Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Juan Carlos Jaramillo Franco, quien falleció en días pasados, era el mejor ejemplo de una persona que aportaba mucho y alardeaba poco.
Inició estudios de ingeniería en la Universidad Nacional, pero optó por la economía, graduándose de la Universidad de los Andes. En 1972 se vinculó al Banco de la República y, con apoyo de este, adelantó estudios doctorales en la Universidad de Yale. Bajo la tutela de Pacho Ortega, desde finales de los años 70 y hasta 1982 dirigió el Grupo de Estudios Especiales del Departamento de Investigaciones Económicas.
También lea: Carrasquilla, Ocampo y otros lamentan la muerte de Juan Carlos Jaramillo
En un lapso de menos de una década laboraron en el Grupo de Estudios, entre otros, Olver Bernal, Alberto Carrasquilla, Sergio Clavijo, Patricia Correa, Juan Carlos Echeverry, Hernando Gómez, Santiago Herrera, Martha Lee, Julio Ángel, Alejandro López, Adolfo Meisel, Armando Montenegro y Rodrigo Suescún. En 1982, Jaramillo y su grupo establecieron la revista Ensayos sobre Política Económica (ESPE), por muchos años líder en su género en el país, con Jaramillo como autor del artículo central del primer número.
A principios de los años 80, atravesando Colombia y la región por una de sus peores crisis, Juan Carlos fue nombrado asesor de la Junta Monetaria. En un despliegue de integridad técnica e independencia política, junto con Fernando Montes pusieron a consideración de la Junta su renuncia antes que avalar medidas propuestas por el ministro de Hacienda, que ellos consideraban altamente perjudiciales. En la Junta Monetaria, Jaramillo fue mentor de Alberto Calderón y de Bernardo Vargas.
Tras su paso por la Junta Monetaria, Hugo Palacios lo nombró subgerente técnico del Banco de la República, cargo desde el cual durante años sería la mano derecha de Ortega, designado gerente general en reemplazo de Palacios.
Le puede interesar: Banco de la República reportó fallecimiento del economista Juan Carlos Jaramillo
En 1990, Jaramillo ocupó el cargo de director ejecutivo alterno en el Fondo Monetario Internacional, tras lo cual, junto con su esposa Ana María Rodríguez, optó por radicarse en Washington. Al tiempo que el BID se hizo a una extraordinaria funcionaria y eventual vicepresidenta, Colombia perdió a uno de sus más brillantes economistas.
Quiso el destino que el ataque al corazón que acabó con su vida ocurriese en Bogotá, prácticamente coincidiendo con la celebración del centenario de la institución que él, como pocos, ayudó a convertir en orgullo de todos los colombianos.
*Miembro de la Junta Directiva del Banco de la República