¿Hacia dónde debe ir la infraestructura aeroportuaria de Colombia?
Impulsar el turismo y conectar a las comunidades en zonas apartadas son dos objetivos de este Gobierno, pero para lograrlo será fundamental avanzar en infraestructura aeroportuaria.
En el primer semestre de 2022 se transportaron por vía aérea 22 millones de personas, el doble que en el mismo periodo de 2021 y tres millones más que en 2019. De hecho, según la Aeronáutica Civil, este será el año con el mayor número de pasajeros transportados por vía aérea, se estima que serán entre 44 y 46 millones.
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En el primer semestre de 2022 se transportaron por vía aérea 22 millones de personas, el doble que en el mismo periodo de 2021 y tres millones más que en 2019. De hecho, según la Aeronáutica Civil, este será el año con el mayor número de pasajeros transportados por vía aérea, se estima que serán entre 44 y 46 millones.
Los cálculos también indican que para 2030 la cifra llegará a 100 millones. Todos estos datos demuestran que el sector seguirá creciendo, pero también que Colombia debe prepararse para atender la demanda. Esa es una de las razones para preguntarse qué está pasando con la infraestructura aeroportuaria y para dónde va el país en esta materia.
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Además, el transporte aéreo — y esta es otra razón para poner en el centro el tema— es fundamental en un país con deudas históricas en materia de infraestructura carretera. Como lo afirma José Arturo García Torres, profesor de la Escuela Colombiana de Ingeniería Julio Garavito, ante una geografía que implica retos a la hora de construir vías, los vuelos son una solución y un modo de transporte mucho más eficiente.
García agrega que Colombia es muy importante en el continente por su ubicación: “por aquí pasa el 75 % de los vuelos que vienen desde Norte América y Centro América para Sur América”. Y como el país debe ofrecer servicios de control para el tránsito aéreo, ha desarrollado sistemas de comunicación, de navegación aérea y de vigilancia operacional que, según el experto, “tiene un alto nivel tecnológico”.
La Cepal, en un estudio sobre infraestructura aeroportuaria en América Latina y el Caribe de 2019, aseguró que el crecimiento de pasajeros y la consolidación de las aerolíneas de bajo costo, entre otras cosas, implican la necesidad de mayores inversiones. Para la región es clave este sector, “ya que una mejor conectividad aérea minimiza los costos para los pasajeros, empresas y el comercio en general, además de promover el turismo y la inversión extranjera directa”.
Pese al crecimiento en la demanda, el estudio de la Cepal señala que la inversión no ha aumentado tanto como debería: el análisis muestra que el transporte aéreo fue el modo que recibió menores montos de inversión pública y privada entre 2008 y 2015 en la región.
Según el Ministerio de Transporte, entre 2012 y 2022 el país ha invertido $4,95 billones en infraestructura aeroportuaria. Ahora, el Gobierno de Gustavo Petro, que asegura que dos de sus prioridades son el turismo y conectar a las comunidades que se encuentran en zonas apartadas, deberá trabajar en la infraestructura aeroportuaria. Para muchos de los puntos críticos ya se han planteado soluciones y proyectos, así que el reto está en la ejecución.
Los pendientes en infraestructura aeroportuaria
La Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) le dijo a El Espectador que, teniendo en cuenta el crecimiento en el número de pasajeros y de carga transportada, se requieren intervenciones urgentes en el Aeropuerto Internacional El Dorado, “que tiene un rol relevante en el desarrollo de todas las demás terminales aéreas del país”; en el Aeropuerto Internacional José María Córdova, que presta servicios a Medellín; en el Aeropuerto Internacional Gustavo Rojas Pinilla, de San Andrés, y en el Aeropuerto Internacional Rafael Núñez, de Cartagena.
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“Son fundamentales para la conectividad doméstica e internacional, la sostenibilidad del sector, el crecimiento de la economía y el turismo”, asegura la IATA.
García coincide en que hay aeropuertos que ya muestran señales de saturación, en su lista está El Dorado, también en el primer lugar. Y es que esta terminal concentra buena parte de la aviación comercial y del transporte de carga del país, solo en 2021 movilizó a 23 millones de pasajeros.
De su funcionamiento, como destacan los expertos consultados por este diario, depende buena parte del transporte aéreo en Colombia.
Frente a la pregunta sobre qué hará el Gobierno para que el aeropuerto no colapse, el Ministerio de Transporte aseguró que se está trabajando en un estudio para determinar la capacidad en materia operacional y así definir los puntos que deben intervenirse en el corto plazo, así como las soluciones viables en el mediano y largo plazo.
El Ministerio asegura que “se adelantará la construcción de obras e implementación de servicios” para contribuir con la eficiencia del aeropuerto, aumentar la capacidad de parqueo, minimizar los tiempos de espera en pistas, calles de rodaje y plataformas.
Y agrega dos elementos más. El primero, que avanzará en la aplicación completa del CONOPS TMA BOGOTA, que permitiría aumentar la eficiencia y capacidad del espacio aéreo. El segundo, que se habilitará el A-SMGCS para el control de aeronaves y vehículos.
