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La economía ucraniana caerá un 30 % en 2022 y la rusa un 10 %, según el BERD

El Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD) prevé una dura caída del PIB de Ucrania y de Rusia, unas perspectivas que se basan en el escenario de que la guerra acabe este año y en 2023 empiece la reconstrucción.

10 de mayo de 2022 - 11:57 a. m.
Esta fotografía tomada el 8 de mayo de 2022 muestra una estación de tren destruida en el este de Ucrania. - Imagen de referencia
Esta fotografía tomada el 8 de mayo de 2022 muestra una estación de tren destruida en el este de Ucrania. - Imagen de referencia
Foto: Yasuyoshi CHIBA / AFP
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En la apertura de su Asamblea General anual en la ciudad marroquí de Marrakech, el BERD hizo pública su predicción revisada de crecimiento para las regiones en las que opera -Europa del Este y Central, Asia Central y África del Norte-, cuyas economías aumentarán en conjunto un 1,1 % este año.

En el caso de Ucrania, el banco recuerda que en marzo previó una caída del 20 % de su economía, que ahora amplía al 30 %, y espera que en 2023 su Producto Interno Bruto (PIB) aumente en un 25 %, contando con que para ese año el país ya no esté en situación de guerra y dedique sus esfuerzos a la reconstrucción.

Por ello, afirma que estas previsiones podrían variar dependiendo de cuánto tiempo dure la invasión rusa, la manera en que esté conformado el país en un escenario postbélico, el alcance de la destrucción y cuántos refugiados vuelvan al país.

Lea: Estas son las nuevas medidas de Estados Unidos para debilitar la economía rusa

En cuanto a la economía rusa, el BERD mantiene la previsión de caída del 10 % que vaticinaba en marzo y espera un crecimiento cero para 2023. Para Bielorrusia prevé una contracción de 4 % este año.

La institución insiste en que sus pronósticos para este y el próximo año pueden variar en el sentido de más decrecimiento dependiendo de que la guerra se extienda o se restrinjan los flujos de exportación de gas y otras materias primas rusas.

Por regiones de influencia, el BERD prevé una caída de la economía del 18 % para 2022 en el Este de Europa y el Cáucaso -Armenia (1,5 %), Azerbaiyán (3,4 %), Georgia (3 %), Moldavia (1 %) y Ucrania (-30 %, la única en negativo)-.

Para Europa Central y los países del Báltico vaticina un 3,2 % de aumento global, crecimiento que sería del 4 % para Polonia y del 3,5 % en el caso de Hungría, y bajaría al 1,5 % para Estonia y Letonia y del 2 % para Lituania. En el caso de Bulgaria, estima un 2,6 % de subida, en Grecia un 2,9 % y en Rumanía un 2,5 %.

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En África del Norte el BERD pronostica un crecimiento global del 2,5 %, con aumentos del 3,1 % en Egipto, 1,9 % en Jordania, 1 % en Líbano, 3 % en Marruecos y 2,5 % en Túnez. En Turquía prevé un 2 % de subida del PIB.

En cuanto a la región de Asia Central, pronostica un aumento del 3,7 % en el conjunto de países en 2022, con Turmenistán como el que más subiría, (6 %) y Kirguistán el que menos (1 %).

El BERD avisa de la alta inflación en los países donde actúa, que en marzo era del 11,9 %, un dato parecido, apunta, a los registrados en la crisis financiera de 2008.

“Los precios del petróleo están en niveles altos. Los del gas en Europa están por encima de los máximos históricos y son cuatro veces más altos que en Estados Unidos, lo que pone a los productores europeos en una situación de desventaja”, afirma el informe.

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Y añade que muchas economías de las regiones del BERD son altamente dependientes del gas en su producción de energía, mientras muchas de la zona del Cáucaso y del sur y este del Mediterráneo dependen de la importación de trigo de Rusia y Ucrania.

La Asamblea General de esta institución se abre hoy en Marrakech y durará hasta el jueves con la asistencia, de manera física o virtual, de autoridades de diferentes países europeos y norteafricanos. Acogerá sesiones sobre la guerra en Ucrania, la industria agroalimentaria, el sector privado en África o las energías renovables.

El BERD fue fundado en 1990, con la caída del muro de Berlín, para ayudar a la transición hacia una economía de mercado a los países de Europa Central.

Desde entonces ha expandido su ámbito de influencia a 40 países, donde persigue promocionar la iniciativa emprendedora privada y pública. Sus accionistas son 71 países de cinco continentes más la Unión Europea y el Banco Europeo de Inversiones (BEI).

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