La gran concertación que necesita Colombia, según la Misión de Empleo
El reporte que entregó esta misión muestra los considerables problemas que tiene el país en su mercado laboral. Hablamos con los jefes de esta para conocer los detalles del análisis y las apuestas que, consideran, deberían hacerse en Colombia.
Diego Ojeda
A mediados de enero Colombia conoció a profundidad las principales complejidades que afronta su mercado laboral, las raíces de lo que acostumbra generar preocupación cada vez que se habla de desempleo, informalidad y pensiones, entre otros componentes. Más allá de lo que es evidente, el informe de la Misión de Empleo no solo mostró que las cosas en esta materia están mal, sino que explicó por qué lo están y qué se puede hacer.
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A mediados de enero Colombia conoció a profundidad las principales complejidades que afronta su mercado laboral, las raíces de lo que acostumbra generar preocupación cada vez que se habla de desempleo, informalidad y pensiones, entre otros componentes. Más allá de lo que es evidente, el informe de la Misión de Empleo no solo mostró que las cosas en esta materia están mal, sino que explicó por qué lo están y qué se puede hacer.
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En entrevista con El Espectador, Santiago Levy y Darío Maldonado, las dos personas a quienes se les encargó la tarea de asumir la jefatura de esta misión, explicaron el proceso en el que, por más de un año, se adentraron en la intrincada maquinaria del mercado laboral en Colombia, amén de los resultados que obtuvieron y las expectativas que tienen sobre el tratamiento que se le dé a futuro a esta información.
A modo de adelanto de lo que leerá más adelante, una de las conclusiones es que en el país se tiene que dar una gran concertación sobre cómo atacar el problema de forma estructural, y no tapando goteras o remendando huecos, como pareciera que se ha hecho hasta el momento con las múltiples reformas.
¿Cómo fue el proceso para sacar esta radiografía del mercado laboral?
Darío Maldonado: arrancamos armando un equipo de personas que entendieran y conocieran el mercado laboral, pero que no fueran parte de las que tradicionalmente han estado vinculadas a las discusiones. Consideramos necesaria una misión fresca y que no estuviera predeterminada. Luego definimos cómo íbamos a trabajar, y para eso nos preguntamos qué es lo que puede hacer el Gobierno o el Estado para mejorarlo.
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Fue de allí que surgieron otras preguntas, las cuales condujeron a los cinco documentos que publicamos, en los que se encuentran temas como la historia de las reformas laborales y de protección social en el país; la segmentación de los mercados y la protección social, y la protección jurídica del empleo y la conflictividad laboral, entre otros.
También hicimos unos conversatorios con otras personas que no estaban participando directamente de la misión, pero que han estado trabajando en el mercado laboral. Queríamos que nos contaran sus avances y que fueran usados por los investigadores. Intentamos que esto fuera algo muy plural.
¿Cuál o cuáles fueron los retos más complejos de este análisis?
Santiago Levy: siempre hay un reto con los datos, porque nunca están todos los que uno quisiera. La Gran Encuesta Integrada de Hogares -que es la que realiza el DANE- es buena, pero ya en varios países de América Latina tienen encuestas con trabajadores individuales, en donde van a visitarlo de forma periódica, para así analizar el fenómeno que describimos en el reporte, que es el tránsito que acostumbra hacer el trabajador promedio entre la formalidad y la informalidad.
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No obstante, pudimos ver este fenómeno mediante los registros de la Planilla Integrada de Liquidación de Aportes (PILA), pero siempre ha sido deseable tener datos más finos, más granulares, que en este caso no estuvieron disponibles. El DANE ha mejorado mucho su trabajo, pero en otros países se disponen de censos económicos más completos. Los datos sí fueron un problema, pero no un obstáculo insuperable.
Como lo reveló el informe, Colombia no tiene uno, sino varios problemas de raíz en su mercado laboral ¿Cuáles son los más urgentes?
D.M.: Esa es una respuesta que no podemos dar, y no porque no queramos, sino porque parte de lo que vimos es que tenemos un mercado que está funcionando mal desde hace años. Este no es un problema de algún gobierno en particular, es decir, no es un problema del ejecutivo sino del legislativo, y eventualmente del sistema jurídico que también tiene que intervenir ahí.
Esa es una pregunta que debe ser resuelta por el país, porque con los insumos que estamos dando debe haber discusiones, en las que se involucre el gobierno, los partidos políticos, el legislativo, sobre cómo se quiere llegar allá —en general, la misión plantea que el país necesita mejorar la protección para los trabajadores y las condiciones para que las empresas puedan crear empleos— . Es más un plan de acción integral que abarque de forma amplia estos problemas.¿Por qué es tan importante mirar el problema de forma total y no parcial?
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S. L.: porque como en un reloj, si queremos que este dé la hora exacta debemos asegurarnos de que todas las piezas funcionen. Lo que decimos en el reporte es que, por ejemplo, se hizo una reforma de pensiones, pero no se pensó en las implicaciones que tendría en el sistema de salud. Se necesita una visión estructural a la que se pueda llegar mediante una gran reforma, o serie de reformas, pero con un entendimiento de hacia a dónde se quiere llegar.
No hay cosa tal como una hoja de ruta, o un paso a paso para hacerlo, eso no es tan relevante. Lo importante es identificar qué es lo que se quiere y no tanto el cómo alcanzarlo, pues hay muchos caminos para llegar a Roma, pero lo importante es saber dónde está Roma, para no estar desperdiciando más esfuerzos.
Lo que usted plantea es una gran concertación. ¿Cómo se debe dar?
