Internet de las habilidades, una tecnología para humanizar
Mischa Dohler es experto en telecomunicaciones. Habló con El Espectador sobre la internet de las habilidades, que permitirá que ocurran cosas como una cirugía a distancia. Reproducir el tacto y el olfato, entre los principales retos.
María Alejandra Medina C. / @alejandra_mdn
Mischa Dohler habla seis idiomas, es pianista y también el director del Centro de Investigación de Telecomunicaciones en el King’s College de Londres. Su descripción en Twitter es sencilla: “red shoes”, zapatos rojos. Al encontrarnos para la entrevista, lo comprobé. Llevaba unos tenis colorados, después de bajarse del escenario del Séptimo Congreso Internacional de Espectro, organizado por la Agencia Nacional del Espectro y que termina hoy en Bogotá.
Allí habló sobre uno de los temas que mejor conoce: la internet de las habilidades, que permitirá emplear las capacidades propias de forma remota con base en 5G, la próxima generación de conectividad, que consiste en optimizar la comunicación para que todo —celulares, carros, fábricas, casa, etc.— esté conectado. Es la puerta para que, por ejemplo, su mecánico pueda repararle el auto desde Bogotá si se quedó varado en cualquier carretera del país o para que un doctor en Estados Unidos pueda operar a un paciente que está en África.
En diálogo con este diario, Dohler habló de la importancia que tiene en esto la gestión del espectro radioeléctrico —la autopista invisible por donde viajan las telecomunicaciones—, así como de las similitudes o aplicaciones que artes como la interpretación del piano pueden tener en la automatización de las labores, mas no del trabajo. Para él, el ideal no es que los robots reemplacen a los humanos, sino que la tecnología mejore el oficio de cada quien.
¿Cómo ve a Colombia en materia de espectro y conectividad?
No es sólo Colombia la que se está planteando preguntas sobre este tema. La capacidad (de comunicación) inalámbrica se ha multiplicado un millón de veces durante los últimos 35 años. En gran parte ha sido por el uso que se le da al espectro. Sin duda seguiremos necesitándolo. Lo que pasa es que no sabemos para qué lo necesitaremos. Cuando empezamos a desarrollar la tecnología 3G, internet no estaba siquiera a nuestro alrededor. En el caso de 4G, ni siquiera había teléfonos inteligentes. Tuvimos la infraestructura y el espectro listos, hasta que algo transformador llegó y lo usó. Hay que tener más confianza en que con 5G —la próxima generación de telecomunicaciones— ocurrirá lo mismo. Y una opción es la internet de las habilidades. El llamado es a conseguir espectro hoy. Si no tiene el dinero, tómelo prestado. Si no, mañana se arrepentirá. Quien tenga el espectro será dominante en el mercado.
Cuando surgió 4G no había teléfonos inteligentes. Hoy, que se desarrolla 5G, ¿qué dispositivos es posible imaginar?
No sabemos. Tratamos de ir en cierta dirección. Pensamos en cosas de las que se ha hablado mucho: realidad virtual, por ejemplo. Pero quiero hacer algo más transformador, construir internet para democratizar las habilidades, que se puedan usar desde cualquier parte del mundo: pintar, tocar piano, reparar máquinas u operar. Nunca se ha hecho eso de forma digital. Se puede negociar o agendar por Facebook o Linkedin, pero para concretar el trabajo hay que ir, tomar un carro o un avión.
¿Cómo ve el desarrollo de cara a 5G por regiones? Con seguridad, África o América Latina no son iguales a Europa o Norteamérica.
A escala global, trabajamos con el cuerpo de estándares llamado 3GPP, que nos permite armar un sistema global. Pero es como un elefante o un iceberg. Si mira internet, uno no ve a Facebook y Microsoft sentados cada 10 años inventando una nueva internet. La razón es que (el desarrollo en internet) está atomizado, ahí todo el mundo puede innovar. En (tecnología) celular no tenemos eso. Tenemos un gran bloque y por eso toma tanto tiempo hacer las cosas. La ventaja es que se hace un sistema que funciona en todas partes. Llegué en la madrugada, a las 3, prendí el teléfono ¡y funciona! A nivel de espectro creo que los asuntos son diferentes según la región: Europa no es como Asia, en donde todo el tiempo quieren probar cosas nuevas, ver Netflix. En Europa, la demanda es menor y hay más espectro disponible. Entonces la pregunta es por qué alguien pagaría por espectro si la demanda es baja. La demanda en Norteamérica es alta y la cantidad de espectro es baja, así que para vender 5G, para el regulador, será muy fácil. Lo mismo pasa en Asia.
¿Cuáles son los principales retos para que todo el planeta “hable el mismo idioma” en telecomunicaciones? ¿Los estándares técnicos, la regulación…?
