“Hay que sacarle partido a la inmigración”: Rafael Puyol
El catedrático español, en el marco del Congreso Nacional de Asocajas, habló sobre la masiva llegada de venezolanos a Colombia. Esto es lo que recomienda para una buena política migratoria.
Diego Ojeda / @diegoojeda95.
Para septiembre del presente año Migración Colombia reportó la cifra oficial del número de venezolanos que han llegado al país: 935.593 personas. La situación sociopolítica y económica por la que atraviesa la hermana nación ha hecho que estas miles de familias vean en el territorio colombiano un lugar para encontrar mejores condiciones.
Lea también: "Hay 935.593 venezolanos en el país": Migración Colombia
Al respecto, en Colombia el coletazo que ha significado esta situación se ha visto reflejada en problemáticas como contratación irregular y crecimiento de la informalidad, como asegura la ministra de trabajo, Alicia Arango.
Pero hay quienes ven en la migración una oportunidad más que una problemática, como el catedrático Rafael Puyol, quien actualmente se desempeña como director del Observatorio de Demografía y Diversidad Generacional, Instituto Empresa, IE de España.
“Creo que la migración de venezolanos es un fenómeno cultural que acabará resolviéndose. No solo se reducirá el ingreso de estas personas sino que además se producirá un retorno en unas circunstancias sociopolíticas diferentes”, anticipa Puyol al afirmar que a esta situación se le puede “sacar partido” por medio de una buena política migratoria.
Al respecto el profesional, en entrevista con El Espectador, ofreció una serie de recomendaciones para que el Gobierno pueda enfrentar, de la mejor manera, esta situación.
Le sugerimos leer: Número de inmigrantes venezolanos en Latinoamérica creció un 900% en dos años
En primer lugar, Puyol asegura que se debe favorecer la inmigración legal, es decir, reducir al máximo todo tipo de paso informal de venezolanos al país. Por otra parte, afirma que los derechos que se le brinden a estos migrantes deben ser los mismos que se le otorgan a los colombianos, pero exigiendoles las mismas obligaciones.
“Lo peor que puede ocurrir con la inmigración es improvisar, creo que se debe tener unas reglas definidas y aplicarlas”, añadió.
Para este catedrático, la migración resulta tener componentes que benefician al país de salida, por ejemplo, con las remesas que los migrantes envían a sus familiares, pero también, a la nación que los recibe, puesto que la historia ha mostrado en otros casos de migración, como el caso de España a finales de la década de los 90 y comienzos del siglo XXI, un crecimiento del PIB y un alivio al sistema pensional, ya que las nuevas personas que ingresaban a trabajar favorecieron con sus aportes la financiación de las pensiones.
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Dentro de las apuestas por una correcta política migratoria, Puyol también asegura que el país debería establecer una cifra de cuánta inmigración necesita y de qué ocupaciones. “Habrá que favorecer aquella que convenga más a las necesidades del país. En ese sentido se debe diferenciar de lo que es una inmigración cualificada de lo que no es”, añade el catedrático al complementar su argumento diciendo que todo esto debe ir acompañado de unos instrumentos que permitan la correcta integración de estas personas en una sociedad.
¿Por qué se nos van, se nos van del país?
La canción de Los Prisioneros, ‘Por qué no sevan’, podrían tener una versión que hable de una realidad migratoria que también tiene Colombia y que resulta ser perjudicial, la ‘fuga de cerebros’, es decir, colombianos cualificados que deciden ir a otras naciones a desarrollar su profesión por no encontrar oportunidades.
Un ejemplo de lo anterior son los científicos colombianos que actualmente desempeñan sus labores en otros países. Entidades como Colciencias, han manifestado una especial preocupación en esta materia que se ha visto traducida, por ejemplo, en un programa que buscó el regreso de 72 científicos de alto nivel.
Con una inversión de $12.000 millones, garantizando un sostenimiento mensual de $6 millones por dos años, y hasta exenciones en pago de impuestos, seguridad social y créditos de vivienda y vehículos, se pretendió que estos ‘cerebros’ con todo su talento volvieran para integrarse, como docentes, en las mejores universidades del país.
“Perder talento -refiriéndose a la salida de estos profesionales colombianos del país- en un país de clara evolución positiva, como Colombia, no es una buena noticia. El Estado, desde mi punto de vista, debería establecer una normativa que permita el mantenimiento del talento para que la economía siga evolucionando al alza”, concluyó el profesor Puyol.
Por el momento Colombia tiene un problema, es decir, se van más colombianos que de los que recibe al cabo del año, eso puede ser negativo si en esa emigración se incorpora un volumen de personas cualificadas alto, eso es perder talento y en un país de clara evolución positiva como colombia perder talento no es una buena noticia, y por lo tanto el Estado, desde mi punto de vista, debería establecer una normativa que permita el mantenimiento del talento y, si la economía sigue evolucionando al alza, definir una política de recuperación del talento que salió del país.
