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En el gobierno de Gustavo Petro, el Ministerio de Vivienda realizó cambios al programa de subsidio de vivienda Mi Casa Ya. Estos, básicamente consisten en un reajuste a los criterios para postularse, como que ya no se tendrá en cuenta los ingresos en salarios mínimos, sino su grupo de clasificación en el Sisbén IV, por ejemplo.
Según lo descrito por la cartera, estos nuevos lineamientos tienen el potencial de extender el beneficio a más hogares, priorizando y beneficiando en una mejor medida a aquellos que presentan mayores niveles de vulnerabilidad y pobreza monetaria.
Esta semana se autorizó la asignación de 1.029 subsidios, lo que evidencia un incremento en el ritmo de asignaciones para la compra de vivienda nueva, si se tiene en cuenta que en la primera semana se gestionaron apenas 99.
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“En la medida en que los establecimientos de crédito ajusten sus procesos, modifiquen sus formatos y continúen capacitando a su fuerza comercial, los ritmos de asignación aumentarán de manera progresiva”, precisó la cartera de vivienda.
Para este año, el gobierno autorizó la destinación de $1,24 billones, presupuesto con el que se beneficiarían 23.100 hogares (de autorizaciones que ya se habían dado en 2022), así como otros 18.000 de nuevas asignaciones.
La cartera detalló que se encuentra en trámite la solicitud para adicionar un billón de pesos a este presupuesto, lo que permitirá el desembolso de 34.000 subsidios adicionales. Así las cosas, el Gobierno proyecta cerrar el año con el desembolso de 75.000 subsidios.
“La plataforma de inscripciones está disponible de manera permanente y se harán asignaciones semanales hasta agotar los recursos disponibles”, concluyó la cartera.
¿Escenario paradójico?
Mientras la cartera de Vivienda informa que las asignaciones de subsidios registran un repunte considerable, el sector de la construcción reporta un escenario contrario, y es que la venta de viviendas sociales (las de Interés Social - VIS - y las de Interés Prioritario - VIP -) continúan cayendo.
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Cifras manejadas por la Cámara Colombiana de la Construcción (Camacol) dan cuenta de que en los últimos doce meses (con corte a marzo) se vendieron menos de 200.000 viviendas nuevas, lo que representa una caída del 25,4 % en comparación con el periodo inmediatamente anterior. De estas, 142.950 fueron viviendas VIS, que también disminuyeron un 25,4 % en términos anuales.
“El dato trimestral para el caso específico de la VIS también confirmó la desaceleración: se comercializaron 21.728 unidades para una contracción de 58 % respecto al mismo periodo del 2022. Igualmente, el comportamiento mensual registró una caída de 61 %, pues se vendieron 5.806 VIS, lo que significa que está en el nivel de ventas del 2013″, detalló Camacol.
Para el presidente de este gremio, Guillermo Herrera, el sector de la construcción de viviendas VIS está atravesando un escenario sin precedentes, pues incluso se está vendiendo menos que en la crisis subprime, del petróleo y la pandemia. Dice que si continúa esta dinámica, la proyección de comercialización de las VIS será menor a 100.000, una cifra considerablemente baja si se tiene en cuenta que 2022 cerró con 172.000.
No obstante, hay que tener en cuenta que la venta de viviendas VIS viene de un boom histórico, en el que incluso llegó a superar la comercialización de viviendas no VIS. Aún en lo más crudo de la pandemia, su comercialización siguió reportando importantes repuntes, pues hay que recordar que se mantuvieron los subsidios para compra otorgados no solo por el gobierno nacional y distritales, sino también por las cajas de compensación familiar, a lo que se sumaron las tasas tasas de interés.
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Hoy el panorama es diferente, las tasas de interés están por las nubes y, con el alza en el salario mínimo, las viviendas VIS experimentaron un incremento de $20 millones de un año a otro. Sumado a otras variables, como los altos precios en los insumos y, en general, el coletazo de la inflación, podría explicarse la disminución en las ventas que hoy reportan los constructores.
“Estamos viviendo una condición atípica, fuera del ciclo de la última década, que demanda continuar con las acciones del Gobierno y del sector privado para incentivar una nueva estrategia contracíclica que, al reactivar al sector, es determinante para el empleo”, señaló Herrera.
Para Camacol es positivo que desde la cartera de Vivienda se quiera añadir un billón de pesos al presupuesto de subsidios, pues cree que esa acción podría revertir la tendencia de contracción en la compra de las VIS.
También invitó a que se considere la necesidad de reconsiderar un régimen de transición efectivo (entre el viejo modelo de Mi Casa Ya y el Nuevo), sin trámites adicionales, para que los hogares que quedaron en ese limbo puedan tener su cierre financiero con las constructoras.
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