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Para muchos el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) tuvo un antes y un después tras la dirección de Juan Daniel Oviedo. “El hombre que le puso cara a los datos”, calificarían algunos su gestión, pues durante estos cuatro años sus esfuerzos se enfocaron en que el grueso de la población entendiera las cifras, y se identificara con estas.
Ejemplo de esto es que al boletín de desempleo incluyó un capítulo para explicar el panorama en poblaciones con discapacidad, indígenas, afros, campesinos y LGBTI, entre otros. También que echó mano de las herramientas tecnológicas para, mediante transmisiones en vivo, explicar temas trascendentales como la inflación y la pobreza monetaria. Sin dejar a un lado que, con su personalidad, logró ganar el reconocimiento entre los colombianos y generar un mayor interés sobre lo que el DANE tiene para informar.
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Sin embargo, y a su propio juicio, es momento de hacerse a un lado y dejar que otros continúen con el desarrollo del DANE, aún cuando Gustavo Petro le manifestó sus intenciones para que continuara en la dirección. En entrevista con El Espectador, Oviedo reveló dio luces sobre esto; habló sobre los proyectos que le hubiera gustado hacer, pero no alcanzó; y los planes que tiene después del 7 de agosto, cuando entregue las llaves de la entidad.
¿Por qué rechazó la invitación de Gustavo Petro de seguir en el DANE?
Juan Daniel Oviedo: Con Petro tuvimos la oportunidad, el 6 de julio, de tener un intercambio de mensajes. Él estaba en Italia y me dijo que estaba interesado en que continuara en el DANE, sobre todo para fortalecer temas de visibilidad estadística de población campesina. Yo le conté que uno de los elementos críticos para poder tomar una decisión era la capa institucional de mi continuidad en el DANE - que explica más adelante -.
Más allá de un simple agradecimiento, a mí me parecía claro tener luces sobre cinco posiciones fundamentales para la continuidad de la transformación del Dane.
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Oviedo hace una pausa y, de una manera esquemática, se dispuso a explicar, una por una, las razones por las que rechazó la propuesta del presidente electo.
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J.D.O.: Lo primero que consideré es cuál sería la posición que iba a asumir alrededor del Proyecto de Ley de Estadísticas Oficiales. Porque en el momento en el que se apruebe yo quedaría deshabilitado para continuar en el DANE, porque tendría que surtirse un proceso de selección, con unos criterios en los que éticamente sería difícil para mí ponerme como candidato y atornillarme al puesto. No sería ético que participe en un proceso de selección que yo mismo diseñé.
Lo segundo es que para mí es importante conocer las expectativas que tiene el presidente electo alrededor de la realización del Censo Económico - que fue una de las iniciativas de Oviedo para obtener datos granulares sobre el empresariado colombiano -, que me parece un concepto y una operación fundamental para establecer estrategias de formalización empresarial en el país.
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Lo tercero era saber si contábamos con la posibilidad de tener ayudas extraordinarias para el fortalecimiento tecnológico del DANE. Porque, como lo he dicho coloquialmente, ‘a mí se me metieron los ladrones al DANE’ y me ha tocado poner doble reja. Esto implica una inversión adicional de recursos para que le garanticemos al país que, en caso de que vulneren nuestra seguridad, podamos solucionar ese problema con la mayor brevedad.
Lo cuarto es la posición que él - Petro - considera he tenido como defensor del DANE con relación a las poblaciones indígenas y negras, a partir de las estadísticas del Censo de Población y Vivienda de 2018. Porque la vicepresidenta electa, Francia Márquez, ha anunciado abiertamente que considera que ese censo se tenía que repetir. Si esa iba a ser una posición de gobierno, yo no podría permanecer en la dirección de la entidad bajo esa condición.
Lo quinto es la política de Catastro Multipropósito. En los cuatro años pudimos avanzar para crear los pilares para promover el paso del modelo catastral de función pública a servicio público de gestión y, con ese servicio público, facilitar los elementos para que el país cuente con una información actualizada. También quería manifestarle a Petro cuál era el sentido de esto, y la necesidad de buscar herramientas de financiación, porque por la actual situación se requieren aproximadamente $2,4 billones para garantizar la actualización de esa información.
Pero el equipo de empalme fue muy explícito en manifestar su desacuerdo en muchas de las medidas que hemos forjado en los últimos cuatro años. Hemos trabajado por una descentralización del catastro, habilitando más gestores catastrales y diseñando un modelo institucional del Instituto Geográfico Agustín Codazzi (IGAC) para que sea un regulador y custodio de la información catastral que permita y habilite su utilización para diferentes decisiones de carácter social, económico o ambiental.
