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Aun para una economía sólida y creciente sería todo un reto enfrentar un bloqueo económico como al que está siendo sometido el régimen chavista del presidente Nicolás Maduro. Entonces para Venezuela, que lleva más de cinco años de crisis económica y social, la confrontación internacional implica un nivel diferente de riesgo: la asfixia financiera podría transferir el poder y la legitimidad política hacia el presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó.
En menos de una semana el gobierno de Nicolás Maduro ha recibido varios ataques: el primero se dio el pasado viernes, luego de que el Banco de Inglaterra negara la solicitud del régimen chavista de sacar US$1.200 millones en oro. Pero el golpe más doloroso se dio en el activo más importante para el país vecino: el petróleo. Estados Unidos ordenó este lunes la congelación de más de US$7.000 millones en activos de la petrolera estatal venezolana (Pdvsa) en EE. UU., además se le dio el control de las cuentas de Venezuela en este país a Juan Guaidó.
Y podría ser solo el comienzo, pues el mismo canciller chavista Jorge Arreaza mostró su preocupación por más de US$23.000 millones que tiene Venezuela en cuentas en el exterior. Por lo que en menos de un mes Juan Guaidó no solo ha logrado el apoyo de casi 15 naciones, sino que ya administra miles de millones de recursos venezolanos. Pero más allá del debate de si este fenómeno es justo o no, las consecuencias en la economía y la población venezolanas se harán sentir.
Para empezar, hay que entender cuál es el estado actual del país vecino. En el caso de Venezuela, es imposible separar la emergencia social de la crisis económica: cifras de Unicef y de Cáritas Venezuela advierten que las cifras de desnutrición infantil podrían ser de más del 15 %, también se estima que hay escasez de medicamentos de más del 80 % y el salario mínimo equivale a cerca de US$20 o $63.000 (el salario mínimo de Colombia es de $828.000). Dinero que no dura mucho debido a la hiperinflación, de más de 1’000.000 % en 2018 (según el Fondo Monetario Internacional).
Asimismo, los activos principales en Venezuela ya no son lo que eran durante la época de Hugo Chávez: la producción de petróleo se ha reducido en la mitad en los últimos dos años, cayendo hasta los 1,22 millones de barriles diarios. Y según Fitch, se espera que la producción caiga otro 30 % en 2019. Y el oro tampoco va bien, tan solo entre julio y noviembre de 2018 las reservas cayeron 20 %, llegando hasta los US$5.450 millones.
La Cepal proyecta que la economía venezolana se contraerá en 10 % durante 2019, cifras preocupantes para una economía que tiene una deuda externa que equivale al 150 % del PIB (US$157.000 millones).
Los efectos del bloqueo económico
Parte de las sanciones implica que Citgo, filial de Pdvsa, solo podrá continuar sus operaciones en Estados Unidos si deposita sus ganancias en una cuenta bloqueada controlada por el líder de la Asamblea Nacional, es decir, por Juan Guaidó. Se trata de un golpe con efectos de gravedad, pues Citgo no solo vende crudo en el extranjero, sino que también compra la gasolina que las deterioradas refinerías en Venezuela no alcanzan a producir para satisfacer la demanda interna. Es decir, el bloqueo podría implicar que el país con las mayores reservas comprobadas de petróleo del mundo, de más de 300.000 millones de barriles de crudo, podría sufrir escasez de combustible.
Por otro lado, Camilo Pérez, analista del Banco de Bogotá, explica que “Venezuela ha tratado de ser muy juicioso en los pagos de su deuda, porque de llegar a incumplir podrían embargarle a Citgo, el activo más atractivo que tiene el país. El problema es que debido a que le bloquearon las cuentas, ya no tiene los mismos recursos para seguir cumpliendo con sus obligaciones". Y cabe recordar que entre sus acreedores están varios de sus aliados, y Rusia ya anunció que pese a esta coyuntura espera el oportuno pago de US$100 millones para finales de marzo.
Pero tal vez el efecto más importante es que el bloqueo económico llevó al régimen chavista a considerar la negociación con la oposición: “Estoy dispuesto a acudir a la mesa de negociaciones con la oposición, para hablar, por el bien de Venezuela, por la paz y el futuro”, declaró Maduro a la agencia rusa de noticias RIA Novosti en una entrevista.
Todavía no es claro cuál será el desenlace político y diplomático, pero lo que sí parece un hecho es que se vienen días aún difíciles para la población y la economía del país que alguna vez fue el más próspero de la región. ¿Cuánto más aguantará Venezuela?