Hoy se resuelve demanda de responsabilidad por la caída de Chirajara
Aunque la lectura del fallo se aplazó varias veces, representantes de Coviandes y Gisaico están citados este lunes para conocer el veredicto del tribunal de arbitramento.
Redacción Economía.
En las próximas horas tendrá lugar la última sesión del tribunal de arbitramento instalado en julio de 2018 para determinar la responsabilidad de los involucrados en la construcción y caída del viaducto de Chirajara (vía Bogotá-Villavicencio), 150 días antes de su inauguración.
Le recomendamos: “Chirajara no se cayó por un error de diseño”: Gisaico
La demanda interpuesta por el concesionario a cargo de la vía (Coviandes a través de Coninvial) contra el constructor (Gisaico) busca determinar la responsabilidad por la caída del viaducto de Chirajara, ubicado sobre la vía Bogotá-Villavicencio, el 15 de enero de 2018, en el que murieron nueve personas.
Gisaico fue contratada en mayo de 2016 por la Concesionaria Vial de los Andes (Coviandes), empresa que opera y administra la vía Bogotá-Villavicencio, a través de Coninvial para terminar el viaducto de Chirajara, luego de una serie de diferencias con la firma que seleccionaron inicialmente en la licitación (Tradeco). Gisaico modificó los diseños originales con la ayuda del ingeniero Héctor Urrego Giraldo, gerente de Área Ingenieros Consultores, y asumió la continuación del proyecto, que ya tenía adelantados 2/3 de la cimentación.
Coviandes ha insistido en repetidas ocasiones en su teoría de que Chirajara se cayó por deficiencias en su diseño y lo respalda con un estudio de Modjesky and Masters. Esta teoría fue respaldada por cinco estudios de terceros interesados, entre ellos el American Concrete Institute (ACI), el del Centro Internacional de Métodos Numéricos en Ingeniería de la Universidad Politécnica de Cataluña para la Fiscalía en Colombia, el de la interventoría Consorcio Interconcesiones (realizado por Mexicana de Preesfuerzo) y la aseguradora que expidió la póliza todo riesgo, QBE (realizado por Brincker & Georgakis ApS).
Sin embargo, recientemente Gisaico rompió su silencio y desvirtuó la hipótesis de que se tratara de un error de diseño. La teoría de la firma de ingenieros contratada para diseñar y construir el viaducto es que el día del colapso se presentó un asentamiento súbito en la cimentación de una de las dos pilas del puente que había comenzado a construirse cuatro años antes, lo que generó un impacto en cadena.
Su teoría es que el problema no fue de diseño, tampoco de la cimentación, sino de la relación de la estructura base con el suelo, pues se ubica en una zona donde se identificaron cuatro fallas geológicas locales, un gran nivel freático y un toppling de hasta setenta metros de profundidad, que son fragmentos de roca que se reacomodan cuando hay diferencias de presiones del material y que se puede deber a paso de agua o al peso de la misma estructura. Esto llevó a Gisaico a acusar a Coviandes de haberles entregado estudios incompletos de geología y geotecnia.
Ambas versiones han sido estudiadas por los árbitros del Centro de Arbitraje y Conciliación de la Cámara de Comercio de Bogotá Juan Pablo Cárdenas Mejía, abogado de la Universidad del Rosario con especialización en derecho civil y comercial y experiencia en infraestructura, y César Negret Mosquera, abogado de la Universidad del Cauca experto en derecho administrativo y de infraestructura, junto a una serie de peritos que estudiaron la evidencia, incluidos ochos estudios que se han elaborado en Colombia y el extranjero sobre las razones del colapso.
Si bien es difícil llegar a una conclusión en el caso, porque se perdieron muchas de las pruebas que permitían una verificación con el colapso de la estructura, la palabra final la tienen los expertos del tribunal de arbitramento.
Uno de los hechos que respalda la teoría de Gisaico son los retrasos del nuevo viaducto, que será construido por la firma francesa Eiffage. En agosto de 2019 El Espectador reveló que un estudio sísmico contratado por Eiffage (constructor del nuevo Chirajara) en 2018 encontró datos que no coincidían con los informes que les había remitido Coviandes y advirtió el impacto de este descubrimiento en el desarrollo del proyecto, pues los hallazgos implicaban cambiar sustancialmente la propuesta de viaducto. Tras conocerlo, la interventoría alertó frente a un nuevo riesgo de colapso.
