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Pese a que el supervisor del sistema financiero colombiano sigue dando vueltas de tuerca a la regulación de las compañías que administran el dinero del público, no dejan de colarse firmas que buscan emular casos internacionales como los de Carlos Ponzi, Peter Young, Nick Leeson, Kenneth Lay, Bernard Madoff y, en Colombia, el colapso de la firma de corretaje de valores Interbolsa.
El inversionista se está volviendo más escéptico y exhaustivo en cuanto a evaluar con ojo clínico a las comisionistas. Sin embargo, este fenómeno no es exclusivo de Colombia y sucede en todo el planeta. Por ello, la regulación se hace más exigente, tanto del lado de las personas que administran el dinero de la gente, como de quien supervisa dentro de las compañías la gestión del riesgo.
El caso de Interbolsa llevó a mirar con más atención a las entidades bancarias a la hora de buscar liquidez. En el mercado bursátil hubo concentración: para 2011 había alrededor de 60 firmas de corretaje de valores listadas en la Bolsa de Valores y hoy sólo hay cerca de 20. “La cultura del ahorro se vio golpeada y muchos inversionistas que llegaron al mercado de valores se salieron y nunca más volvieron”, dijo un analista que prefirió el anonimato.
La economía en su conjunto se resintió, pues los empresarios que acudían al mercado bursátil en busca de recursos se alejaron, al igual que los inversionistas en busca de mejores rentabilidades. El mercado de valores llegó a tener un millón de personas haciendo operaciones, pero hoy no supera las 400.000.
“El caso de Interbolsa sirvió para visibilizar aspectos que debían ser abordados desde la óptica del regulador como instrumento para aumentar la confianza de los inversionistas”, admite la Superintendencia Financiera, al cumplirse cinco años del descalabro de la principal firma comisionista del país. El mercado de valores sufrió uno de los más duros golpes en su intento de democratizar el negocio de las acciones. La gente le teme ahora a la inversión y eso no es bueno para el mercado, y menos para la economía del país.
Interbolsa era el monstruo del mercado de valores del país. Nadie se preguntó por qué crecía de la forma como lo hacía. Los comisionistas de la firma creían tener el mundo bursátil en sus manos. “Lo que pasó en Interbolsa es que querían crecer mucho y fue un tema de liquidez, mas no de dinero, porque eso sí había, pero representado en activos. Era un holding, pero se quedaron sin liquidez”, dice uno de los empleados que vivió desde adentro el derrumbe de la comisionista.
“Es un tema de administración financiera que se hizo muy mal. Se dedicaron a comprar muchos activos. Fue más un tema de soberbia”, anota.
Un analista que vivió desde afuera el problema comenta que allí “hay un tema de ética empresarial que al final es el que subyace a todo el tema, pero se sigue presentando en el país y no terminamos de aprender”. Señala que el problema de fondo es cómo generar un sistema, como país, para identificar ese tipo de situaciones y actuar oportunamente, que a veces trascienda lo formal. Como ocurrió en Estados Unidos en 2008 con el caso Madoff, que, sin ser similar, dejó heridas abiertas en el sistema. En Colombia, el caso de la comisionista quebrada “provocó que la gente dejará de creer en el mercado y eso se conectó con una dinámica que ha ido secando a la bolsa, porque está en el medio esa crisis de confianza”. Pasados los años, aun los analistas del mercado se atreven a hablar poco del asunto en forma abierta.
Mirando el futuro
Hacia el futuro se han tomado medidas que buscan cerrar grietas. “El sistema en general maduró mucho. El propio rol de la Superintendencia (Financiera) se fortaleció, el rol del Autorregulador del Mercado, los diversos actores privados del mercado (la bolsa y los comisionistas) y los sistemas de administración de riesgos son hoy más robustos”, señala Andrés Bernal, socio de la firma Governance Consultants. La mayoría coincide en que “una manzana podrida no se puede llevar todo”.
“Hoy el mercado de valores cuenta con una oferta regulatoria que permite a los operadores ofrecer más productos y mejores servicios, todos ellos ajustados a estándares internacionales y con mayor seguridad para los inversionistas”, considera el regulador del sistema financiero colombiano.
El derrumbe de Interbolsa le demostró al regulador financiero que “era necesario continuar fortaleciendo los sistemas de administración de los riesgos de las comisionistas de bolsa. En especial, se dictaron instrucciones que permitieron a los consejos directivos y a la alta dirección de las sociedades comisionistas aumentar los controles y mitigar los riegos de contraparte y liquidez”.
Para el gerente de investigaciones económicas de la firma Acciones & Valores, Wilson Tovar, Interbolsa “es un evento que se repitió como ha ocurrido en muchas partes del mundo, en donde una mala administración terminó dando al traste con la inversión de muchas personas, pero la regulación ha evolucionado. Se redoblaron los esfuerzos en materia de riesgo. Incluso la Superintendencia Financiera cambió el enfoque normativo a una regulación basada más en un enfoque de riesgos que busca proteger el ahorro de los inversionistas”.