La armonización del espectro. Por eso la Conferencia Mundial de Radio de 2019 será muy importante, así como las relaciones transnacionales. Uno quiere asegurarse de que aterriza en algún lugar y se puede “sintonizar”. Asimismo, hay que hacer la tecnología lo suficientemente económica para que pueda ser aplicada en un nivel costo-eficiente.
¿Algún día el espectro será insuficiente?
Si en este edificio quiero poner una antena, esperando que llegue a toda Bogotá, entonces el espectro se vuelve un factor limitado muy rápido. Pero en teoría podría hacer celdas cada vez más pequeñas, con el mismo espectro. Esa ha sido la estrategia de los últimos años. Ahora, las preguntas sobre espectro no son sólo preguntas sobre espectro sino sobre infraestructura: ¿dónde se pone la estación base? ¿Cómo la conecta? Desplegar estaciones más pequeñas con menor alcance requiere negociación sobre el uso de los techos, por ejemplo, y el costo del espectro: es el juego que están jugando, por eso las subastas (de espectro). Eso también significa que el cuerpo a cargo del espectro tiene que hablar con las autoridades de infraestructura y discutir asuntos como la posibilidad de desregular para que los operadores tengan acceso al mobiliario urbano.
Si la internet de las habilidades está pensada para casi cualquier profesión, ¿cómo integrar o transformar el sistema educativo?
Apenas estamos dando pasos de bebés en esto. Es como haber diseñado internet hace 50 años: no se pensaba que debía ser parte del currículo años después. Pero sin duda transformará la forma como aprendemos. Por ejemplo, podemos enseñar a escala. En cirugía, por ejemplo. El problema con la cirugía robótica es que no se puede enseñar a los estudiantes a escala, sólo a un alumno a la vez. Después de semanas se hace el examen y si le fue mal perdió todo ese tiempo. Con la digitalización de las habilidades se pueden usar exoesqueletos, dispositivos mecánicos que se ponen en las manos y hacen los movimientos por usted mientras entrena el movimiento muscular. Así se toca piano. La razón por la que se necesita practicar ocho horas diarias es que la memoria del músculo (de la mano y el brazo) es muy corta, no la maneja el cerebro, sino la materia gris, que tiene menos conexiones neuronales. En cambio, las tablas de multiplicar se las aprende una vez y difícilmente se olvidan. Mi idea es poner al ser humano en el centro: no es sobre automatización, no quiero traer robots porque la gente confía en la gente. No estoy muy seguro de que confiara en que un robot lo opere, pero sí un cirujano. Apunto a que se automaticen los empleos al tiempo que se humaniza el trabajo.
Hablando de confianza, ¿el desarrollo de la seguridad digital va al mismo ritmo?
La seguridad es de los grandes temas de los que hablamos. Es menos del lado del cifrado, es más del uso. Cuando era ingeniero y trabajaba para Orange hicimos pruebas para “smart meters”, unos pequeños dispositivos que miden el consumo de energía y agua. Lo aplicamos en los hogares y como ingenieros no queríamos digitar largas contraseñas. Dejamos la seguridad en cero, pero al irnos se nos olvidó dejarla arriba. Fue un error humano. Los ataques de seguridad de los últimos años han sido en su mayoría por error humano, por no usar el protocolo correcto. Hay una preocupación en el panorama y es la computación cuántica, porque puede romper el cifrado. Todo lo hace más rápido que los computadores ordinarios. En efecto, uno no querría que la gente equivocada tenga acceso a tu cirugía de ojos. Estamos tratando de desarrollar un canal end-to-end seguro, para que nadie lo pueda hackear, y la solución es la cuántica, canales de seguridad cuántica.
¿Sería entonces un problema interminable?
Eso parece. No prometo 100 % de seguridad. No importa cuánto te esfuerces, siempre habrá fisuras. Microsoft es un buen ejemplo. Es un sistema complejo, trata de poner parches de seguridad, pero siempre hay alguna pequeña cosa que entra. Cuando construyamos un lenguaje que sea matemáticamente seguro podremos tener ese tipo de seguridad, pero por ahora toca tomar el riesgo.
Para los médicos, el olor y el tacto son importantes para un diagnóstico. ¿No ve un problema práctico en ese sentido?
Dentistas de Londres me pusieron el mismo reto. Hicimos retroalimentación táctil, la habilidad de sentir remotamente. La cuestión es que la gente más cualificada por lo general vive en zonas urbanas. En zonas rurales es donde más abandono hay. Usaríamos la internet de las habilidades para ejercer en áreas realmente con necesidades, y no quiere decir que allí no vaya a haber nadie: habrá enfermeras, personal, pero no necesariamente quien tiene la más alta cualificación.
¿Y el olfato?