Para septiembre del presente año Migración Colombia reportó la cifra oficial del número de venezolanos que han llegado al país: 935.593 personas. La situación sociopolítica y económica por la que atraviesa la hermana nación ha hecho que estas miles de familias vean en el territorio colombiano un lugar para encontrar mejores condiciones.
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Al respecto, en Colombia el coletazo que ha significado esta situación se ha visto reflejada en problemáticas como contratación irregular y crecimiento de la informalidad, como asegura la ministra de trabajo, Alicia Arango.
Pero hay quienes ven en la migración una oportunidad más que una problemática, como el catedrático Rafael Puyol, quien actualmente se desempeña como director del Observatorio de Demografía y Diversidad Generacional, Instituto Empresa, IE de España.
“Creo que la migración de venezolanos es un fenómeno cultural que acabará resolviéndose. No solo se reducirá el ingreso de estas personas sino que además se producirá un retorno en unas circunstancias sociopolíticas diferentes”, anticipa Puyol al afirmar que a esta situación se le puede “sacar partido” por medio de una buena política migratoria.
Al respecto el profesional, en entrevista con El Espectador, ofreció una serie de recomendaciones para que el Gobierno pueda enfrentar, de la mejor manera, esta situación.
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En primer lugar, Puyol asegura que se debe favorecer la inmigración legal, es decir, reducir al máximo todo tipo de paso informal de venezolanos al país. Por otra parte, afirma que los derechos que se le brinden a estos migrantes deben ser los mismos que se le otorgan a los colombianos, pero exigiendoles las mismas obligaciones.
“Lo peor que puede ocurrir con la inmigración es improvisar, creo que se debe tener unas reglas definidas y aplicarlas”, añadió.
Para este catedrático, la migración resulta tener componentes que benefician al país de salida, por ejemplo, con las remesas que los migrantes envían a sus familiares, pero también, a la nación que los recibe, puesto que la historia ha mostrado en otros casos de migración, como el caso de España a finales de la década de los 90 y comienzos del siglo XXI, un crecimiento del PIB y un alivio al sistema pensional, ya que las nuevas personas que ingresaban a trabajar favorecieron con sus aportes la financiación de las pensiones.
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Dentro de las apuestas por una correcta política migratoria, Puyol también asegura que el país debería establecer una cifra de cuánta inmigración necesita y de qué ocupaciones. “Habrá que favorecer aquella que convenga más a las necesidades del país. En ese sentido se debe diferenciar de lo que es una inmigración cualificada de lo que no es”, añade el catedrático al complementar su argumento diciendo que todo esto debe ir acompañado de unos instrumentos que permitan la correcta integración de estas personas en una sociedad.
¿Por qué se nos van, se nos van del país?
La canción de Los Prisioneros, ‘Por qué no sevan’, podrían tener una versión que hable de una realidad migratoria que también tiene Colombia y que resulta ser perjudicial, la ‘fuga de cerebros’, es decir, colombianos cualificados que deciden ir a otras naciones a desarrollar su profesión por no encontrar oportunidades.
Un ejemplo de lo anterior son los científicos colombianos que actualmente desempeñan sus labores en otros países. Entidades como Colciencias, han manifestado una especial preocupación en esta materia que se ha visto traducida, por ejemplo, en un programa que buscó el regreso de 72 científicos de alto nivel.
Con una inversión de $12.000 millones, garantizando un sostenimiento mensual de $6 millones por dos años, y hasta exenciones en pago de impuestos, seguridad social y créditos de vivienda y vehículos, se pretendió que estos ‘cerebros’ con todo su talento volvieran para integrarse, como docentes, en las mejores universidades del país.
“Perder talento -refiriéndose a la salida de estos profesionales colombianos del país- en un país de clara evolución positiva, como Colombia, no es una buena noticia. El Estado, desde mi punto de vista, debería establecer una normativa que permita el mantenimiento del talento para que la economía siga evolucionando al alza”, concluyó el profesor Puyol.
Por el momento Colombia tiene un problema, es decir, se van más colombianos que de los que recibe al cabo del año, eso puede ser negativo si en esa emigración se incorpora un volumen de personas cualificadas alto, eso es perder talento y en un país de clara evolución positiva como colombia perder talento no es una buena noticia, y por lo tanto el Estado, desde mi punto de vista, debería establecer una normativa que permita el mantenimiento del talento y, si la economía sigue evolucionando al alza, definir una política de recuperación del talento que salió del país.