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El gobierno saliente deja una complicada herencia en materia laboral, y se destacan:
I. La revaluación del peso. Ella no sólo reduce el empleo en las actividades de exportación y en las que compiten con importaciones, sino que favorece la adopción de métodos de producción intensivos en insumos importados y capital en toda la economía. Lo anterior dificulta el ajuste en el mercado de trabajo, el cual, más bien, se caracteriza por un exceso de oferta, y en especial de mano de obra poco calificada.
II. Una excesiva concentración de la inversión extranjera en el sector minero. Este sector es intensivo en capital físico y humano, y generador de importantes ingresos por exportación. Como consecuencia, en el mercado de divisas predominará un tipo de cambio relativamente bajo y se reforzarán las indeseadas consecuencias sobre el mercado laboral apenas mencionadas.
III. Una grave distorsión de los precios relativos de los factores productivos. Los aumentos del salario mínimo y los incrementos en las contribuciones a la seguridad social, por un lado, y las exenciones tributarias, la revaluación del peso y las menores tasas de interés, por el otro, han hecho que el precio relativo del capital frente al trabajo no calificado bajara un 60%. Esta baja constituye un fuerte estímulo para usar siempre más maquinaria y proporcionalmente menos trabajadores.
IV. Incentivos a la informalidad e inactividad. El actual Gobierno, así como ha concedido crecientes privilegios tributarios a las empresas, ha dispensado un número siempre mayor de subsidios a la población de menores recursos. Éstos, a su turno, han elevado los ingresos de sus beneficiarios y han hecho que para ellos sea mejor quedarse en la casa, vivir de trabajos esporádicos informales, recibir las ayudas y declararse desempleados.
V. Poco interés en la política laboral. Con excepción de la Ley 789 y de unos programas a cargo del Sena, la intervención del Estado en el mercado de trabajo se ha limitado a programas de transferencias condicionadas y asistenciales a favor de familias pobres y de programas de atención a los reinsertados y desplazados por la violencia.
Definitivamente, el gobierno entrante empieza su camino con el mercado laboral cuesta arriba.
*Director del Observatorio del Mercado Laboral, Universidad Externado de Colombia.