Al respecto, el gerente de Coviandes, Alberto Mariño, reconoció que el suelo en el que está construida la cimentación del puente tiene complejidades, pero aseguró que estas fueron superadas a través de las correspondientes obras de geotecnia. También contó que hoy en día se contemplan nuevas obras para estabilizar la ladera y reforzar la cimentación, siguiendo la actualización que se hizo al Código Colombiano de Puentes en 2014, pero fue enfático en que decir que ahí no están las razones del colapso de la obra y que es un argumento “descartado por todas las investigaciones”.
Cabe recordar que la lectura del fallo se había programado para el jueves 5 de marzo, pero la semana pasada se modificó dos veces la fecha, primero se adelantó para el viernes 28 de febrero, luego ese mismo día se cambió al lunes 2 de marzo.
Nuevo Chirajara sigue en veremos
El grupo francés Eiffage —el tercero más importante de Francia y el octavo en Europa—, en su alianza con la firma colombiana Puentes y Torones, fue seleccionado en octubre de 2018 como el encargado del diseño y la construcción del nuevo viaducto de Chirajara, en la vía Bogotá-Villavicencio, tras concluir el proceso de licitación privada de Coviandes.El consorcio Eiffage Puentes y Torones presentó una propuesta inicial de un puente atirantado de 446 metros de longitud, soportado por torres en forma de Y, con el que los vehículos pasarían 150 metros por encima de la quebrada Chirajara. El cronograma acordado proyectaba un plazo de 27 meses (cinco de solo estudios, tres de estudios y preconstrucción, y 19 de construcción) para poner el puente en servicio en febrero de 2021.
Para cumplir con esta fecha el proceso de construcción debía comenzar en mayo de 2019, pero a la fecha no han arrancado los trabajos, pues hay una discrepancia sobre la norma técnica aplicable al diseño del puente que no ha resuelto la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI). A principios de este año el Gobierno autorizó que se hicieran unas perforaciones junto a las bases del viaducto para analizar las condiciones topográficas y de estabilidad de la zona, y establecer cuál es el mejor proceso constructivo para empezar la ejecución de las obras en marzo.
El Espectador pudo conocer que Eiffage Puentes y Torones y Coviandes están discutiendo un aplazamiento del contrato dados los retrasos en el cronograma, especialmente porque la firma colombofrancesa tiene equipos en la zona que no han podido utilizarse y que le generan costos.
En las próximas horas tendrá lugar la última sesión del tribunal de arbitramento instalado en julio de 2018 para determinar la responsabilidad de los involucrados en la construcción y caída del viaducto de Chirajara (vía Bogotá-Villavicencio), 150 días antes de su inauguración.
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La demanda interpuesta por el concesionario a cargo de la vía (Coviandes a través de Coninvial) contra el constructor (Gisaico) busca determinar la responsabilidad por la caída del viaducto de Chirajara, ubicado sobre la vía Bogotá-Villavicencio, el 15 de enero de 2018, en el que murieron nueve personas.
Gisaico fue contratada en mayo de 2016 por la Concesionaria Vial de los Andes (Coviandes), empresa que opera y administra la vía Bogotá-Villavicencio, a través de Coninvial para terminar el viaducto de Chirajara, luego de una serie de diferencias con la firma que seleccionaron inicialmente en la licitación (Tradeco). Gisaico modificó los diseños originales con la ayuda del ingeniero Héctor Urrego Giraldo, gerente de Área Ingenieros Consultores, y asumió la continuación del proyecto, que ya tenía adelantados 2/3 de la cimentación.
Coviandes ha insistido en repetidas ocasiones en su teoría de que Chirajara se cayó por deficiencias en su diseño y lo respalda con un estudio de Modjesky and Masters. Esta teoría fue respaldada por cinco estudios de terceros interesados, entre ellos el American Concrete Institute (ACI), el del Centro Internacional de Métodos Numéricos en Ingeniería de la Universidad Politécnica de Cataluña para la Fiscalía en Colombia, el de la interventoría Consorcio Interconcesiones (realizado por Mexicana de Preesfuerzo) y la aseguradora que expidió la póliza todo riesgo, QBE (realizado por Brincker & Georgakis ApS).
Sin embargo, recientemente Gisaico rompió su silencio y desvirtuó la hipótesis de que se tratara de un error de diseño. La teoría de la firma de ingenieros contratada para diseñar y construir el viaducto es que el día del colapso se presentó un asentamiento súbito en la cimentación de una de las dos pilas del puente que había comenzado a construirse cuatro años antes, lo que generó un impacto en cadena.