Hay trabajos en internet del olfato de colegas en Liverpool. Es una unión de ingenieros y químicos que están construyendo los sentidos midiendo ciertos componentes del olor que se transmiten a través de válvulas que al otro lado reproducen el olor.
Mischa Dohler habla seis idiomas, es pianista y también el director del Centro de Investigación de Telecomunicaciones en el King’s College de Londres. Su descripción en Twitter es sencilla: “red shoes”, zapatos rojos. Al encontrarnos para la entrevista, lo comprobé. Llevaba unos tenis colorados, después de bajarse del escenario del Séptimo Congreso Internacional de Espectro, organizado por la Agencia Nacional del Espectro y que termina hoy en Bogotá.
Allí habló sobre uno de los temas que mejor conoce: la internet de las habilidades, que permitirá emplear las capacidades propias de forma remota con base en 5G, la próxima generación de conectividad, que consiste en optimizar la comunicación para que todo —celulares, carros, fábricas, casa, etc.— esté conectado. Es la puerta para que, por ejemplo, su mecánico pueda repararle el auto desde Bogotá si se quedó varado en cualquier carretera del país o para que un doctor en Estados Unidos pueda operar a un paciente que está en África.
En diálogo con este diario, Dohler habló de la importancia que tiene en esto la gestión del espectro radioeléctrico —la autopista invisible por donde viajan las telecomunicaciones—, así como de las similitudes o aplicaciones que artes como la interpretación del piano pueden tener en la automatización de las labores, mas no del trabajo. Para él, el ideal no es que los robots reemplacen a los humanos, sino que la tecnología mejore el oficio de cada quien.
¿Cómo ve a Colombia en materia de espectro y conectividad?
No es sólo Colombia la que se está planteando preguntas sobre este tema. La capacidad (de comunicación) inalámbrica se ha multiplicado un millón de veces durante los últimos 35 años. En gran parte ha sido por el uso que se le da al espectro. Sin duda seguiremos necesitándolo. Lo que pasa es que no sabemos para qué lo necesitaremos. Cuando empezamos a desarrollar la tecnología 3G, internet no estaba siquiera a nuestro alrededor. En el caso de 4G, ni siquiera había teléfonos inteligentes. Tuvimos la infraestructura y el espectro listos, hasta que algo transformador llegó y lo usó. Hay que tener más confianza en que con 5G —la próxima generación de telecomunicaciones— ocurrirá lo mismo. Y una opción es la internet de las habilidades. El llamado es a conseguir espectro hoy. Si no tiene el dinero, tómelo prestado. Si no, mañana se arrepentirá. Quien tenga el espectro será dominante en el mercado.
Cuando surgió 4G no había teléfonos inteligentes. Hoy, que se desarrolla 5G, ¿qué dispositivos es posible imaginar?
No sabemos. Tratamos de ir en cierta dirección. Pensamos en cosas de las que se ha hablado mucho: realidad virtual, por ejemplo. Pero quiero hacer algo más transformador, construir internet para democratizar las habilidades, que se puedan usar desde cualquier parte del mundo: pintar, tocar piano, reparar máquinas u operar. Nunca se ha hecho eso de forma digital. Se puede negociar o agendar por Facebook o Linkedin, pero para concretar el trabajo hay que ir, tomar un carro o un avión.
¿Cómo ve el desarrollo de cara a 5G por regiones? Con seguridad, África o América Latina no son iguales a Europa o Norteamérica.
A escala global, trabajamos con el cuerpo de estándares llamado 3GPP, que nos permite armar un sistema global. Pero es como un elefante o un iceberg. Si mira internet, uno no ve a Facebook y Microsoft sentados cada 10 años inventando una nueva internet. La razón es que (el desarrollo en internet) está atomizado, ahí todo el mundo puede innovar. En (tecnología) celular no tenemos eso. Tenemos un gran bloque y por eso toma tanto tiempo hacer las cosas. La ventaja es que se hace un sistema que funciona en todas partes. Llegué en la madrugada, a las 3, prendí el teléfono ¡y funciona! A nivel de espectro creo que los asuntos son diferentes según la región: Europa no es como Asia, en donde todo el tiempo quieren probar cosas nuevas, ver Netflix. En Europa, la demanda es menor y hay más espectro disponible. Entonces la pregunta es por qué alguien pagaría por espectro si la demanda es baja. La demanda en Norteamérica es alta y la cantidad de espectro es baja, así que para vender 5G, para el regulador, será muy fácil. Lo mismo pasa en Asia.
¿Cuáles son los principales retos para que todo el planeta “hable el mismo idioma” en telecomunicaciones? ¿Los estándares técnicos, la regulación…?
La armonización del espectro. Por eso la Conferencia Mundial de Radio de 2019 será muy importante, así como las relaciones transnacionales. Uno quiere asegurarse de que aterriza en algún lugar y se puede “sintonizar”. Asimismo, hay que hacer la tecnología lo suficientemente económica para que pueda ser aplicada en un nivel costo-eficiente.
