La canasta minera busca un papel en la reactivación de la economía
Las operaciones alrededor del oro, cobre y plata podrían ganar un papel más protagónico ante el declive del carbón, que se ha dado tanto nacional como internacionalmente. Panorama de la industria.
Jorge Sáenz
Las materias primas en el mundo se están viendo con otros ojos. La pandemia ha obligado a los inversionistas a buscar refugio en bienes tangibles de poco riesgo, como minerales diferentes al oro, que ya tiene su sitio entre las preferencias de inversión.
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Las materias primas en el mundo se están viendo con otros ojos. La pandemia ha obligado a los inversionistas a buscar refugio en bienes tangibles de poco riesgo, como minerales diferentes al oro, que ya tiene su sitio entre las preferencias de inversión.
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En Colombia, la administración del presidente Iván Duque ha comenzado a seleccionar esas materias primas metálicas que serán protagonistas de la canasta minera, con miras a la reactivación de la economía. El cobre, el oro y la plata lideran por lo menos treinta proyectos que buscan impulsar inversiones por cerca de US$5.000 millones hasta el año 2024. También cuentan las esmeraldas y los materiales no metálicos, en menor grado.
El sector minero sigue impulsando la reactivación sostenible de Colombia con la operación de proyectos que representan inversión, empleo y recursos, según la visión del ministro de Minas y Energía, Diego Mesa. El Gobierno manifiesta este optimismo pese a la caída del 43 % que registró la Inversión Extranjera Directa para el sector del petróleo, hidrocarburos y minería en 2020.
Según el Banco de la República, en 2019 la inversión extranjera directa para el sector minero extractivo y petrolero fue de US$6.858 millones, mientras que el año pasado apenas llegaron US$3.891 millones.
El carbón térmico, con alta incidencia para la economía tanto en exportaciones como en expansión del PIB (así como grandes pasivos ambientales), está pasando sus tragos amargos en el país por problemas estructurales y en el exterior por el derrumbe de la cotización internacional y el cierre de algunos mercados.
Los accionistas de las grandes multinacionales del carbón que operan en la costa norte (Cesar y La Guajira) están descontentos y algunos han manifestado su intención de apartarse del negocio. CNR (Colombian Natural Resources) que opera minas en el municipio de La Loma (Cesar) decidió solicitar la reorganización empresarial.
La producción de CNR, que hace parte de Murray Energy, también en reestructuración en Estado Unidos, estaba paralizada. A estos se agrega la intención de Prodeco de abandonar el país y la huelga que tuvo que soportar Cerrejón. Solo Drummond avanza, aunque con pasos calculados.
Esta situación contrasta con los resultados que obtuvo el carbón metalúrgico y coque que se produce en Cundinamarca y Boyacá, principalmente. En esta minería sí hubo un repunte en las exportaciones, reseñó la viceministra de Minas, Sandra Sandoval.
El Gobierno decidió lanzar una agresiva campaña para llamar la atención de los inversionistas sobre el potencial minero colombiano. Recientemente, dio a conocer el Proceso Permanente de Asignación de Áreas Estratégicas Mineras, para otorgar contratos de concesión minera, que será habilitado el 25 de febrero.
Con este mecanismo se buscará elegir a los mejores proponentes para impulsar la exploración y el desarrollo de proyectos, proceso que liderará la Agencia Nacional de Minería (ANM). En 2021, las acciones se encaminarán sobre áreas para la exploración y explotación de cobre y fosfatos.
“Las rondas permiten que el Gobierno pueda ser más eficiente en la administración del recurso, determinando así cuáles son los minerales que se quieren impulsar a través de la exploración y buscando diversificar la canasta de minerales”, señaló el presidente de la ANM, Juan Miguel Durán.
“La minería es una gran oportunidad para el país, una buena aliada de los colombianos”, indicó Sandra Sandoval. Se quiere pasar de una economía con potencial “a convertirnos en un país minero con una actividad transformada y competitiva”, dijo.