Pero aquí lo que veo es que se busca retroceder en ese modelo, y se quiere volver a un IGAC que sea un ejecutor más fortalecido, pero con una incertidumbre de su capacidad institucional de reaccionar con prontitud y calidad a las demandas de actualización de información catastral.
Todas estas variables me indicaron lo difícil que sería desempeñarme como director del DANE en el mandato de Gustavo Petro. Los márgenes de maniobra que tendría eran muy limitados. Tomé la decisión sobre la necesidad de que haya un relevo en el DANE para que el presidente pueda cumplir sus aspiraciones en materia de la nueva institucionalidad del catastro multipropósito, y no estar ahí como un palo en la rueda generando dificultades y discusiones innecesarias. Porque hay que ser respetuosos del nuevo gobierno, que va a querer tener unos matices particulares que implican un retroceso de lo que nosotros hemos avanzado en los últimos cuatro años.
¿Descarta la posibilidad de volver al DANE?
J.D.O.: No. Creo que el mejor momento para haber tomado esa decisión es este, donde no solo podemos recolectar los frutos de la perspectiva conceptual y metodológica que hemos desarrollado, sino que también pudimos dar evidencia de que esa humanización de las estadísticas, y el hacer que el ciudadano se sienta reflejado en ellas y entienda su lógica, para mí es algo valioso.
Me enorgullece ver el reconocimiento de la gente que quiere que me quede. Entonces, si se vuelven a dar las condiciones para que haya una alineación en todos los temas asociados, estaría más que feliz de servirle al país en esta tarea, que aún tiene muchos desafíos que requieren apuestas institucionales.
¿Qué otros proyectos le hubiera gustado hacer?
J.D.O.: El Censo Económico. De este pudimos hacer una buena parte, que fue el conteo de las unidades económicas, pero su desarrollo implicaba unas asignaciones presupuestales importantes que no se pudieron hacer por las prioridades en el gasto que implicó la pandemia.
Con el Censo hubiéramos podido conocer, por ejemplo, cuáles son las dinámicas de rentabilidad y emprendimiento de todas las empresas del país; para los 1.102 municipios cuáles son los sesgos de actividad económica; qué está pasando con las brechas de género; márgenes de rentabilidad y relaciones institucionales (formal e informal) con la Dian y cámaras de comercio.
Datos granulares para permitir que las administraciones locales lideren los procesos de formalización empresarial, y no esperen a que el Gobierno Nacional lo haga con decisiones o políticas transversales.
El país requiere que la formalización empresarial sea un fenómeno de equidad generacional, porque somos una sociedad que envejece y en la que el costo de la informalidad se traduce en sobrecargas a los jóvenes y trabajadores formales. Si Colombia quiere avanzar en la formalidad, es importante que se haga este censo
La segunda cosa, de la que me voy con nostalgia,es no haber podido tener un diálogo constructivo con las organizaciones étnicas. Me parece que hay un sesgo importante y que me duele. Me duele que los indígenas crean que mi interés es afectarles sus presupuestos o condiciones de vida, cuando en realidad lo que hago es cumplir la ley. - Dicen que Oviedo se niega a que las cifras estadísticas los favorezcan para obtener una mejor asignación de recursos por parte del Estado -.
Si ellos quisieran que el modelo se ajuste, más allá de insinuar que el DANE es un genocida estadístico, lo que me gustaría es que trabajemos juntos para modificar la Ley 715 de 2001, que aborda que los recursos del sistema general de participaciones que se asignan a las comunidades deben girarse en función del número de personas auto reconocidas como indígenas que residan estrictamente al interior de los resguardos. Pero ellos dicen que hay gente por fuera de los resguardos que necesitan de esos recursos, cosa que me parece razonable. Está el ejemplo del pueblo kankuamo, en el que dos terceras partes de su población vive por fuera del resguardo. Sería bueno, por ejemplo, que la variable también cobijara a personas de la población que reside en el municipio y no necesariamente en el perímetro del resguardo. Pero ellos insisten en que el problema soy yo, mi rigidez por no reconocer los errores, cuando somos muy precisos en la información con esta dimensión.
Esos son los dos temas con los que me voy con más melancolía, de no haber podido cerrar con broche de oro.
¿Qué espera hacer tras la salida del DANE?
J.D.O.: Nos quedan tres semanas para hacer nuestra entrega. Después del 7 de agosto le cumpliré una promesa a mi mamá, que es la de viajar unos días a Turquía para montar en globo, en la región de Capadocia. Quiero cumplirle ese deseo.
También quisiera estar unos meses reflexionando sobre si es un buen momento para estudiar Historia del Arte, o considerar nuevas perspectivas de servicio público que se puedan abrir en los próximos meses, o participar con mi expertis en el proceso de elecciones territoriales que se inicia en octubre.
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