Gobierno e industria buscan responder a la 'revolución Netflix'
Se está construyendo un proyecto legislativo para actualizar las normas en materia de televisión. Incluye la creación de un regulador convergente, es decir, que se ocupe de la televisión y las comunicaciones como un todo.
Redacción Negocios y Economía.
Internet cambió todo, y quienes por su cuenta han recibido beneficios, pero también afectaciones, lo saben. A los taxistas, les llegaron Uber, Cabify y otros; a los hoteles, les tocó Airbnb; a las agencias de viaje, Trivago, Despegar, Booking, etc. El limbo en el que ha quedado su funcionamiento a nivel normativo se explica -hemos oído miles de veces- en que la tecnología va más rápido que la regulación.
El Gobierno y el sector privado finalmente se están poniendo de acuerdo en cómo maniobrar, por lo menos desde el punto de vista de las telecomunicaciones. La Asociación Nacional de Empresas de Servicios Públicos y Comunicaciones (Andesco) insistió este jueves en la necesidad de tener un regulador convergente: es decir, que no haya una entidad para la televisión (la ANTV) y otra, para el resto de comunicaciones (Comisión de Regulación de Comunicaciones).
La razón es que eso no tendría sentido en un panorama de convergencia, en el que por el celular llamamos, pero también navegamos internet, o en el que en el computador trabajamos, pero también vemos series y películas que antes veíamos en el televisor. “Se requiere un regulador convergente e independiente para el sector audiovisual y TIC”, afirma Mauricio López, vicepresidente técnico de Andesco.
El Departamento Nacional de Planeación ya lo había dicho. El año pasado recomendó crear por ley un “único regulador de TIC convergente –la existente Comisión de Regulación de Comunicaciones sería fortalecida para ello- y la transformación de la Autoridad Nacional de Televisión (ANTV) con competencias exclusivas frente a contenidos, incluyendo derechos de autor”.
Y el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones parece estar en el mismo canal. En la cartera, se está construyendo una iniciativa legislativa para actualizar el régimen jurídico vigente en materia de televisión, la cual incluye la creación del regulador convergente, tal como además lo ha recomendado la OCDE. Esa iniciativa sería presentada en junio, luego de que se reciba el concepto de la Unesco al respecto, debido a que el Mintic suscribió un acuerdo con esa organización.
Las disparidades entre empresas como Netflix y actores de la industria tradicional parten de asuntos tan elementales como la cantidad de dinero que un operador o un canal de televisión debe aportar al Estado, dinero que se va para financiar planes, programas y proyectos TIC y la televisión pública. Jugadores como Netflix no aportan nada.
Por eso, para López, el camino que se debe seguir es la desregularización, quitar cargas para todo el mundo, de manera que queden en igualdad de condiciones. Sin embargo, surge el reto de cómo se financiarían todos los programas TIC del Gobierno, e incluso la televisión pública, si los privados tradicionales dejan de aportar.
“La tarea es buscar nuevas formas de financiación para que los fondos (del Estado) sean viables, pero que no un solo sector sea el único responsable, porque eso es una desventaja competitiva”, concluyó López, de Andesco.
Internet cambió todo, y quienes por su cuenta han recibido beneficios, pero también afectaciones, lo saben. A los taxistas, les llegaron Uber, Cabify y otros; a los hoteles, les tocó Airbnb; a las agencias de viaje, Trivago, Despegar, Booking, etc. El limbo en el que ha quedado su funcionamiento a nivel normativo se explica -hemos oído miles de veces- en que la tecnología va más rápido que la regulación.
El Gobierno y el sector privado finalmente se están poniendo de acuerdo en cómo maniobrar, por lo menos desde el punto de vista de las telecomunicaciones. La Asociación Nacional de Empresas de Servicios Públicos y Comunicaciones (Andesco) insistió este jueves en la necesidad de tener un regulador convergente: es decir, que no haya una entidad para la televisión (la ANTV) y otra, para el resto de comunicaciones (Comisión de Regulación de Comunicaciones).
La razón es que eso no tendría sentido en un panorama de convergencia, en el que por el celular llamamos, pero también navegamos internet, o en el que en el computador trabajamos, pero también vemos series y películas que antes veíamos en el televisor. “Se requiere un regulador convergente e independiente para el sector audiovisual y TIC”, afirma Mauricio López, vicepresidente técnico de Andesco.
El Departamento Nacional de Planeación ya lo había dicho. El año pasado recomendó crear por ley un “único regulador de TIC convergente –la existente Comisión de Regulación de Comunicaciones sería fortalecida para ello- y la transformación de la Autoridad Nacional de Televisión (ANTV) con competencias exclusivas frente a contenidos, incluyendo derechos de autor”.
Y el Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones parece estar en el mismo canal. En la cartera, se está construyendo una iniciativa legislativa para actualizar el régimen jurídico vigente en materia de televisión, la cual incluye la creación del regulador convergente, tal como además lo ha recomendado la OCDE. Esa iniciativa sería presentada en junio, luego de que se reciba el concepto de la Unesco al respecto, debido a que el Mintic suscribió un acuerdo con esa organización.
Las disparidades entre empresas como Netflix y actores de la industria tradicional parten de asuntos tan elementales como la cantidad de dinero que un operador o un canal de televisión debe aportar al Estado, dinero que se va para financiar planes, programas y proyectos TIC y la televisión pública. Jugadores como Netflix no aportan nada.
Por eso, para López, el camino que se debe seguir es la desregularización, quitar cargas para todo el mundo, de manera que queden en igualdad de condiciones. Sin embargo, surge el reto de cómo se financiarían todos los programas TIC del Gobierno, e incluso la televisión pública, si los privados tradicionales dejan de aportar.
“La tarea es buscar nuevas formas de financiación para que los fondos (del Estado) sean viables, pero que no un solo sector sea el único responsable, porque eso es una desventaja competitiva”, concluyó López, de Andesco.