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Hoy Samsung está de gala. La tecnológica surcoreana presentó en París sus más recientes dispositivos, entre los que más llamó la atención es el Galaxy Ring.
Se trata de un anillo inteligente (que ya se había anunciado hace algunos meses, y cuyo prototipo pudimos ver en el Mobile World Congress), el cual está dotado de una serie de sensores, y que promete ser un aliado en materia de salud y deporte.
Sus funciones son múltiples. Mide el ritmo cardiaco, monitoriza la calidad del sueño, cuenta los pasos, hace seguimiento al ciclo menstrual, mide la temperatura del cuerpo… cosas que ya se pueden conseguir con una banda o reloj inteligente.
La principal diferencia que plantea es la de brindar un mayor confort, pues muchos de quienes acostumbramos usar reloj sabemos lo incómodo que puede llegar a ser, especialmente al ir a dormir o con el sudor al hacer deporte.
Además, por su posición se presume (o por lo menos así lo hace saber Samsung) que tiene la capacidad de brindar datos más precisos en comparación con un reloj inteligente, sumando así por lo menos dos ventajas que podrían favorecer su uso sobre el wearable que actualmente tiene el liderazgo para estos fines.
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Ejemplo de lo anterior es el seguimiento del ciclo menstrual, pues mide la temperatura del cuerpo en las noches y puede brindar información más relevante para las usuarias.
Un aspecto que podría ser decisorio en esta comparativa (guardando las proporciones de cada producto) es que una banda inteligente de última generación Samsung puede conseguirse por menos de $300.000, mientras que el anillo inteligente (según lo anunciado por la marca en el evento de lanzamiento) costará más de $1.500.000 (US$399, US$100 más frente al Galaxy Watch 7, que también fue lanzado hoy).
A esto hay que sumar las ventajas que tiene un reloj o banda inteligente, como la pantalla y las funciones de compatibilidad que tiene con un teléfono, como contestar llamadas y revisar mensajes.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que se trata de dos dispositivos diferentes, aunque puedan llegar a tener funciones similares. Es decir, no necesariamente tienen que estar dirigidos a los mismos públicos objetivos.
Por ejemplo, el anillo inteligente de Samsung también podría llegar a considerarse un artículo de lujo (una joya), lo que podría aumentar su atractivo.
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Respondiendo a la pregunta central de este artículo, la utilidad de un anillo inteligente puede llegar a ser igual, o mayor a la que hoy tiene un reloj o banda inteligente, dependiendo del tipo de usuario y necesidades de consumo.
Entre esto se resalta la autonomía que tienen, pues su batería permite usarlo hasta por siete días de forma ininterrumpida. Despreocuparse por tener que cargarlo constantemente, es otra ventaja.
Además, la integración de toda la data que recopilan estos anillos, con la inteligencia artificial de Samsung (el cual es un aspecto en el que ha invertido considerables esfuerzos desde hace algunos años), hace que las aplicaciones de este tipo de wearables sean más futuristas.
Uno de los casos de uso es el sueño, pues el reloj tiene la capacidad de medir la calidad del mismo y emitir una calificación, además de enviar recomendaciones que el usuario podría tener en cuenta para mejorar este hábito.
Toda la información que recopile este dispositivo, así como sus recomendaciones, se puede visualizar mediante la aplicación de Samsung Health, en los teléfonos inteligentes que sean compatibles.
Sobre esto último hay que tener presente que las funciones que brinda este anillo, especialmente las relacionadas a la frecuencia cardiacas, no están destinadas para usarse para el diagnóstico de enfermedades u otras afectaciones, tampoco para la mitigación, tratamiento o prevención de enfermedades.
En suma, se aplaude que Samsung traiga al mercado propuestas que son diferentes y que podrían abrir su propio mercado en la industria de la tecnología de consumo. También que traiga variedad en un negocio que pareciera haberse vuelto estático con el paso de los años, mezclando notables apuestas en materia de innovación y diseño.
Pero hay que ser claros en decir que gran parte de sus funciones no marcan una diferencia considerable de cara a lo que ya podemos ver en otros wearables. Su utilidad dependerá de cada usuario. No estaría mal darle una oportunidad. Para los más geek puede ser un “juguete nuevo” que podría esconder grandes sorpresas.
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