¿Algún día el espectro será insuficiente?
Si en este edificio quiero poner una antena, esperando que llegue a toda Bogotá, entonces el espectro se vuelve un factor limitado muy rápido. Pero en teoría podría hacer celdas cada vez más pequeñas, con el mismo espectro. Esa ha sido la estrategia de los últimos años. Ahora, las preguntas sobre espectro no son sólo preguntas sobre espectro sino sobre infraestructura: ¿dónde se pone la estación base? ¿Cómo la conecta? Desplegar estaciones más pequeñas con menor alcance requiere negociación sobre el uso de los techos, por ejemplo, y el costo del espectro: es el juego que están jugando, por eso las subastas (de espectro). Eso también significa que el cuerpo a cargo del espectro tiene que hablar con las autoridades de infraestructura y discutir asuntos como la posibilidad de desregular para que los operadores tengan acceso al mobiliario urbano.
Si la internet de las habilidades está pensada para casi cualquier profesión, ¿cómo integrar o transformar el sistema educativo?
Apenas estamos dando pasos de bebés en esto. Es como haber diseñado internet hace 50 años: no se pensaba que debía ser parte del currículo años después. Pero sin duda transformará la forma como aprendemos. Por ejemplo, podemos enseñar a escala. En cirugía, por ejemplo. El problema con la cirugía robótica es que no se puede enseñar a los estudiantes a escala, sólo a un alumno a la vez. Después de semanas se hace el examen y si le fue mal perdió todo ese tiempo. Con la digitalización de las habilidades se pueden usar exoesqueletos, dispositivos mecánicos que se ponen en las manos y hacen los movimientos por usted mientras entrena el movimiento muscular. Así se toca piano. La razón por la que se necesita practicar ocho horas diarias es que la memoria del músculo (de la mano y el brazo) es muy corta, no la maneja el cerebro, sino la materia gris, que tiene menos conexiones neuronales. En cambio, las tablas de multiplicar se las aprende una vez y difícilmente se olvidan. Mi idea es poner al ser humano en el centro: no es sobre automatización, no quiero traer robots porque la gente confía en la gente. No estoy muy seguro de que confiara en que un robot lo opere, pero sí un cirujano. Apunto a que se automaticen los empleos al tiempo que se humaniza el trabajo.
Hablando de confianza, ¿el desarrollo de la seguridad digital va al mismo ritmo?
La seguridad es de los grandes temas de los que hablamos. Es menos del lado del cifrado, es más del uso. Cuando era ingeniero y trabajaba para Orange hicimos pruebas para “smart meters”, unos pequeños dispositivos que miden el consumo de energía y agua. Lo aplicamos en los hogares y como ingenieros no queríamos digitar largas contraseñas. Dejamos la seguridad en cero, pero al irnos se nos olvidó dejarla arriba. Fue un error humano. Los ataques de seguridad de los últimos años han sido en su mayoría por error humano, por no usar el protocolo correcto. Hay una preocupación en el panorama y es la computación cuántica, porque puede romper el cifrado. Todo lo hace más rápido que los computadores ordinarios. En efecto, uno no querría que la gente equivocada tenga acceso a tu cirugía de ojos. Estamos tratando de desarrollar un canal end-to-end seguro, para que nadie lo pueda hackear, y la solución es la cuántica, canales de seguridad cuántica.
¿Sería entonces un problema interminable?
Eso parece. No prometo 100 % de seguridad. No importa cuánto te esfuerces, siempre habrá fisuras. Microsoft es un buen ejemplo. Es un sistema complejo, trata de poner parches de seguridad, pero siempre hay alguna pequeña cosa que entra. Cuando construyamos un lenguaje que sea matemáticamente seguro podremos tener ese tipo de seguridad, pero por ahora toca tomar el riesgo.
Para los médicos, el olor y el tacto son importantes para un diagnóstico. ¿No ve un problema práctico en ese sentido?
Dentistas de Londres me pusieron el mismo reto. Hicimos retroalimentación táctil, la habilidad de sentir remotamente. La cuestión es que la gente más cualificada por lo general vive en zonas urbanas. En zonas rurales es donde más abandono hay. Usaríamos la internet de las habilidades para ejercer en áreas realmente con necesidades, y no quiere decir que allí no vaya a haber nadie: habrá enfermeras, personal, pero no necesariamente quien tiene la más alta cualificación.
¿Y el olfato?
Hay trabajos en internet del olfato de colegas en Liverpool. Es una unión de ingenieros y químicos que están construyendo los sentidos midiendo ciertos componentes del olor que se transmiten a través de válvulas que al otro lado reproducen el olor.