo todo el tiempo, aunque el único limitante ha sido el transporte. Es tanta la reactivación, que puede que del año pasado tengamos una cifra histórica. El verdadero reto es saber si se mantendrá este consumo cuando acabe la pandemia y la gente ya no se quede en la casa. Asimismo, hay dudas sobre si volverán los grandes eventos.
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¿Qué resultados esperan obtener de este San Valentín?
El balance no puede hacerse anticipado, sino cuando al floricultor le paguen. Eso ocurre entre 30 y 45 días después del envío. A finales de marzo sabremos cómo nos fue. También esperamos vender el resto de la producción durante el año y que no pase como en pandemia, que tocó destruir toneladas de flores porque no se pudieron exportar. Hay que hacerlo, porque la flor se debe cosechar para que salga la siguiente y esté lista para la venta en la próxima temporada.
¿Cómo ha sido el tema de empleo en el sector durante la pandemia?
En el caso de la floricultura hay que destacar que la mano de obra cumple un papel muy importante, es más del 50 % y depende del tipo de flor. Ahora con tanta tecnología en otras actividades económicas es muy difícil encontrar un sector donde la mano de obra tenga una participación tan importante, generalmente está entre el 10 y 20 %. En el sector floricultor, desde hace 57 años que se inició la floricultura de exportación, se ha tenido siempre un enfoque de formalidad y de sostenibilidad. Estamos por los 190.000 empleos directos e indirectos en el sector, durante la pandemia no hubo despidos ni cierres de empresas.
La dinámica del mercado global ha llevado a que los productos agrícolas se encarezcan, incluyendo los insumos para el agro. ¿El sector se ha visto perjudicado o beneficiado ante esto?
El balance del mercado global termina siendo algo positivo, porque la tasa de cambio beneficia las ventas, pero solo se ve reflejado hasta que se hace el reintegro y cada floricultor lo hace en momentos y por montos diferentes. También hay quienes fijan sus ventas para dentro de seis meses con la tasa de cambio de hoy, pero puede que esté más alta para cuando le paguen, pero eso no lo va a beneficiar. Además, la tasa de cambio competitiva protege la producción nacional y la generación de empleo, porque impide que lleguen productos importados baratos y se combate el contrabando. Igual es cierto que se encarecen los insumos para la producción agropecuaria, pero en general es muy positivo.
¿Cuáles son las características de las flores colombianas que las hacen tan competitivas en los mercados exteriores?
La diversidad de las flores, porque ha permitido que Colombia desarrolle el negocio de los bouquets (ramos ya listos) que van a los supermercados de Estados Unidos, no a Europa, porque es muy lejos para mandarlos. Eso le ha permitido a Colombia, diría, ser el proveedor del 90 % de las flores de los supermercados estadounidenses. Otros países como Ecuador, Etiopía y Kenia producen más del 80 % en rosas, entonces no están metidos en ese negocio de los bouquets.
Cada floricultor hace todo de una forma diferente, cada uno quiere hacer las cosas mejor y eso es lo que ha hecho que este sector progrese: la competencia entre ellos. Asimismo una fortaleza es la calidad de las flores, que lleguen bien y duren, y la confianza que genera el empresario colombiano como proveedor.
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¿Cuál es la apuesta que tienen para seguirles abriendo el mercado a las flores colombianas?
Llegamos a 100 países y más que ir a otros países debemos fortalecer cada país. Los principales son Estados Unidos, Canadá y Japón, y eso va cambiando. Polonia se volvió un mercado muy importante, llegamos con muy poquito a los Emiratos Árabes y esperamos mandar más para allá. Es un asunto que depende de las celebraciones de cada país.
Este es un trabajo que se ha construido a través de muchísimos años, es un activo para Colombia, por la imagen que llevamos a la exterior y por el impacto social que tiene en la generación de empleo formal en el país.