Todas estas declaraciones se dan a la par que el país comienza a hablar más frecuentemente de transición energética y a impulsar con más fuerza proyectos de generación de energía mediante fuentes renovables; las dos conversaciones, en simultánea, ofrecen una perspectiva de la división entre acciones futuras y necesidades presentes, entre discurso y mercado, al final. Y como telón de fondo están los compromisos de Colombia de cara al Acuerdo de París.
Otra radiografía minera
La visión empresarial del estado de la minería la tiene el presidente de la Asociación Colombiana de Minería (ACM), Juan Camilo Nariño. Mientras en pandemia la producción del carbón cayó 30 %, un desplome histórico, el oro creció 20 % y las esmeraldas redujeron su PIB en un 31 %. “En 2020 el PIB minero del país tuvo una caída histórica del 26 % por la menor producción de carbón”, explicó.
Con la producción del carbón a la baja, también retrocedieron otros minerales, como esmeraldas y materiales de construcción, que bajaron 30 % el año pasado por el desplome de la construcción. Por su parte, el níquel se mantiene en un buen nivel de precios.
Este año se presenta muy positivo para la minería, por el rebote de los principales metales y además la base, por la pandemia del año pasado, es muy baja, explicó el dirigente gremial. La expansión de la minería para este año se estima entre 10 % y el 20 %.
Según Nariño, hay que seguir promocionado el carbón para volver a una producción de 90 millones de toneladas, pero simultáneamente, hay que licenciar los proyectos de cobre, de oro y los de esmeraldas para engrosar las exportaciones. “En la mitad de una pandemia eso es lo adecuado”, subrayó el dirigente gremial.
El lado amable de estos proyectos es la inversión en el país, que se manifiesta en empleos y divisas. En 2020, la producción de oro creció y las ventas externas repuntaron un 22 %, los proyectos de cobre, tras su licenciamiento, pueden traer inversiones al país por US$1.300 millones (cerca de unos $4 billones, que representa cerca del 65 % de la reforma tributaria pasada).
Algunos problemas en la minería del oro pueden ahuyentar inversionistas. Nariño reseña que el año pasado Colombia produjo 1’450.000 onzas de oro, y, de esa cantidad, solo 450.000 onzas fueron producto del trabajo de compañías, pequeñas, medianas y grandes; legales, formales, constituidas y vigiladas por las autoridades. “Ese otro millón de onzas anuales no está vinculado a procesos que sean fácilmente controlables. Ahí está el gran reto que tenemos como país”, apunta Juan Camilo Nariño.
Además de esto, hay una creciente discusión entre académicos y expertos para incrementar los beneficios que estas explotaciones le dejan al país. “Las regalías que deja la minería de metales, en particular las de oro y cobre, son precarias si se comparan con las regalías del petróleo, y lo mismo pasa con los impuestos. Las exenciones a las minerías de metálicos, y aun en el carbón, son extraordinariamente grandes en comparación con las que tienen el petróleo o la manufactura, por ejemplo”, dice Guillermo Rudas, economista y experto en este tema, además de integrante del comité académico del Foro Nacional Ambiental.
Ahora bien, lunares como los de Prodeco y Santurbán son una mala señal para los inversionistas que están pensando en traer sus capitales a Colombia. Pero esa imagen se contrarresta un poco con la decisión de la prórroga de treinta años del contrato a la empresa Caldas Gold en Marmato (Caldas), que asegura inversiones por US$275 millones durante los próximos tres años.
El proceso de expansión y modernización de operaciones en Caldas Gold Marmato permitirá que la mina eleve sus producción de oro, al pasar de las actuales 26.000 onzas a 56.000, y triplique la de plata de 30.000 onzas anuales a 90.000.
Según el presidente de la ACM, para que el sector minero sea determinante en la reactivación económica se requiere “estudiar con celeridad y agilidad las licencias ambientales en curso, los permisos y decisiones administrativas para que la inversión llegue al país”. Estima que esas inversiones “frenadas” pueden ser cercanas a los $12 billones, generando unos 3.000 empleos directos.