Ahora bien, aunque en la última década se ha hablado sobre El Dorado II, que para muchos sería la solución definitiva, todavía no hay nada concreto sobre la mesa.
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También vale destacar que en las Concesiones del Bicentenario se incluye la iniciativa privada Campo de Vuelo del Aeropuerto El Dorado, enfocada en el diseño, construcción y operación de obras en el lado aire, intervenciones que están en el actual Plan Maestro. Sin embargo, no ha habido mayores avances. De acuerdo con la Agencia Nacional de Infraestructura, el proyecto se encuentra en fase de factibilidad, específicamente, en evaluación por parte de esta entidad.
Volviendo a cuáles deben ser las prioridades, García coincide con la IATA en que los aeropuertos José María Córdova, que sirve a Medellín, y el Rafael Núñez, de Cartagena, deben estar en la lista.
Para solucionar los problemas de este último, hay dos proyectos en las Concesiones del Bicentenario. El primero incluye ampliación y modernización y, según el Ministerio de Transporte, se adjudicaría en julio de 2023. El aeropuerto ha sonado en los últimos días porque el ministro Guillermo Reyes informó que se prorrogará por ocho meses el contrato de concesión con la Sociedad Aeroportuaria de la Costa, que vence el próximo 31 de diciembre.
El segundo proyecto es la Ciudadela Aeroportuaria Cartagena–Bayunca o nuevo aeropuerto de Cartagena, que hoy se encuentra suspendido.
En las Concesiones del Bicentenario también hay una iniciativa privada para el aeropuerto de San Andrés —otro de los urgentes, según la IATA— pero este también está suspendido. Este Gobierno será el encargado de definir si sigue o no con la iniciativa privada.
Otro de los proyectos que tendrá que impulsar la nueva administración es el Aeropuerto del Café, una de las obras más ambiciosas para el Eje Cafetero. El 18 de julio se liquidó unilateralmente el contrato para la construcción de la primera fase, una noticia que preocupa a quienes llevan tres décadas esperando la materialización de la obra que promete ser un eje para la competitividad y conectividad del departamento de Caldas.
El Gobierno de Iván Duque pretendía entregar parte de la primera fase y dejar adjudicadas las otras dos, objetivos que no se cumplieron. Ahora, el Ministerio de Transporte sostiene que el comité de empalme presentó un informe sobre el estado del proyecto, un análisis del cual se “establecieron propuestas para continuar en el siguiente paso de abrir las convocatorias públicas y adjudicar las obras lado aire y lado tierra”.
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Otra obra prioritaria es la ampliación y modernización del Aeropuerto Internacional Ernesto Cortissoz, de Barranquilla. Si bien el porcentaje de avance es del 61 %, actualmente el proyecto está parado. Ya culminaron los dos primeros periodos de intervención, (el primero arrancó en 2015), pero del tercero, que debía concluir en junio de 2023, todavía hay tres de las cuatro etapas inconclusas.
La ANI y el concesionario están en un tribunal de arbitramento tras una demanda del primero en la que este solicitaba la terminación anticipada del contrato por los efectos económicos de la pandemia. La demanda fue reformada en 2021. Por ahora, el futuro del contrato depende de la decisión del tribunal, que llegará hasta 2023.
Así las cosas, el nuevo Gobierno tendrá la tarea de poner a andar proyectos que ya están en la mesa y de definir otros de los que se ha hablado durante años sin que se materialicen. El Ministerio de Transporte aseguró que, teniendo en cuenta la demanda, se priorizarán las necesidades de los aeropuertos de las principales capitales del país, pero también los de zonas turísticas.
La cartera agregó que “para atender las necesidades aeroportuarias y poder construir y contar con una red de servicios de transporte aéreo eficiente se requieren recursos para mejorar la infraestructura aeroportuaria de la región Pacífica, Caribe, Orinoquia, Amazónica y Andina”. De ahí que los siguientes aeropuertos deben intervenirse:
- Aeropuerto la Florida (Tumaco)
- Aeropuerto Gerardo Tovar López (Buenaventura)
- Aeropuerto Reyes Murillo (Nuquí)
- Aeropuerto Mandinga (Condoto)
- Aeropuerto Juan Casiano Solís (Guapi)
- Aeropuerto Golfo de Morrosquillo (Tolú)
- Aeropuerto Gustavo Rojas Pinilla (San Andrés)
- Aeropuerto El Embrujo (Providencia)
- Aeropuerto Germán Olano (Puerto Carreño)
- Aeropuerto Alberto León Bentley (Mitú)
- Aeropuerto San Luis (Ipiales)
- Aeropuerto Vásquez Cobo (Leticia)
El Ministerio también reconoce que es una prioridad que la ANI solucione la terminación de los contratos de los aeropuertos que sirven a Cali (Aeropuerto Internacional Alfonso Bonilla Aragón) y a Cartagena y que se requieren recursos para complementar las obras en aeropuertos concesionados que ya finalizaron su etapa de modernización y expansión.
Estos y otros proyectos serán fundamentales para que la infraestructura aeroportuaria de Colombia avance en los próximos años y, de esta manera, el sector pueda atender la demanda, cumplir con sus objetivos y seguir creciendo.
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