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El sector minero-energético creció 1,2 % en términos anuales durante los primeros tres trimestres de 2022 y aún se ubica 14 % por debajo del nivel prepandemia. En particular, el estancamiento de la producción de crudo y carbón, a pesar de los altos precios internacionales, ha explicado la modesta recuperación del sector en los últimos dos años. Para 2022 se prevé un crecimiento del 1,5 %.
La producción de crudo se ha estancado alrededor de los 747.000 barriles/día, un 13 % inferior a los registros prepandemia cercanos a los 860.000 barriles/día. En particular, el patrón de recuperación ha sido heterogéneo en el interior de los campos petroleros: los más grandes a nivel nacional han registrado una pérdida estructural de 115.000 barriles/día a septiembre, cuando se les compara con el nivel de producción de 2019.
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En contraste, la modesta recuperación desde 2020 ha sido determinada por el suministro de campos de explotación pequeños, que representan apenas el 30 % del total nacional. La producción de este segmento ha repuntado entre junio de 2020 y agosto de 2022, pero todavía se encuentra unos 19.000 barriles/día por debajo de los niveles de producción de 2019, período en el que estos campos suministraban 258.000 barriles/día. Por su parte, la producción de carbón en los primeros tres trimestres registró una caída del 2,5 % anual, ubicándose en 13 millones de toneladas métricas trimestrales.
El estancamiento de la producción de los dos principales productos de exportación del sector de hidrocarburos: petróleo y carbón, se ha dado pese a que los precios internacionales han alcanzado máximos en pesos colombianos. Para el caso del Brent, el barril ha promediado los $415.000 entre enero y octubre 2022, lo que es consistente con un precio de US$102. Al tiempo, el precio de la tonelada de carbón en pesos se ha ubicado alrededor de $1,2 millones, ante un precio en dólares aproximado de US$290 durante el período.
Para 2023 anticipamos una contracción del 1,4 % en el PIB del sector, tras haberse expandido 1,5 % en 2022. Prevemos una disminución de los precios internacionales para el petróleo y el carbón el próximo año, en línea con una desaceleración en el crecimiento económico global. Además, la ya insuficiente inversión en el sector de hidrocarburos se verá golpeada negativamente por la incertidumbre relacionada con varios anuncios de política energética.
Así, la producción de crudo cerrará 2023 cerca de los 724.000 barriles/día y la producción de carbón llegará a los 12,8 millones de toneladas trimestrales.
Ahora bien, desde un punto de vista más estructural, la inversión en exploración y producción de crudo seguirá siendo insuficiente para sostener los niveles de producción actuales. Adicionalmente, como consecuencia del panorama institucional y de política energética nacional, resulta previsible que en los próximos años la inversión en el sector continuará reduciéndose, marchitando la producción paulatinamente y generando mayores presiones en las cuentas externas del país en medio del proceso de transición energética.
Por su parte, el sector de energía, gas y agua mostró un avance atípicamente alto en 2022, en línea con la recuperación de la demanda doméstica. En los primeros tres trimestres de 2022 el PIB del sector avanzó un 4,9 % anual, mientras el subsector de generación, transmisión, distribución y comercialización de energía registró un avance del 4,5 %. Se estima que el PIB del sector registre un avance consolidado para 2022 del 4,7 %.
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La generación de energía avanzó en promedio un 4,6 % anual entre enero y octubre, superando los 6.000 gigavatios-hora. Particularmente, en mayo de 2022 se alcanzó un ritmo de avance del 9,3 % anual, muy por encima del crecimiento promedio de la última década.
El dinamismo del segmento energético ha estado soportado en un crecimiento marcado de la demanda, especialmente en el segmento no regulado, donde se ubican las empresas. El consumo total de energía hasta octubre ha aumentado en promedio un 4,4 % anual, con una contribución de 3,1 puntos porcentuales del mercado no regulado y de 1,3 puntos porcentuales del regulado.
Ahora bien, a la par del crecimiento en la generación se ha observado un incremento en los precios de los contratos de largo plazo de la energía. Si bien a la fecha el Gobierno ha tomado una serie de medidas para contener el aumento de los precios de la energía, la incidencia de estas será más fuerte para los hogares, por lo que anticipamos una mayor persistencia de la inflación en el mercado no regulado.
Para 2023 se espera una desaceleración en el crecimiento del subsector de energía, que llevaría al total del sector de energía, gas y agua a registrar una variación anual del 1,5 %. Aunque se prevé una desaceleración económica, que llevaría a un menor crecimiento en la demanda de energía, nuestros estimativos indican que los precios seguirán elevados, lo que mantendrá los márgenes de rentabilidad del sector.
* Director de Investigaciones, Corficolombiana.
** Analista sectorial.