Su teoría es que el problema no fue de diseño, tampoco de la cimentación, sino de la relación de la estructura base con el suelo, pues se ubica en una zona donde se identificaron cuatro fallas geológicas locales, un gran nivel freático y un toppling de hasta setenta metros de profundidad, que son fragmentos de roca que se reacomodan cuando hay diferencias de presiones del material y que se puede deber a paso de agua o al peso de la misma estructura. Esto llevó a Gisaico a acusar a Coviandes de haberles entregado estudios incompletos de geología y geotecnia.
Ambas versiones han sido estudiadas por los árbitros del Centro de Arbitraje y Conciliación de la Cámara de Comercio de Bogotá Juan Pablo Cárdenas Mejía, abogado de la Universidad del Rosario con especialización en derecho civil y comercial y experiencia en infraestructura, y César Negret Mosquera, abogado de la Universidad del Cauca experto en derecho administrativo y de infraestructura, junto a una serie de peritos que estudiaron la evidencia, incluidos ochos estudios que se han elaborado en Colombia y el extranjero sobre las razones del colapso.
Si bien es difícil llegar a una conclusión en el caso, porque se perdieron muchas de las pruebas que permitían una verificación con el colapso de la estructura, la palabra final la tienen los expertos del tribunal de arbitramento.
Uno de los hechos que respalda la teoría de Gisaico son los retrasos del nuevo viaducto, que será construido por la firma francesa Eiffage. En agosto de 2019 El Espectador reveló que un estudio sísmico contratado por Eiffage (constructor del nuevo Chirajara) en 2018 encontró datos que no coincidían con los informes que les había remitido Coviandes y advirtió el impacto de este descubrimiento en el desarrollo del proyecto, pues los hallazgos implicaban cambiar sustancialmente la propuesta de viaducto. Tras conocerlo, la interventoría alertó frente a un nuevo riesgo de colapso.
Al respecto, el gerente de Coviandes, Alberto Mariño, reconoció que el suelo en el que está construida la cimentación del puente tiene complejidades, pero aseguró que estas fueron superadas a través de las correspondientes obras de geotecnia. También contó que hoy en día se contemplan nuevas obras para estabilizar la ladera y reforzar la cimentación, siguiendo la actualización que se hizo al Código Colombiano de Puentes en 2014, pero fue enfático en que decir que ahí no están las razones del colapso de la obra y que es un argumento “descartado por todas las investigaciones”.
Cabe recordar que la lectura del fallo se había programado para el jueves 5 de marzo, pero la semana pasada se modificó dos veces la fecha, primero se adelantó para el viernes 28 de febrero, luego ese mismo día se cambió al lunes 2 de marzo.
Nuevo Chirajara sigue en veremos
El grupo francés Eiffage —el tercero más importante de Francia y el octavo en Europa—, en su alianza con la firma colombiana Puentes y Torones, fue seleccionado en octubre de 2018 como el encargado del diseño y la construcción del nuevo viaducto de Chirajara, en la vía Bogotá-Villavicencio, tras concluir el proceso de licitación privada de Coviandes.El consorcio Eiffage Puentes y Torones presentó una propuesta inicial de un puente atirantado de 446 metros de longitud, soportado por torres en forma de Y, con el que los vehículos pasarían 150 metros por encima de la quebrada Chirajara. El cronograma acordado proyectaba un plazo de 27 meses (cinco de solo estudios, tres de estudios y preconstrucción, y 19 de construcción) para poner el puente en servicio en febrero de 2021.
Para cumplir con esta fecha el proceso de construcción debía comenzar en mayo de 2019, pero a la fecha no han arrancado los trabajos, pues hay una discrepancia sobre la norma técnica aplicable al diseño del puente que no ha resuelto la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI). A principios de este año el Gobierno autorizó que se hicieran unas perforaciones junto a las bases del viaducto para analizar las condiciones topográficas y de estabilidad de la zona, y establecer cuál es el mejor proceso constructivo para empezar la ejecución de las obras en marzo.
El Espectador pudo conocer que Eiffage Puentes y Torones y Coviandes están discutiendo un aplazamiento del contrato dados los retrasos en el cronograma, especialmente porque la firma colombofrancesa tiene equipos en la zona que no han podido utilizarse y que le generan costos.