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El economista Juan Carlos Jaramillo, maestro y consejero de varios de los economistas más importantes del país, falleció el pasado viernes 4 de agosto en Bogotá.
Jaramillo vivió en Canadá algunos años cuando era niño, estudió en el Gimnasio Moderno y entró a dos carreras diferentes antes de estudiar economía. En el Banco de la República fue subgerente técnico y asesor de la Junta Monetaria, también fundó el Grupo de Estudios Especiales y dio vida a la revista ESPE.
Uno de sus mejores amigos, Alejandro López, economista que trabajó en el Fondo Monetario Internacional por 25 años, cuenta que sus estudiantes lo seguían llamando años después para pedirle consejos; en la lista está Roberto Steiner, miembro de la junta del Banco de la República, José Darío Uribe, exgerente del Banco de la República, y el exministro de Hacienda Alberto Carrasquilla.
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“Juan Carlos fue mi jefe, mi maestro y sobre todo mi amigo. De él aprendí, más que técnicas, actitud”, dijo Carrasquilla a este diario.
Uribe, por su parte, menciona la clase de política económica que Jaramillo le dio en la Universidad de los Andes. “Como profesor era riguroso, hizo muy bien la tarea de generar en sus estudiantes interés por la política económica del país”. La sesión se iniciaba a las 7:00 de la mañana, Jaramillo era sumamente puntual, “si por algún motivo llegaba algunos minutos tarde, se preocupaba. Era muy respetuoso con sus alumnos”.
Años después se encontraron en varios escenarios en el mundo laboral, primero cuando Jaramillo dirigía el área técnica del Banco de la República y Uribe empezaba su carrera como economista en Planeación Nacional y luego cuando Uribe ya era gerente del banco central. Lo define como un hombre agudo, disciplinado, bien informado y cuyas opiniones iban más allá de lo obvio.
López cuenta que le gustaba comer con sus pupilos y amigos y, por qué no, tomar algunos tragos en medio de las charlas.
Después de asumir importantes retos en el Banco de la República, como la crisis económica de los años 80, fue representante de Colombia ante el Fondo Monetario Internacional.
Uno de sus grandes amigos, dice López, fue José Antonio Ocampo. “Tienen diferentes formas de concebir la política económica, pero son muy buenos amigos. Siempre que Ocampo venía a Washington, visitaba a Juan Carlos”.
“Lamento profundamente el fallecimiento de mi gran amigo Juan Carlos Jaramillo, cuyas contribuciones como alto funcionario del Banco de la República y representante del país ante el Fondo Monetario Internacional fueron muy destacadas”, dijo el exministro Ocampo en redes sociales.
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Jaramillo trabajó en el Fondo Monetario Internacional como economista de diferentes países de América central y luego como jefe de misión para Paraguay.
Después de que se jubiló, cuenta su amigo, disfrutaba estar en casa con su esposa Ana María Rodríguez, quien fue vicepresidenta del Banco Interamericano de Desarrollo. Siempre estaba al tanto de los acontecimientos económicos en Colombia, pero tenía otros pasatiempos como la carpintería.
“A Juan Carlos también le encantaba ver a los pájaros que llegaban a su casa en Virginia. Les tenía casitas con comida y conocía todas las especies por su nombre”, recuerda López. Amaba a su perra corgi, llamada Lucy. Después de la jubilación, vivió algunos años en Maine, donde Lucy conoció a la mascota de López y también “se volvieron grandes amigos”. A Jaramillo a veces le desesperaba que los dos ladraran porque querían salir a cazar ardillas o zorros.
“Juan Carlos y su esposa, Ana María, son familia para mis hijos, quienes no capan ida a Washington sin ir a verlos y siempre recuerdan los trenes, pistas de carros y demás juguetes estrambóticos que de niños les regalaban en las navidades. Juan Carlos es para ellos una especie del tío abuelo que nunca conocieron. Y Ana María, una amiga con la que comparten notas sobre las últimas películas, desarrollos tecnológicos y perspectivas amorosas”, dijo López en una crónica publicada en El Espectador.
Para cerrar, su amigo lo recuerda, más que como el hombre que formó a reconocidos economistas, como
una persona que no caía en juegos políticos y que sabía decir que no. Generoso con su familia y con las personas a su alrededor.
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