S. L.: sin duda se requiere la participación de múltiples actores, no solamente del Gobierno, sino del Congreso, de la Rama Judicial, de las centrales obreras, de los empresarios y, finalmente, de todos los colombianos, porque el mercado laboral es lo que hacen todos los colombianos en su vida adulta. Esto les compete a todos.
Pero también se requiere un liderazgo. La gran oportunidad que tiene Colombia es que la situación está tan mal, que no es tan complejo construir una visión en la que casi todos salgan ganando. Es sentarse y saber qué no está funcionando, entender por qué está mal diseñado el mercado y entender que un cambio pequeño no arregla el problema, porque llevamos 30 años en eso y vea dónde acabamos. Finalmente, concluir qué es lo que queremos y avanzar hacia allá.
Pero en varios escenarios se ha demostrado que en Colombia es difícil concertar...
S.L.: Sí, el gran reto es el diálogo. Pero no es imposible. El punto es que en algún momento las sociedades pueden decir que esta dinámica de falta de diálogo es una en la que todos estamos perdiendo. Porque el PIB de Colombia podría crecer drásticamente, al igual que los salarios, la innovación y las utilidades de las empresas si esto se logra. Lo que Colombia está perdiendo por la falta de un acuerdo social es inmenso.
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En suma, lo que la misión propone es que los principales actores en el mercado laboral entiendan los problemas estructurales que este tiene, y que trabajen en equipo para diseñar una gran reforma que ataque a estos de forma integral, entendiendo que los cambios que se le hagan a una parte pueden afectar a la otra. Si el tema no se aborda de esta manera, según la misión, estos malestares seguirán en Colombia.
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Muchos han resaltado la importancia que tuvo la misión de empleo ¿cree que se necesitará otra más adelante?
D.M.: Puede ser que se necesite en el proceso de concertación de cómo van a hacer esas reformas, que el país requiera un grupo de apoyo que haga seguimiento a lo que está pasando. Pero eso también se puede hacer de otras formas, como con la capacidad técnica que tiene el Gobierno, o de la academia; con la discusión pública, o con la colaboración de la prensa.
¿Qué tan fiable es el reporte que le entregó la misión al país?
S.L.: Lo que hicimos fue tratar de hacer una investigación adicional y explotar mucha de la información que ya existía. Colombia tiene una gran tradición de excelentes economistas que han trabajado en esta materia durante mucho tiempo, así que no empezamos de cero, lo hicimos desde el trabajo técnico que se había hecho antes. Darío y yo nos aseguramos de que los cinco documentos que entregamos fueran de la mejor calidad y la verdad es que los investigadores hicieron un excelente trabajo.
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No obstante, hay que tener en cuenta que esto no es una ciencia exacta, y puede haber alguien que piense que no debimos ponerle énfasis a un tema, o que nos faltó hacer más énfasis en otro. Pero debatir sobre eso no es sensato, ni nos va a llevar más lejos. Lo que está claro son los problemas que tiene Colombia.
El tema del salario mínimo, desde la misión se cuestiona que este funcione como umbral para temas de salud y pensiones ¿Qué debería pasar con esto?
S.L.: Nosotros nos preguntamos ¿para qué queremos el salario mínimo? Supongamos que Colombia tiene un sistema universal de salud financiado con la tributación general; algo parecido a la educación que no hay trabajadores que hagan contribuciones para la educación de sus hijos. Si hay un sistema de salud universal, ya no hay contribuciones basadas en la nómina, entonces el tema del salario mínimo deja de ser relevante, y con esto se mejora el acceso a la salud y se fomenta la formalidad.
Para las pensiones, la gente merece estar cotizando todo el tiempo, hoy en día solo lo hacen cuando tienen un empleo formal. Mejor sería que los trabajadores coticen todo el tiempo una proporción de su ingreso, independientemente si son por cuenta propia, o si son trabajadores dependientes. Así se desvincula la contribución de la pensión al salario mínimo y este deja de ser relevante.
En este esquema, el salario mínimo es irrelevante, porque ya no es umbral, y se le abre la puerta a tres de cada cuatro trabajadores a la seguridad social, y a la mitad de los trabajadores urbanos, que también están excluidos
La brecha de género también hace parte de las preocupaciones de la misión. Ustedes mismos señalan que gran parte de esto se debe a un componente cultural. Si es así ¿cómo mitigarlo por medio de políticas públicas?
S.L.: Sería iluso pensar que arreglar la problemática del mercado laboral va a llevar de ipso facto a eliminar la brecha de género. No obstante, sí va a contribuir a cerrar esa brecha. Si se mejora el funcionamiento del mercado laboral será muy alto el costo de tener a las mujeres en la casa en labores de cuidado, porque se tiene la oportunidad de que estén aportando en la vida productiva. Colombia ha hecho un esfuerzo grande en la educación de sus mujeres, incluso estas tienen mayores niveles de escolaridad que los hombres.
Esto se vería mitigado si, por ejemplo, la sociedad dice que se debe invertir en guarderías, para que así más mujeres puedan participar del mercado laboral.
¿Cuánto tiempo le tomará a Colombia adoptar estas recomendaciones?
S.L.:Técnicamente escribir los cambios legales se puede hacer en meses; modificar las instituciones como el SENA o Colpensiones puede tardar años. Supongamos que todo el proceso tarde tres años, si hay voluntad política y acuerdos. Eso no es nada en comparación con lo que va a ganar Colombia en años y años. El problema es que cada año, mientras persista la actual situación, Colombia pierde.